martes, 14 de junio de 2011

TIRED. CHAPTER XV. NO HE VUELTO.

"Vanilla Twilight"...

La vela se consumía poco a poco, y reflejaba una triste luz a través del cristal verde...
Sonaba una canción, de notas tristes y nostálgicas.
Y Aleyt estaba sentada frente al ordenador, sin hacer nada. Sin más. Entraba en tuenti, y no tenía nada verde; entraba en Facebook, y la misma historia. Ni siquiera tenía un triste correo electrónico.
Estaba pensativa, y sí, otro año más había pasado, y el que se iba lo hacía sin pena ni gloria. Demasiados cambios, demasiadas desilusiones. Personas que desaparecían como si las tragase la Tierra, aunque por suerte aparecían unas nuevas. Siempre bienvenidas.
Sí, el curso 2010/2011 pasó desapercibido.
Y repasó una a una todas ellas...

Con Nacho todo seguía igual, cada día lo quería más. Gracias a él, Aleyt pudo superar muchos baches a lo largo del año. Y seguía mimándola y recordándole día a día lo mucho que la amaba. Ella también estaba preocupada por él. Nacho se iba del piso en el que vivía con sus amigos, aunque no de la manera que le hubiese gustado. Estaba claro que era una persona extraña, pero también merecía un poco de cariño, un "por qué" en las razones que le llevaron a esa decisión para poder expresarse con sinceridad con todos ellos. Pero también le privaron de aquello. Aleyt entendía ambas partes, pero mataría por defender a Nacho. El amor... Y la tristeza de un verano sin poder verse... Cuando pensaba en ello, las lágrimas de Aleyt afloraban sin querer...

Por otro lado estaba Silvia. Otra persona a la que quería con locura pero a la que no podía ayudar más de lo que la ayudó. Aleyt sabía que en algún momento había chocado con Silvia sin motivo, o quizá el fallo estaba en no decir las cosas desde el principio. Llegó a pensar que se había equivocado al elegirla como compañera de piso, pero no era cierto. A pesar de los problemas, Silvia era una chica muy dulce, y realmente le daba muchísima pena que la decisión final de Silvia fuese regresar a la residencia. Le deseaba mucha suerte, aunque podrían seguir viéndose.

La misma suerte no parecía correr su relación con Louise. Louise se marchaba de Valladolid... Echaba de menos su casa, su familia, a Mario... Además de que la relación entre ellas mismas se había enfriado. Aleyt estuvo pensando, y a Louise le tenía un cariño especial. Fue a la primera que conoció cuando llegó a la residencia, vivieron muchos días de fiesta juntas, días de convivir a todas horas... En fin, Louise en sí era especial, y sabía que podía contar con ella cuando quisiera. La echaría de menos, mucho. Pero las cosas a veces no son como a uno le gustaría.

Pero Sara sí que se quedaba. Es más, Aleyt se alegraba de que se quedase en la residencia con Silvia, al menos se tendrían la una a la otra y seguiría habiendo una unión entre la residencia Labouré y ellas. Alguien tendría que poner firmes a las novatas nuevas. Sara estaba mucho más relajada, y parecía que se había abierto a los demás, ya no era tan desconfiada como antes. Era otra de las personas a las que Aleyt le tenía un cariño especial, puesto que, con Louise, vivieron momentos al principio de llegar muy especiales y que no olvidarían en la vida. Esperaba que siguiera adelante y que no parase hasta conseguir lo que desease.

Y claro, no se podía olvidar de Carol. Carol era para Aleyt algo más que una amiga, era como una hermana. Conocía todo sobre su vida, quizá porque ambas nunca se negaban el ir a visitar la Santta María una vez por semana como mínimo y ponerse al día. Aunque no conseguirían los mismos objetivos profesionalmente, sabía que Carol podía con el periodismo y con mucho más. La echaría mucho de menos en verano, aunque esperaría su visita en agosto, y pasárselo igual o mejor que el año anterior cuando la visitaron.

También se acordó de Ana. Ana parecía una chica muy dura, pero jamás se había cruzado con una persona tan dispuesta a escuchar y con tan buen corazón. Ana también se había enamorado, o eso parecía, aunque al principio no quisiera admitirlo. Le deseaba mucha suerte en sus exámenes, que se esforzase más en aprobar y así poder verla también en agosto junto a las demás. El alcohol "corría de su cuenta".

Y como no, la pequeña Vic también tenía un hueco en los pensamientos de Aleyt. El año con Vic había transcurrido normal, como si no hubiera pasado nada. Las visitó muchas veces a Silvia y a ella en su piso, y además el curso siguiente iría a vivir con Carol y Ana a un bonito piso en el centro de Valladolid. Esperaba que no se alcoholizasen demasiado y que su cada no pareciera una piscina de tintos de verano. El año para Vic había sido relativamente bueno, y era una visita asegurada al levante español en agosto. Habrá que perseguir y reirse de muchos canis.

Por otra parte, Aleyt también se acordó de los chicos del piso de Nacho. Ellos también eran muy especiales para ella, y temía que la juzgasen mal, que pensaran que ella había convencido a Nacho para marcharse del "caótico" piso. Genaro seguía igual, más o menos, pero se habían visto mucho menos, ya que ella dejó de pisar el piso cuando se marchó al suyo propio, además de que este año tenía que ponerse las pilas y las salidas, etc., etc. debía de dejarlas para otro momento. De todos modos, sabía que podría contar con él, seguían confesándose cosas y esperaba que él la tuviera en cuenta y se acordase de ella muchos años más. No le gustaría perder el contacto con él, porque de algún modo, había vivido bastantes cosas juntos. Con Ross la relación se había enfriado, lo encontraba más distante que el año anterior, y sobre todo con Nacho. Parecía como que no querían llevarse bien, aunque en realidad esperaba que no fuese así. Entendía la presión a la que el pobre chico había estado sometido, pero a veces se había sentido incómoda a su lado, sin ni siquiera poder mirarle a los ojos. Esperaba que tuviera mucha suerte con todo.

Y había alguien, relativamente lejos, a quien echaba mucho de menos: Pelayo. Se acordaba bastante de él, sobre todo en clase, porque alguna vez le hubiera gustado tenerle cerca para preguntarle por complicados sistemas de sustentación de algunas arquitecturas que estudiaba. Aquel chico se merecía lo mejor, por ser tan bueno tanto como persona como profesionalmente. Esperaba que saliese de la pequeña Asturias para incorporarse a proyectos que estuvieran más allá de sus propias fronteras.

