martes, 24 de abril de 2012

TIRED. CHAPTER XVI. VUELTA A EMPEZAR.

"And make everything alright, If you were in this arms tonight..."

El paisaje se abría ante ella como un gran abismo al que había que entrar sí o sí. No cabía otra posibilidad, las navidades habían terminado y aún quedaba un crudo invierno por pasar en Valladolid. Conducir la relajaba, pero el hecho de volver a las clases, a la rutina, a un piso ruinoso que se caía a trozos, a deshacer la maleta, los exámenes,..., era realmente tormentoso. Sin embargo, las ganas de ver a las chicas la tranquilizaba y hacía que aligerase el paso pisando el acelerador más a fondo. Después de una hora y media de viaje, Carol contempló aquella fatal realidad: Valladolid lucía en el crepúsculo con su niebla mortecina y su intenso frío de enero.

La casa estaba completamente congelada. Lo primero que hizo Nacho fue acercarse al termostato para subir la temperatura a algo más de 20 grados y que su friolera compañera de viaje dejara de quejarse por las odiosas temperaturas de Valladolid. De repente, Aleyt notó que algo vibraba en su bolsillo y sonaba la pegadiza canción "Old time rock´nd roll". Se alegró por la llamada y contestó:
- ¡Aloha cazurros!
- ¡Feliz año, imbécil! jajaja - sonó al otro lado de la línea.
- ¿Qué tal, hermosa?
- ¿Tú que crees? Estoy en Valladolid, reventada, es sábado... ¡Pues mal!
- Jajaja, ¿y eso que has venido tan pronto? ¿Están Ana y Vic también? - Preguntó Aleyt, contenta por tener ya plan para la noche.
- Sí, aquí están. ¿Vienes luego?
- Claro, habrá que abrir los regalos que los reyes os han dejado en mi casa.
- ¡Bieeeeeen! ¡Hasta ahora!
- ¡Oye Carol!, ¿os apetece cenar en la Santta?
Aleyt oyó como Carol gritaba con su vocecilla a las otras dos pipiolas.
- Que dice Ana que sí, Vic no sabe.
- Vale, ahora voy a por vosotras.
- Adiós.
- Ciao.

Era evidente que Genaro ya había llegado a casa cuando abrió la puerta. En este caso, el piso estaba caldeado, creando un ambiente mejor de lo que esperaba encontrarse. Ross saludó esperando una contestación, pero Genaro prefirió darle un abrazo y felicitarle el año de esta forma. Ambos pasaron al salón para contarse lo que habían hecho durante las navidades, y ambas versiones se parecían bastante, cambiando la zona geográfica. Genaro había visto a Pelayo durante las vacaciones y allí seguía, intentando trabajar en aquello que adoraba en su Asturias natal. No parecía llevar una mala vida, mientras que él tenía que continuar en Valladolid con su exitoso programa de radio y pasando frío hasta aborrecerlo. Pero eso ni siquiera importaba a Genaro, siempre estaba rodeado de buenos amigos con los que tomar una caña y echar una o varias risas. Pero nunca pensó que iba a conocer muy pronto a alguien que cambiaría su vida por completo...

Antes de pasar a recoger a las chicas, Aleyt y Nacho hicieron una primera parada en la Plaza de San Juan para recoger a su pequeña... gatita. A la vez, felicitarían la entrada en 2012 a Ofelia, persona que hacía mucho tiempo que no veían. Cual fue su decepción cuando quien abrió la puerta fue la madre de Ofelia, que les deseó lo mejor en este nuevo año y les explicó que Ofelia había quedado para ver a Gonzalo. "Se estarán reconciliando de nuevo", pensó Aleyt.
- Muchas gracias por haber cuidado a Sugus.
- De nada corazón, cuando necesitéis algo, ya sabeis donde estamos.
- Adiós.

La alegría de volver a encontrarse fue tal que casi se matan a besos. Allí estaban de nuevo, bajo la espesa niebla, lo que quedaba de la Élite Labouré.
- ¡Para lo que hemos quedao, eh!- Dijo Aleyt en un perfecto manchego.
- Bueno, ¿qué sabéis de Louise?- Preguntó Sara, que también acababa de llegar y se apuntó a la cena.
- Poca cosa... Allí seguirá en medio de las montañas cántabras. Igual esquiando, no se pega mala vida.- Contestó Ana agarrada a su Blackberry.
- ¿Con quién hablas ehhh? - La espetó la cotilla de Vic.
- Con Iván, creo que viene esta noche.
- ¡Uy! Así que... MAAAAAAAAMBO.
- Espero... jajajaja. - Contestó Ana con una sonrisa. Estaba tan feliz con Iván que no se lo creía.
Llegaron a su sede habitual a tomar unas sangrías y a ponerse finas para la ocasión. Incluso el camarero se unía espontáneamente a la juerga...

Louise seguía en casa, mirando la nieve por la ventana y pensando cómo sería tener que volver ahora mismo a Valladolid. Echaba de menos a las chicas pero allí estaba mucho mejor, primero por la economía familiar y después porque lo tenía todo: su familia, su chico, su perrillo,... Este año se había propuesto aprobar el curso limpio y así poder pegarse un verano de lujo, pero el hecho de ponerse delante de los libros la sacaba de quicio. Mario entró en la habitación para despedirse. Las dos familias habían comido en casa de Louise pero ya se acabó, era tarde y la nieve empezaba a cuajar de verdad. Al ir a darle un beso, Mario notó que Louise estaba llorando.
- ¿Qué te pasa?
- Nada... Estoy bien.- Contestó Louise enjugándose las lágrimas.
- ¿Seguro? ¿Nostalgia post-navideña?
- No he recibido ni un mensaje de las chicas, ni siquiera por el tuenti.
- Bueno cariño, habrán estado haciendo cada una sus cosas, llámalas algún día.
- No sé, yo creo que se han olvidado de mí.
- Puede que no se acuerden de tí a cada minuto, como yo jaja, pero habrá miles de pequeñas cosas que les recuerden a ti. Lo mismo te pasará con, no sé,... ¿Este llavero?
Allí estaba, un recuerdo de Aleyt. Mario tenía razón, con vidas así de separadas no se podía mantener el contacto tan fácilmente, pero aquellos pequeños recuerdos al menos la hicieron sonreir.