martes, 14 de junio de 2011

TIRED. CHAPTER XV. NO HE VUELTO.

"Vanilla Twilight"...

La vela se consumía poco a poco, y reflejaba una triste luz a través del cristal verde...
Sonaba una canción, de notas tristes y nostálgicas.
Y Aleyt estaba sentada frente al ordenador, sin hacer nada. Sin más. Entraba en tuenti, y no tenía nada verde; entraba en Facebook, y la misma historia. Ni siquiera tenía un triste correo electrónico.
Estaba pensativa, y sí, otro año más había pasado, y el que se iba lo hacía sin pena ni gloria. Demasiados cambios, demasiadas desilusiones. Personas que desaparecían como si las tragase la Tierra, aunque por suerte aparecían unas nuevas. Siempre bienvenidas.
Sí, el curso 2010/2011 pasó desapercibido.
Y repasó una a una todas ellas...

Con Nacho todo seguía igual, cada día lo quería más. Gracias a él, Aleyt pudo superar muchos baches a lo largo del año. Y seguía mimándola y recordándole día a día lo mucho que la amaba. Ella también estaba preocupada por él. Nacho se iba del piso en el que vivía con sus amigos, aunque no de la manera que le hubiese gustado. Estaba claro que era una persona extraña, pero también merecía un poco de cariño, un "por qué" en las razones que le llevaron a esa decisión para poder expresarse con sinceridad con todos ellos. Pero también le privaron de aquello. Aleyt entendía ambas partes, pero mataría por defender a Nacho. El amor... Y la tristeza de un verano sin poder verse... Cuando pensaba en ello, las lágrimas de Aleyt afloraban sin querer...

Por otro lado estaba Silvia. Otra persona a la que quería con locura pero a la que no podía ayudar más de lo que la ayudó. Aleyt sabía que en algún momento había chocado con Silvia sin motivo, o quizá el fallo estaba en no decir las cosas desde el principio. Llegó a pensar que se había equivocado al elegirla como compañera de piso, pero no era cierto. A pesar de los problemas, Silvia era una chica muy dulce, y realmente le daba muchísima pena que la decisión final de Silvia fuese regresar a la residencia. Le deseaba mucha suerte, aunque podrían seguir viéndose.

La misma suerte no parecía correr su relación con Louise. Louise se marchaba de Valladolid... Echaba de menos su casa, su familia, a Mario... Además de que la relación entre ellas mismas se había enfriado. Aleyt estuvo pensando, y a Louise le tenía un cariño especial. Fue a la primera que conoció cuando llegó a la residencia, vivieron muchos días de fiesta juntas, días de convivir a todas horas... En fin, Louise en sí era especial, y sabía que podía contar con ella cuando quisiera. La echaría de menos, mucho. Pero las cosas a veces no son como a uno le gustaría.

Pero Sara sí que se quedaba. Es más, Aleyt se alegraba de que se quedase en la residencia con Silvia, al menos se tendrían la una a la otra y seguiría habiendo una unión entre la residencia Labouré y ellas. Alguien tendría que poner firmes a las novatas nuevas. Sara estaba mucho más relajada, y parecía que se había abierto a los demás, ya no era tan desconfiada como antes. Era otra de las personas a las que Aleyt le tenía un cariño especial, puesto que, con Louise, vivieron momentos al principio de llegar muy especiales y que no olvidarían en la vida. Esperaba que siguiera adelante y que no parase hasta conseguir lo que desease.

Y claro, no se podía olvidar de Carol. Carol era para Aleyt algo más que una amiga, era como una hermana. Conocía todo sobre su vida, quizá porque ambas nunca se negaban el ir a visitar la Santta María una vez por semana como mínimo y ponerse al día. Aunque no conseguirían los mismos objetivos profesionalmente, sabía que Carol podía con el periodismo y con mucho más. La echaría mucho de menos en verano, aunque esperaría su visita en agosto, y pasárselo igual o mejor que el año anterior cuando la visitaron.

También se acordó de Ana. Ana parecía una chica muy dura, pero jamás se había cruzado con una persona tan dispuesta a escuchar y con tan buen corazón. Ana también se había enamorado, o eso parecía, aunque al principio no quisiera admitirlo. Le deseaba mucha suerte en sus exámenes, que se esforzase más en aprobar y así poder verla también en agosto junto a las demás. El alcohol "corría de su cuenta".

Y como no, la pequeña Vic también tenía un hueco en los pensamientos de Aleyt. El año con Vic había transcurrido normal, como si no hubiera pasado nada. Las visitó muchas veces a Silvia y a ella en su piso, y además el curso siguiente iría a vivir con Carol y Ana a un bonito piso en el centro de Valladolid. Esperaba que no se alcoholizasen demasiado y que su cada no pareciera una piscina de tintos de verano. El año para Vic había sido relativamente bueno, y era una visita asegurada al levante español en agosto. Habrá que perseguir y reirse de muchos canis.

Por otra parte, Aleyt también se acordó de los chicos del piso de Nacho. Ellos también eran muy especiales para ella, y temía que la juzgasen mal, que pensaran que ella había convencido a Nacho para marcharse del "caótico" piso. Genaro seguía igual, más o menos, pero se habían visto mucho menos, ya que ella dejó de pisar el piso cuando se marchó al suyo propio, además de que este año tenía que ponerse las pilas y las salidas, etc., etc. debía de dejarlas para otro momento. De todos modos, sabía que podría contar con él, seguían confesándose cosas y esperaba que él la tuviera en cuenta y se acordase de ella muchos años más. No le gustaría perder el contacto con él, porque de algún modo, había vivido bastantes cosas juntos. Con Ross la relación se había enfriado, lo encontraba más distante que el año anterior, y sobre todo con Nacho. Parecía como que no querían llevarse bien, aunque en realidad esperaba que no fuese así. Entendía la presión a la que el pobre chico había estado sometido, pero a veces se había sentido incómoda a su lado, sin ni siquiera poder mirarle a los ojos. Esperaba que tuviera mucha suerte con todo.

Y había alguien, relativamente lejos, a quien echaba mucho de menos: Pelayo. Se acordaba bastante de él, sobre todo en clase, porque alguna vez le hubiera gustado tenerle cerca para preguntarle por complicados sistemas de sustentación de algunas arquitecturas que estudiaba. Aquel chico se merecía lo mejor, por ser tan bueno tanto como persona como profesionalmente. Esperaba que saliese de la pequeña Asturias para incorporarse a proyectos que estuvieran más allá de sus propias fronteras.

Y de entre las personas que quería en Valladolid, estaba Ofelia. Ofelia tenía un carácter difícil, complicado, aunque Aleyt la comprendía perfectamente. No se explicaba por qué, pero a las personas como ellas, probablemente de una tierra muy diferente a esta, las cosas les afectaban más. Los sentimientos afloraban más rápido, se sentían con ganas de llevar sobre ellas demasiado peso del que podían aguantar y los de su alrededor esperaban demasiado de ellas, y por eso fallaban tanto. Por eso comprendía a Ofelia en sus problemas, porque los sentimientos podían con la razón. Y esa era la causa de sus dudas y sus desanimos, aunque parece que conforme llegaba la hora de volver a casa, este aspecto de iba suavizando. Esperaba que nunca más Ofelia la llamase para decirle que se planteaba marcharse de Valladolid.

Con todos estas vueltas que da la vida, a Aleyt se le hizo la hora de cerrar su maleta. Llegaba la hora real de marchar a casa y archivar todos los buenos recuerdos y borrar los malos.

MUCHA SUERTE A TODOS. TIRED SE DESPIDE.

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