Y de entre las personas que quería en Valladolid, estaba Ofelia. Ofelia tenía un carácter difícil, complicado, aunque Aleyt la comprendía perfectamente. No se explicaba por qué, pero a las personas como ellas, probablemente de una tierra muy diferente a esta, las cosas les afectaban más. Los sentimientos afloraban más rápido, se sentían con ganas de llevar sobre ellas demasiado peso del que podían aguantar y los de su alrededor esperaban demasiado de ellas, y por eso fallaban tanto. Por eso comprendía a Ofelia en sus problemas, porque los sentimientos podían con la razón. Y esa era la causa de sus dudas y sus desanimos, aunque parece que conforme llegaba la hora de volver a casa, este aspecto de iba suavizando. Esperaba que nunca más Ofelia la llamase para decirle que se planteaba marcharse de Valladolid.

Con todos estas vueltas que da la vida, a Aleyt se le hizo la hora de cerrar su maleta. Llegaba la hora real de marchar a casa y archivar todos los buenos recuerdos y borrar los malos.

MUCHA SUERTE A TODOS. TIRED SE DESPIDE.

domingo, 13 de marzo de 2011

TIRED. CHAPTER XIV. VUELTAS A LA NORMALIDAD.

"Este año no puedo acudir a la cita..."

Silvia estaba mucho más feliz porque esa semana iba a casa. La esperaba en el andén su amiga Luci, ya con los disfraces de carnaval en una bolsa.
Durante el trayecto del viaje, Silvia fue pensando en el amor. Últimamente andaba dándole vueltas a su relación con un chico que conoció en el camping de Suances. Él era de Valladolid, muy simpático, atento, y con dos pegas: era del Barça, y compartía su vida con otra persona. Aún así, él era majísimo con ella, y quedaban, y se veían, y hablaban y daban eternas vueltas en un BMW.
- ¡Silviaaaaa!
Luci se lanzó a abrazar a su amiga. La echaba de menos, al igual que Silvia a ella, a pesar de que este año se veían mucho más que antes.
- ¡Hola! ¿Qué tal?
- Bien, acabo de ir a comprar nuestro disfraz para el sábado.
- ¿Ah sí? ¿Y de que nos vamos a vestir?
- De pilinguis de los años 20.
- ¿No dijiste que de momias?
- No me compares... He comprado unos antifaces, unas pelucas y unas boas. Imagina el vacile a la gente que conocemos que no van a saber quiénes somos.
- Mmmm... Me gusta el plan. Jajaja.

De camino a casa de Silvia, Luci le dejó coger su coche y comenzaron a charlar sobre cosas varias.
- Oye... ¿Y con el chico de Pucela qué tal?
- Bueeeno... Podría ir mejor.
- ¿Por?
- Pues porque no entiendo qué es lo que quiere de mí, Luci... A ver, yo estoy muy a gusto con él, hemos salido a tomar algo varias veces, e incluso el otro día vino al piso a ver una película conmigo. Estuvimos abrazaditos mientras la veíamos... En fin.
- Pero Silvia... ¿Por qué no le preguntas que qué pretende?
- Eso mismo me dijo Aleyt, pero no se, es que me da miedo soltarle esa pregunta y que me conteste, y no me guste la respuesta, o simplemente, que no volvamos a vernos. No se, es una de las cosas que más de anima para seguir estando en Valladolid medio a gusto.
- Pero Silvia, ¿me puedes explicar qué te pasa con Valladolid? Si a ti te encanta la carrera, te gustaba estar allí... ¿Es por el piso?
- No tía... Joder es que no lo se. No tengo ganas de hacer nada. Estoy vaga, vaga, vaga y vaga. Odio madrugar, con éstas bien, pero no es lo mismo, Aleyt está todo el día con Nacho... No se, a veces me arrepiento de haberme ido de la resi, pero por otro lado sé que si me hubiera quedado, no lo habría aguantado más.
- Bueno Silvia, estamos llegando. Así que sonríe.

Y eso tuvo que hacer, aunque últimamente ya pasaba de fingir y de ocultar sus sentimientos.

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Ross estaba desayunando tranquilamente cuando Genaro irrumpió en la cocina.
- Buenos días.
- Hola.- Contestó Ross con voz tímida y dormida todavía.
Genaro se sirvió un café. Bueno dos, para llevarlos a su habitación. Inés todavía estaba dormida en su cama y le preparó otro café para ella.
- Estoy un poco harto de la situación...
- ¿Qué situación?- Preguntó Ross.
- No sé, a mí estas cosas no me preocupan la verdad, pero lo de Nacho, que no esté ya por aquí... Es que nada.
- Bueno, que haga lo que quiera. Yo ya le dije lo de las tareas.
- No me refiero a las tareas Ross.
- ¿Entonces?
- Lo de las tareas es una cosa secundaria, y me parece un poco estúpido mosquearnos por esas cosas.
- Bueno, pues entonces que cada uno haga lo que quiera y a ver qué tal funcionamos en el piso.- Ross empezaba a sentirse molesto.
- No te ofendas Ross, no lo digo por tí ni por el cuadrante ni nada. Pero me da la sensación de que Nacho se va a ir del piso.
- Pues que se vaya, que haga lo que quiera... Para lo que está aquí... Que se vaya con Aleyt, que no se separan ni un minuto.
Genaro empezó a lamentarse por haber hecho ese comentario... Y prefirió zanjar el tema.
- Esta noche es carnaval, y Aleyt quería que fuésemos a su casa, ¿te vienes?
- Tengo mejores cosas que hacer y de más provecho.

Genaro nunca había tenido un "enfrentamiento", ni tan leve con nadie, y se sentía algo extraño. Fue a su habitación a despertar a Inés, que dormía plácidamente.
- Buenos días.
Inés esbozó una leve sonrisa y lo miró a los ojos.
- Te he preparado un café.
- Gracias...
- ¿Te vas ya?
Inés se había levantado de la cama y se vestía con rapidez.
- Sí... Muchas gracias por dejarme dormir contigo, ha sido genial.
- Ya era hora de que te quedases.
- Sí, estoy muy a gusto contigo.
- ¿Vienes esta noche a casa de Aleyt?
- Bueno... ¿Por qué no? ¿Le importará?
- No lo creo.
- De todas formas luego hablaré con ella.
Se despidieron y Genaro se olvidó por completo de todo.

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Aleyt estaba harta de las explicaciones de clase. Llevaban ya cuatro horas sin parar de escribir, la cabeza le dolía, y estaba deseando salir de allí para marchar a casa y descansar un poco.
Además de que el día estaba siendo duro, tenía la cabeza también en la noche de carnaval, en qué se iba a poner, y distracciones varias.
Al salir, Laia quería hablar con ella.
- Aleyt... Siento por tí y por Nacho lo que pasó el otro día en tu casa.
- Bueno, no pasa nada, todos perdemos los nervios alguna vez ¿no?
- Sí... Es que llevaba el día muy malo y lo último que me esperaba era que Silvia me tocase las narices de esa forma.
- Bueno Laia, mejor olvídate y echa tierra de por medio hasta que se os pase.
- Lo siento mucho Aleyt, pero yo no pienso volver a hablar con Silvia nunca más, ya han sido demasiadas discusiones con y no quiero tener nada que ver con ella.
- Es tu decisión y la respeto...
- ¿Seguro que conmigo no te pasa nada?
- Qué va Laia, es que es todo... Estoy cansada, me duele la cabeza, tengo ganas de ir a casa... Es horrible.
- Bueno, más o menos nosotros somos como tu familia, eso ayuda ¿no?
- Claro que sí.
Y Aleyt abrazó a Laia con la mejor de sus sonrisas.

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Carol andaba por la residencia buscando un vestido que ponerse para el lunes de carnaval. Pero el que se había comprado esa mañana, de bruja, según ella le quedaba como una patada en el culo.
Fue a coger el móvil para ver si Aleyt se iba a disfrazar finalmente de Mimo cuando había recbido un mensaje de un antiguo compañero. Lo de antiguo era porque no pisaba apenas por clase.
Era Xoel, quería quedar con ella para tomar algo el fin de semana, y ya de paso, quedar un día para ir a cenar a casa de Aleyt.
Se sorprendió porque hacía tiempo que no sabía nada de él.

Y se puso guapísima para ir a su encuentro.


jueves, 10 de marzo de 2011

TIRED. CHAPTER XIV. VUELTAS A LA NORMALIDAD.

"No se puede guardar el agua del mar en un vaso de cristal".

Aleyt regresó de clase con una mueca triste en la cara.
Acababa de dejar a la última persona que igual vería en todo el fin de semana. Había ido con Gabi a olisquear por el interior de la Catedral de Valladolid y observar el retablo del altar. Y la única conclusión a la que había llegado era que pertenecía al escultor Juan de Juni por una cartela que lo expresaba tal cual. "Qué triste, perder el tiempo de esta forma...". Pensó.
Pero hoy no era el día de ponerse a buscar Santos y Profetas, ni era día para salir, ni día para hablar, ni cocinar, ni estudiar, ni siquiera pensar.
Sólo necesitaba llorar. Sí, necesitaba agarrarse a la almohada que olía a Nacho y llorar y llorar, echándole de menos, echando de menos a su familia y a sus amigos.
Y a su perro.

Incluso echaba de menos a Silvia, a pesar de que estuviese en la habitación de al lado. Estaba preocupada por Silvia, más que por ella misma y no lograba entender por qué quería marcharse a casa día tras día. La situación desbordaba a Aleyt, y eso hacía que se quejase sin parar.
"Algún día, éstas me mandaran a la mierda..." Pensó acordándose de Carol, Ana, Vic, Louise y Sara...
A ellas también las echaba de menos, incluso se arrepentía de haberse ido de la residencia. En estos momentos de bajón le hacía falta el abrazo de Carol, el ánimo de Ana o la comprensión de Sarita.

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Al otro lado del tabique, Silvia se lamentaba porque su vida no estaba siendo precisamente como le gustaría... No advirtió la presencia de Aleyt, y mucho menos podría imaginarse que estaba igual o peor que ella... Y por esa razón decidió ir a verla.
Aleyt se sobresaltó cuando oyó la puerta.
- Pa... Pasa Silvia.
- Hola...
Se hizo un incómodo silencio.
- Aleyt... ¿Qué te pasa?- Silvia se preocupó de verdad.
- Nada tía, el día... No doy más de mí...
- ¿Echas de menos a Nacho?
- Se fue esta mañana, no me ha dado tiempo a eso...
Pero Silvia la conocía y sabía que, en mayor o menor medida, Aleyt se sentía desprotegida y sola. Tener a Nacho a un lado era muy reconfortante, y, bajo su opinión, había veces que incluso se aprovechaba de él.
- Anda vamos a comer ¿vale? Aunque yo tengo el estómago revuelto.
- ¿No fuiste a clase?
- No, tía... Es que... Ai no se, no tengo ganas de nada... - A Silvia empezó a rodarle una lágrima por la mejilla. Y Aleyt olvidó sus problemas e intentó que la cántabra se animase. Le partía el alma verla así día tras día y no poder hacer nada.

Todos sus recursos se agotaban...
Y Aleyt se ignoraba a sí misma...

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En un alto edificio encima del Pisuerga, Ofelia jugueteaba con su boli mientras intentaba estudiar. No lo conseguía debido a la atenta y profunda mirada de aquel hombre que le había robado el corazón, y ahora iba en serio.
Saltó del taburete como un mono, y se abalanzó sobre el sofá encima del atlético cuerpo de Gonzalo... Seguida por Kira...
- ¡Ai niña! Me hiciste daño...
- Anda no te quejes, si peso lo mismo que un pajarito.
- Por eso, porque eres toda huesos.
- ¿Huesos? He engordado...
Gonzalo la miró con cara de circunstancia...
- ¿Engordado? Por favor Ofe, te levanto con un dedo.
- Jajaja.
- Y que sepas, que tienes algo precioso por aquí detrás...- Gonzalo agarró con cariño el trasero de Ofelia, a lo que ésta se sobresaltó y saltó del sofá.
- ¡No hagas eso!
- Anda... Que no te gusta que lo haga ¿verdad?
Ofelia se lo afirmó con un tierno beso...

Y lo que surgiese...

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El resto de la élite disfrutaba de una barra libre que había organizado en Tobago.
- Qué pena que Aleyt no haya podido venir.- Dijo Carol a Ana mientras cogían el enésimo vaso de calimocho.
- ¿Está bien?
- No se... Parece que un poco chof porque Nacho se fue.
- Joder, tampoco es para tanto. ¿Ves? Lo mejor es no tener a nadie, y tener a muchos jajaja.
- Sí, la verdad es que sí. Pero es que yo tampoco tengo a muchos... ¡Cohoné!
- Bueno, pues ahí te quedas, que ESE es mío.

- Dí que sí, a por él Ana...
- Joder, si que empieza bien la noche.- Dijo Vic metiéndose en la boca la caña de Carol y bebiéndose su vino disimuladamente.
- ¡Ehhh! No te lo bebas!
- Déjame en paz Cazurra...
- Jajaja, ¿y Louise?
- Enganchada a la Blackberry... ¡Es que mira que eres Cazurra... Vaya preguntas haces!
- ¡Que te jodan!
- ¿Le echaste el ojo a alguno?
- Puff, ahora todos me parecen más feos que picio...
- Vale... Espero a que bebas más, te caigas, y alguno que con la borrachera te parezca guapo se líe contigo, y mañana te des cuenta de que era como un troll y me ría de tí...
- Pero que zorra eres.
- ¡Es el amorrrr Cazu! Beibiiii, no puedo despegarte from mai maind! Me pongo creisi güen yu si...
- ¡Qué retrasada es!

No advirtieron esa escena hasta que Cutxi se les acercó...
- ¡Tías! ¡¡¡Mirad a Sara!!!

Carol y Vic no dieron crédito a lo que veían cuando apareció ante sus ojos la imagen de Sara metiéndole el pico a un chico del Menendez...
- ¡No me jodas!- Gritó Carol.
Vic agarró a Carol por la camiseta y le dijo:
- No... ¡No!... Mira... Mira... ¡AHÍ!
Justo al otro lado, la misma operación se repetía, pero con Ana.

La noche acabó con un montón de fotos subidas por Louise a tuenti desde su Blackberry del momentazo nocturno.

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Y con una pequeña sonrisa en los labios de Aleyt.

viernes, 28 de enero de 2011

TIRED. CHAPTER XIII. ¿SEPARACIÓN?


"Generalmente se encuentra en la naturaleza humana más de locura que de sabiduría."

Ana estaba muy agobiada con los exámenes... Veía que todo el mundo de su alrededor poco a poco se iba para casa y ella ni siquiera había empezado.
Temía quedarse sola en la residencia sin nadie con quien hablar...
Pero no tenía por qué preocuparse, porque Sara también estaba en la misma situación.
Llamaron a la puerta de la sala de estudio y una linda cara sonriente enmarcada en un pelo rubio oscuro se asomó.
- ¿Cómo lo llevas?- Preguntó Sara con los ojos cansados.
- Pues... Bien. Pero tengo mucho sueño.
- ¿Cuándo vas a irte a la cama?
- Depende. Últimamente tengo el sueño cambiado. Me acuesto a las 5 o las 6 y duermo toda la mañana. No sé, pero hoy tengo ganas de meterme en la cama ya.- Respondió Ana con un enorme bostezo.
- Son ya las 3 y media... Acuéstate y te levantas un poco antes ¿no?
- Prefiero seguir, ya he cogido ritmo.
- En ese caso, buenas noches. Mañana bajaré temprano a desayunar.
- ¿Tienes examen?
- Sí... A las 9. Espero que me salga decente jaja.
- Mucha suerte.

Sara cerró la puerta sin hacer ruido y, cuando iba a su habitación, oyó la voz de Ana. Volvió sobre sus pasos y abrió de nuevo la puerta de la sala.
- Por cierto... Aleyt me escribió en Tuenti. Me dijo que ya está por aquí y que si queremos dar una vuelta que pasemos por su casa mañana.
- Ah vale. Por mí bien.
- Así nos despejamos y vamos por el centro a ver tiendas... Y echáis un ojo a algo para regalarme por mi cumpleaños jajajaja.
- Mira, es una buena opción jaja. Buenas noches.
- Buenas noches.

Ahora sí, Sara se dirigió a su habitación. Al girar la llave, oyó unos pasos por el pasillo. "Oh no..." pensó. Y no se equivocaba. Sor Lulú andaba a esas horas vigilando el pasillo a ver si pillaba a alguien haciendo algo que, según ella, no debería de estar haciendo. La vieja monja entró al office, y se escuchaba ruido de tazas, cucharas... "Está como una puta regadera", pensaba Sara. Y la vio salir del office para dirigirse a la sala de estudio con un montón de cacharros sucios entre las manos. "Pobre Ana..."

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Carol disfrutaba de sus merecidas vacaciones en León.
El viento soplaba congelándote la nariz, pero daba igual, ella era feliz estando allí.
Estaba trasteando por el tuenti, cuando de repente sonó su teléfono móvil. Se extrañó al ver en la pantalla un número que no conocía, pero contestó.
- ¿Sí?
- ...
- ¡Ah! ¡Hola! ¿Qué tal?
- ...
- Me alegro. Dime...
- ...
- ¿Un favor? Pues... Claro, si puedo hacértelo.
- ...
- Jajajaja, entiendo... Vale.
- ...
- ¡De nada! Adiós.
- ...

Carol se quedó pensativa, a la par que extrañada, y decidió llamar a Aleyt.

Aleyt estaba en su cocina preparando algo de comer para ella y Nacho. Sonó el teléfono fijo, y a ella le extrañó, puesto que siempre que sonaba era para Silvia y ésta estaba en Cantabria.
- ¿Diga?
- Hola Cuenquitooooooooooooooooooo.
- Jajaja, hola Cazurrona.
- ¿Qué tal?
- Bien, aquí, preparando algo para comer, ¿y tú? ¿Estás ya congelada como Walt Disney?
- ¡Qué graciosilla estás hoy...!
- Solo me preocupo por tí. A ver, te llamo para preguntarte una cosa.
- Dímelo rápido que se me quema esto...
- Vale, ¿conoces alguna floristería cerca de tu casa o algo que no sea muy cara?
- ¿Una floristería? Pues... Sí bueno, cerca de la catedral hay una muy bonita.
- Ah vale. Bueno te dejo, ya te contaré para qué es que te veo liada.
- Vale, luego te llamo, ciaitooooo.
- Un beso, adiós.

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En la residencia Labouré los nervios cada vez estaban más crispados. Louise acababa de llegar y se dirigió a la habitación de Ana.
- ¡Hola!
- ¡Ey Louise! ¿Qué haces aquí?
- Nada he venido a por unas cosas y me voy jeje. Me está esperando Mario abajo.

Ana se extrañó.
- ¿Habéis venido aposta desde Santander a por algo?
- Sí, es que se me olvidó aquí el cargador del móvil...
- Ah joder jaja.
- Bueno, ¿qué hacéis aquí todas?
Louise se refería a la hermana de Ana, y otras dos chicas más de la residencia, novatas.
- Estábamos hablando de lo de anoche.
- ¿Qué pasó? - Preguntó Louise sin importarle que Mario la estuviera esperando.
- Pues nada tía, anoche Sor Lulú entró en la sala hecha una bestia a reñirme porque había una taza y una cucharilla sin fregar... ¿Pero tú te crees que es normal?
- Venga.... ¡Hasta luego! ¿Pero de qué van?
- Ya ves, yo estaba concentrada estudiando y me dio la noche. Y luego me saltó con que somos unas desastres, que no estudiamos, que no se qué...
- Estoy yo ahí... Y vamos...
- Ah, y a estas- Ana señaló a su hermana- las llamó ayer Sor Teté a su despacho para decirles que no las veía preparadas para vivir en una residencia. ¡Ah! Y que para limpiar conciencia podian bajar a la capilla... Jajajajajajajaja.
- ¡No me lo puedo creer!
- En serio. Igual Aleyt tiene razón... Deberíamos de ponernos de acuerdo y plantarles cara...
- Pues, quizá no sea todo lo malo. Lo hablaremos cuando estemos todas pero esto ya es insoportable.
- Ya ves. Bueno, pásatelo genial de vacaciones... ¡zorrón! jaja.
- Espero... ¡Adióoooos!


martes, 25 de enero de 2011

TIRED. CHAPTER XIII. ¿SEPARACIÓN?

"En esta vida quien no se rinde es todo un valiente."

Laia se levantó y se sometió al gran esfuerzo de bajar de la cama al mundo real.
Llevaba unos días muy nerviosa, necesitaba ir a Valladolid a mirar las malditas notas de los exámenes. Afortunadamente, dos de los que había hecho estaban aprobados. No podía creérselo, pero sabía que tanto esfuerzo merecería la pena.

Lo primero que hizo antes de dar un beso a Adrián, su pareja desde hacía cinco años, fue abrir el ordenador y mirar el correo electrónico.
"Nada..." Se desanimó al ver que no tenía ningún mensaje en la bandeja de entrada, y se preguntó cómo les habría ido a Aleyt y a Gabi. "Luego las llamaré", pensó.
Se levantó, aún medio dormida y desilusionada, y fue al baño. Se lavó la cara, y se miró al espejo. Apareció un reflejo a su lado... Y sonrió al ver a su compañero, su confidente... Su amigo.
- Bon dia amor.

La filosofía de vida de Laia era muy diferente a la del resto del mundo, quizá por ello la nueva carrera la satisfacía más que la anterior.

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Ross paseaba tranquilamente hasta llegar a su casa. A la altura de Fuente Dorada, se encontró con una persona conocida. Hacía tiempo que no veía a Aleyt.
- ¡Ross!- Dijo Aleyt alzando la voz y con una sonrisa.
- Hola Aleyt, ¿qué tal?
- Muy bien, ¿y tú? ¿qué tal los exámenes?
- Bien, bien. De momento creo que bien.
- Ah me alegro.
- ¿Tú acabaste?
- Sí, sí. Vine ayer de Almansa y nada hasta el lunes no tengo clase. Aprobé todas.- Explicó Aleyt orgullosa.
- Ah mira que bien. ¿Y Nacho?
- Pues... Nacho estará en clase. Luego lo veré cenando.
- Ah, vale. Hace mucho que no viene por casa.
- Ya... Es que ahora está comiendo y cenando con nosotras... Compramos entre los tres.
- ¿Ah sí?
- Pues... Sí, así es. ¿No os ha dicho nada?
- Bueno... Me dijo que ya no contásemos con él para comprar las cosas. Que no iba a poner los 20€ semanales. Pero no sabía que estaba con vosotras.
- Supongo que será algo temporal. Mira igual así estais más desahogados en la cocina.
- Bueno mujer... Por uno que se ha ido tampoco...
- Ya, ya... Jeje. A ver si quedamos un finde todos.
- ¿Qué tal está Silvia?
Aleyt se extrañó ante la pregunta a la que ni siquiera había puesto interés.
- Pues bien... Está en su casa.
- Me alegro de verte Aleyt, me voy que llego tarde a alemán.
- Ah muy bien. Nos vemos pronto. Adiós.

Aleyt continuó su marcha calle abajo mientras Ross la observaba...
"Si supiese por qué dejé a Silvia..."

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Carol y Ana estaban por el centro dando una vuelta y con el billetero temblando. Habían comprado todo lo que pillaron en las rebajas.
- ¿Le hacemos una visita a Aleyt? - Preguntó Ana.
- Mejor la llamamos y que venga a tomar algo ¿no?
- Sí... Mejor, ¿pero ha venido ya de casa?
- Sí sí, llegó ayer, espera que la llamo.
- ¡No Carol!, no hace falta. Está ahí jaja.

Aleyt estaba parada delante del escaparate de la tienda "Cascanueces", muriéndose de envidia porque todo le gustaba y no tenía un céntimo para comprarse un colgante precioso que había visto.
- ¡¡¿Y mi Gordiiii?!!
No le hizo falta girarse, reconocería esa voz en cualquier parte.
- ¡Cazurronaaaa!- Gritó Aleyt dándole un par de besos a sus amigas.
- ¿Qué tal los exámenes?- Le preguntó Ana.
- Muy bien, estoy muy contenta la verdad, ¿dónde vais?
- Pues vamos a tomar algo e iba a llamarte, ¿te vienes?
- Sí. Nacho no sale hasta las 8 así que me da tiempo.
- ¡Joder parece que estáis casados!- Replicó Carol en broma.
- Uf... La verdad es que sí. Voy a pedir una repartición de bienes jajaja.
- ¿Dónde vamos?- Apremiaba Ana.
- Pues no se... Que elija Aleyt.
- Vaya pregunta, ya sabéis jaja.

Y hacía la Santta María se dirigieron.
Una vez allí, Aleyt les contó que por el piso todo bien, preguntó por Vic, Sara y Louise, y les dijo que había visto a Ross.
- Me ha preguntado por Silvia...
- ¿Ah sí?
- Sí... No se, pero era como una obligación tener que preguntarme por ella.
- Bueno, pasa de todo, ¿con ella que tal en el piso?
- Pues... Igual a veces pienso que me paso un poco con ella... No se. Soy muy maniática para tener las cosas en orden ¿sabéis? No me gusta que las zonas comunes estén hechas un asco, y ya le tuve que dar un toque de atención, pero después me sentía mal. No se...
- Oye chica, es que la convivencia es difícil. Además, ella se quedó la habitación que te gustaba a ti, lo justo es que no tenga lo demás como su segunda habitación.- Dijo Carol convencida.
- Ya bueno pero ya sabes como es Silvia. A veces pienso en ese tema de que la Élite se separa, aquello que dijo, ¿qué pensáis?

Se hizo un silencio entre las tres. Que Aleyt recordase, una conversación así de seria nunca la habían tenido.
- Bueno, yo solo digo que aquí estamos las tres ¿no? Eso no es estar separadas.- Se explicó Ana.
Brindaron por ello.

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Ofelia se encontraba en su salón terminando de encuadernar los apuntes del primer cuatrimestre. No había tenido tiempo en toda la mañana. Gonzalo había estado allí hasta la hora de comer y no ordenaron los apuntes precisamente...
De todas formas, aquella tarde esperaba la visita de un viejo amigo: Ross.

Y no se hizo esperar. Como de costumbre, llamaron al timbre y Kira empezó a ladrar. Se había acostumbrado a todo, pero a lo de no ladrar todavía no.
- ¡¡¡Ross!!!
Ofelia se lanzó a su cuello. Se alegraba de verlo. Hacían mucho que no quedaban para hablar.
- Me parece fatal que no me hayas invitado antes a tu piso jaja.- Bromeó el chico, que tenía la cara congelada por el frío.
- Perdóname, soy lo peor. Pasa, pasa. Deja ahí el abrigo.- Dijo Ofelia señalando su habitación.- Y perdona el desorden, estoy recogiendo los apuntes de estos meses.
- No te preocupes, ¿qué tal?
- Bien. ¡Bueno espera!, te enseño el piso.

Ofelia le enseñó su casa, y después preparó un café para los dos y se sentaron en el sofá a charlar sobre todo lo que había pasado. La verdad es que no se habían visto mucho. Empezaron a hablar sobre los exámenes, y después el tema degeneró en las vidas personales de ambos dos.
Ofelia le explicó el por qué de su ruptura con Arturo, y la relación que estaba empezando a tener con Gonzalo. Añadió también la relación de éste con BH y lo que ocurrió con Margarita en el festival. Ross todavía no se había enterado y le entró la risa... No podía creérselo.
- Bueno, ¿y por tu casa qué tal?
- Bien... Ahora al que no vemos nada es a Nacho. Con eso de que Aleyt tiene piso... La vi esta mañana y me dijo que él comía y cenaba allí poniendo dinero con ellas. No se como se lo habrá tomado Silvia.

Ofelia se quedó pensativa, pero hizo la pregunta.
- Ross... No quiero meterme donde no me llaman, y yo con Silvia pues tampoco es que haya tenido una relación demasiado cercana o buena... Pero tengo curiosidad, ¿qué pasó entre tú y ella?
Ross se puso nervioso, pero confiaba en Ofelia...

- Bueno... Digamos que yo no busco nada serio, y veía que Silvia estaba empezando a sentir algo que yo por ella no sentía. Me cae muy bien, y es una chica encantadora, pero sinceramente, yo solo me quise divertir. Me agobio la idea de pensar en algo serio y, además...
Ross se quedó pensando, pero lo dijo.

- Ofe... Es que creo que me está pasando algo... Que es entre horrible y que está fatal pero...
- ¿Qué pasa Ross?
- Creo que hace tiempo que siento algo por Aleyt.

Ofelia tragó saliva intentando no ahogarse.

lunes, 24 de enero de 2011

TIRED. CHAPTER XIII. ¿SEPARACIÓN?

"Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana..."

Genaro se levantó con las pocas muestras que quedaban de sus rizos algo despeinadas. Al abrir la puerta le llegó el aroma de los primeros desayunos que se estaban saboreando en la sala de su derecha.
Al entrar a la cocina, encontró a Nacho, Monique y Javi. Estos últimos se iban ya para la universidad, pero Nacho tomaba las galletas con desgana. Y Genaro lo notó.
- ¡Hasta luego, chicos!- Se despidió Monique con su alegría francesa habitual.
- ¡Adiós maja!- Dijo Genaro.

Empezó a prepararse su café y sus tostadas mientras observaba la inmovilidad de Nacho. No le daba importancia a esas cosas, pero estaba extraño. "¿Le habría pasado algo con Aleyt?"
Era su amigo, merecería ser escuchado, aunque últimamente era él el que no aparecía apenas por la casa que compartían.
- ¡Cantautorín!
Nacho dio un respingo en su silla, sobresaltado por el grito y las cosquillas que le hizo su amigo.
- ¡Pero estás tonto! jaja.
- Venga despierta que estás dormido.
- Ah... ya... Sí bueno...
Efectivamente, algo le pasaba.
- ¿Qué te pasa?
- Nada...
- Va Nacho, no hemos hablado en serio casi nunca, por no decir nunca. Y mira que eres raro, pero hoy estás que te sales... ¿Pasó algo con Aleyt?
- No... Con Aleyt no. Estamos bien.
- ¿Entonces?
- Lo de anoche... En el festival de Navidad... Quería contároslo pero es que aún no me lo creo.
- ¿Qué pasó para que estés tan empanao?
- Es que no te lo vas a creer cuando te lo cuente...

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Sara recogía sus últimas cosas antes de las vacaciones de Navidad. Este año ya no volvería a Asturias a ver a su familia, ellos irían a Aranda a hacerles una visita...
Pensó en lo diferente que empezarían el año en Valladolid, y se preguntaba una y otra vez por qué las cosas eran tan extrañas... Primero, la salida de Aleyt y Silvia de la residencia, después, la ignorancia de Pelayo respecto a ella, el curso, cada vez más difícil; los amigos que habían hecho, ya no los veía. Recordó las noches tan divertidas que pasaron en casa de Nacho...
Y después, lo del festival... Aquello fue una locura... "¿Por qué lo hizo?"
Se sentó en el borde de la cama, y se echó a llorar... Pero alguien la sacó de sus pensamientos llamando enérgicamente a la puerta. Eran Ana y Louise.

- ¡Sara! ¿Qué te pasa?- Preguntó Ana observándola con extrañeza.
- Nada... Melancolía navideña jaja.- Dijo rápido y secándose las lágrimas.
- ¿Y algo de miedo?- Preguntó Louise mirándola fijamente.
- Puede ser... Lo de ayer fue... Increíble. No se, pero... El destino será... el que cambia muchas cosas.
Louise y Sara se miraron, aliviadas.
- Después de todo estamos vivas, y aquí, retirando nuestras cosas para irnos a disfrutar de las vacaciones... Quien sabe, si las monjas no fueran tan zorras ahora mismo podríamos estar debajo de una viga de madera... Jajaja.

Sara sonrió ante la atenta hipótesis de Louise.

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- ¡No me jodas, Nacho!
- Como te lo cuento... - Dijo Nacho bebiendo la leche rápido como si se hubiera quitado un peso de encima al contarlo.
- ¿Y qué va a pasar ahora con ella?
- No lo se... Pero Margarita va a pagar caro lo que ha hecho. Y seguro que las demás están detrás de todo esto...
- ¿BH, Ajo...?
- Sí, seguro. Aleyt me ha contado que Margarita estaba como... No se, extraña. Era un espíritu solitario vagando por Labouré. Pero se le fue de las manos. Por lo visto está bajo tratamiento psicológico.
- Pero no entiendo por qué quería hacer lo que hizo.
- No lo se... Pero por lo visto lo tenía todo calculado. Primero iría a por Louise y Sara, y después a por Ofelia. La jugada le salió mal el día que la monja que murió descubrió sus intenciones. Margarita tenía todo anotado en una libreta, sabía como era el auditorio por unos planos que nadie sabe de donde los sacó...
- A ver Nacho... De ahí, de tener manía a alguien... A intentar matar... Hay un trecho enorme.
- Pues Margarita lo cruzó varias veces... Ya ves, tenía todo preparado para que pareciese un accidente... Menos mal que cuando se cayeron los focos la chica de Labouré que estaba cantando se fue hacia delante y no le pasó nada.
- ¡¡¡Qué fuerte es todo en serio!!!
- Mejor será que nos olvidemos de todo esto. Me voy a ver a Aleyt y Silvia.
- Dales recuerdos.

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Carol y Vic estaban en casa de Aleyt y Silvia, todavía alucinadas por todo lo que había pasado.
- De todas formas, ya podían haberle caído los focos encima a esa zorra.- Dijo Silvia enfadada.
- No toques los cojones Silvia, que esto ha sido muy fuerte...- Le espetó Carol.
- Bueno, menos mal que no pasó nada grave con nadie y la zumbada esa se ha ido. Podían haber echado detrás a la Tutti Frutti jajaja.
- Ya te digo...

De repente, sonó el timbre.
- ¡Ah! Será Nacho...- Dijo Aleyt con una sonrisa de oreja a oreja.
- Sí... Como ahora vivimos aquí tres...- Contestó Silvia con desprecio.
La mirada de Aleyt rajó el cuerpo de Silvia de arriba a abajo, y Vic miró a Carol con un gesto interrogante. Había tensión en el ambiente, pero pronto se calmó...

- Me parece tan fuerte que Waka y Perry descubriesen todo... Jajaja, vaya dos, son geniales.
- Si eh, jajaja. Yo es que me parto con la Waka, no se como aguanta lo de las monjas... - Dijo Vic.
- Pues... A mi Waka no me cae especialmente bien... Veo algo que no me gusta...- Explicó Silvia.
- ¡Joder Silvia! ¿Hay alguien en este mundo que te caiga bien?- Preguntó Aleyt.
- Sí... Su amiga la choni jajaja.- Como no, Carol siempre esperaba esa oportunidad para meterse con Silvia.

Siguieron hablando y a Aleyt se le ocurrió que podían quedarse a comer allí con ellas, pero contestaron que no porque tenían que hacer sus maletas para marchar a casa de "vacaciones de navidad".
Se despidieron, también de Nacho, que se metió en la habitación de Aleyt para no molestarlas, y marcharon a la residencia.
Aleyt se dio la vuelta y se encerró en la habitación, pensando que quizá, Silvia tenía algo de razón.

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Gabi estaba histérica intentando poner sus cosas en orden para empezar a estudiar los dichosos exámenes...
No se creía capaz de aprobarlos todos, ella era más práctica que teoría, y necesitaba centrarse para hacer algo que hacía muchos años que no intentaba: empollar folios y folios de apuntes que ni siquiera ella entendía.
Cuando llegó a los de historia, le parecieron totalmente indescifrables, e intentó por todos los medios organizarlos. Pero todo era un caos, como su vida...
Dudó unas cuantas veces, con el teléfono en la mano, pero cuando lo pensó mejor, sabría que no le importaría...

El teléfono de Aleyt sonó en la mesilla de la habitación. Estaba con Nacho metida en la cama, viendo una película a la que no hacían caso...
- ¿Carol?- Dijo Nacho con voz cansada.
- Esta vez no... Es Gabi.
- ¿La chica de tu clase?

Contestó al teléfono extrañándose por la llamada.

- ¡Hola maja!
- Hola Aleyt, ¿qué tal?
- Bien, viendo una peli y ahora me iré a imprimir los apuntes.
- Ah, perdona que te moleste.
- Nada ya ves, dime...
- Pues... Me sabe muy mal pedírtelo, sabes que yo no soy así pero... ¿podrías pasarme los apuntes que tienes de Historia? Es que los míos son un maldito caos...
- Por favor Gabi, que no te sepa mal pedirme esas cosas. Ahora mismo te los envío al correo.
- Vaya, muchísimas gracias... Es que no me gusta pedir esas cosas... Ya sabes.
- A ver, si no fueses a clase y esas cosas pues igual te mandaba al carajo, pero siendo tú, te mando lo que haga falta...
- Gracias.
- Oye Gabi, ¿quieres tomar un café esta tarde?
- Pues... Uf, tengo muchas cosas que hacer... Pero bueno como voy a ir por el centro igual te llamo.
- Vale perfecto. ¡Adiós!
- Ciao.

Aleyt volvió a posar el teléfono en su mesa. Dio un golpecito a Nacho para que pulsase el play. Él la miró...
- Aunque alguien no fuese a clase, le pasarías los apuntes...

Aleyt sonrió y ahora sí que terminaron de ver la película.

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Ofelia jugueteaba con su perrita nueva. Adoraba la compañía de aquel animal en su vida solitaria de estudiante alocada de Medicina.
Bueno, para ser realistas, no era tan solitaria como parecía.
Llamaron a la puerta y Ofelia saltó de su silla para abrir rápido, acompañando sus pasos con los ladridos de su compañera.
- Buenos días princesa.
Aquellas palabras fueron como las caricias más suaves del mundo en los oídos de Ofelia. Sonrió, y dejó pasar a aquel educado caballero.
- ¿Qu... Qué tal?
- Bien, y tú estás preciosa esta mañana.
La agarró por su delgada cintura e intentó besarla, pero Ofelia le detuvo. Estaba bastante segura de todo lo que ella y Gonzalo tenían, estaba enamorándose de él a pesar de su reciente ruptura con Arturo y de la relación tan "fructífera" que mantuvieron BH y él.
- ¿Qué pasa Ofe?
- Nada, ¿quieres que vayamos a dar una vuelta?
- Ponte cómoda, nos llevamos a Kira.
- ¡Perfecto!

Ofelia se vistió lo más rápido que pudo, y aún así tardó casi veinte minutos en estar lista. Se puso unos vaqueros ajustados, su camiseta de tirantes negra, una sudadera con capucha y los guantes. Estaba perfecta, muy free-time, y destelleaba una sensualidad extraña.
Bajaron por el ascensor panorámico que tanto le encantaba a Gonzalo, y en ese romántico ambiente, con el sol alto y Valladolid de fondo, Ofelia consintió ser besada.
- Sube.- Dijo Gonzalo señalando su coche.
- Espera un segundo, Kira necesita... Ya sabes.
- Oh claro, jaja.
Cuando la dulce perrita estuvo preparada, ambos subieron al coche y se marcharon a un lugar tranquilo donde pudieran correr, disfrutar de aire puro y donde nadie pudiera verlos demostrándose la pasión que estaba naciendo entre ellos dos.

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Aleyt esperó a Gabi en la taberna de Leyre. Charlaba con Xoel animadamente mientras esperaba a su compañera de carrera.
Xoel hacía tiempo que trabajaba de camarero ayudando a la adorable Leyre, que estaba pasando unos días complicados por la enfermedad de su niño pequeño. Afortunadamente, el pequeño mejoraba lentamente y Xoel estaba encantado de poder echarle una mano.
Aleyt no quiso preguntarle por su relación con Carol, sabía que terminó hace tiempo, pero fue él quien preguntó por ella.
- Yo ahora voy a la universidad muy poco... La verdad es que sí que echo de menos estar con estos en clase...
- Bueno, en cuanto todo se solucione Leyre y tú podréis volver.
- Sí, eso espero. Que sepas que no me gustó que nos abandonases.
- Me va mejor ahora... La verdad.
- ¿Qué tal en el piso?
- ¡Muy bien! Estoy encantada, espero que vengais a verlo pronto.
- Claro. En cuanto tengamos un día libre vamos a verte.
- Te tomo la palabra eh...

A esto, entró Gabi y las dos se apartaron a una mesa con dos taburetes.
- Por cierto Gabi, te presento a Xoel, fue compañero mío el año pasado en Periodismo.
- ¡Ah! ¡Hola!
- Hola, encantado.
Xoel siguió con la mirada la encantadora figura de Gabi. Sonrió, y les acercó un café para cada una.

Las dos chicas charlaban sobre los problemas de los exámenes que estaban a punto de llegar... Todo eran complicaciones, caos, pérdida de tiempo y a la vez falta de él... Un desastre. Y Gabi se estaba agobiando. Menos mal que Aleyt y Laia estaban allí para animarla y sabía que podía contar con las dos.
Aleyt, en ese momento, vio pasar por la calle a alguien conocido y salió a la puerta.
- ¡Genaro!
Genaro se dio la vuelta y miró a Aleyt.
- ¡Aleyt! ¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo!
- Sí, ¿cómo te va?
- Muy bien.
- Oye pasa, estoy tomando algo con una compañera de clase.
- Mmm, de acuerdo, no tengo nada que hacer.
Entraron y Genaro agradeció el calor del lugar. Saludó a Xoel y le pidió una caña para entrar en calor.
- Bueno Gabi, hoy es día de presentaciones, este es Genaro. Es compañero de piso de Nacho, mi novio.
- Hola, ¿qué tal?
- Bien...
- Gabi es compañera mía de clase. Estábamos poniendo verde al señor Bolonia por darnos tantas vacaciones de navidad.
- Jajaja, es lo que tiene ser tan joven...
- Bueno, yo creo que más o menos tendré tu edad eh... - Le contestó Gabi orgullosa.
- ¿Ah sí?- Aquella contestación despertó la curiosidad de Genaro por una chica tan peculiar.
- Sí, tú debes tener... unos 23, como yo jaja.
"Qué chica más maja", era la frase que cruzaba la mente de Genaro continuamente.
- Yo tengo 24...
- Ah bueno jaja. Oye Aleyt, yo os voy a dejar, tengo que coger el bus y me queda un rato hasta llegar a casa.
- Vale perfecto.
- No saques eso Gabi, invito yo.- Le dijo Genaro cogiéndola del brazo.

Se miraron, y se despidieron.

Aleyt estaba pensativa, Gabi había despertado la curiosidad de Genaro...

Y de Xoel.