lunes, 31 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER V. LOS VIAJES.

Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después.- Maurice Maeterlinck, escritor belga.

Olía a tostadas recién hechas y a café con leche por todas las escaleras. Aquello despertaba el apetito de cualquier persona, y más si no has comido nada desde el día anterior.
Eran ya las 9 de la mañana, y en la cabeza de las residentes de Labouré sólo se escuchaban los gritos de Petri pidiéndoles que apuraran ya que tenía que recoger. Vic y Ana terminaron su vaso de leche e iban a marchar para clase. Se detuvieron un momento ante el corcho de anuncios de la residencia mirando si había alguien más apuntado en la lista para el viaje a Santiago. Forzaron una sonrisa...Había cuatro personas más, pero aún así no llegaban al número mínimo.
- Al final no va a hacerse...- Comentó Ana con relativa lástima.
- Ya... Jo que mierda, nos lo íbamos a pasar genial.- Bueno anda vámonos ya que a primera no llegamos. Y tú menos que tienes la facultad a tomar por saco.
- Ya te digo. Ahora cogeré el bus...
Salieron de la residencia con las bufandas bien hasta arriba. Reconocieron que se agradecía ese frío para despejarse, aunque al llegar a clase les entraría el sueño de nuevo. Era lunes.

Pasó la mañana y normalmente, y, por la tarde, Ana y Carol caminaban hacia la estación de Campo Grande a recoger a Aleyt. Se había ido a pasar a casa el fin de semana. La chica agradeció la compañía de sus dos amigas, ya que venía cargada de cosas.
Mientras iban en el bus urbano, Ana le comentó a Aleyt que el fin de semana siguiente pensaba celebrar su cumpleaños en Ávila y le gustaría que fuesen todas.
- Ah está bien. Pero tengo que preguntar a mi madre primero- Comentó Aleyt.
- Lo que pasa es que Sara ha dicho que en lugar de irnos el viernes a estar dos días allí, mejor irnos el sábado por la mañana y llegar a la hora de comer. Y ya el domingo nos volvemos.
- A mí me parece mejor. No por nada... Sino porque no paro quieta en Valladolid.
- Sí, a mí también, porque una chica de mi clase nos ha iinvitado el viernes a su pueblo. Así el viernes voy a Medina de Rioseco y el sábado a Ávila. ¡De empalmada!-Bromeó Carol.
- ¡Joder tía! Es que tienes un aguante que da gusto...

Llegó el sábado por la mañana. Ya era casi mediodía y Sara bajaba corriendo por las escaleras.
- ¡Lo siento chicas!- Dijo Sara entre sofocos.
- ¡Venga hombre que perdemos el tren!- voceó Vic nerviosa.
Carol las estaba esperando fuera. Tenía la cara guiñada por el sol y unas ojeras prominentes, pero aún así era la que más ganas tenía de ir a Ávila. Llegaron a la estación de tren emocionadas. Era su primer viaje juntas. Faltaban Silvia y Louise, que no habían podido acompañarlas por razones varias. Aleyt era la única que había estado de viaje con todas. Hacía quince días se fue a pasar un puente a casa de Louise al Paraíso Cántabro. Le encantó aquella zona. Nunca había visto nada semejante.

El viaje en el tren transcurrió entre cabezaditas y risas. De repente, casi llegando a Ávila, se paró en medio de la Castilla profunda. El paisaje era amarillento y plano, sin muchas plantas verdes.
- Mmm... ¿Y esto por qué se para ahora?- Preguntó Sara desconcertada.
- No se, a mí a veces me pasa cuando voy en el alvia y estoy llegando a Valladolid.- Explicó Aleyt.-Por cierto, el paisaje es feo de cojones.
- A ver si va a salir un gochín por aquí...- Dijo Carol.
- ¡¡¡¿Un qué?!!!- Preguntaron Sara y Aleyt al unísono.
- Joder... Un gochín, un gocho, un cerdo, un puerco.
- ¡Ah! Jolines yo pensaba que iba a salir de ahí un bicho muy feo...- Bromeó Sara.
- ¡Qué poca cultura animal!- Exclamó Vic.
- Hombre... los cerdos feos son...
El tren volvía a avanzar, pero a la media hora se paró de nuevo.
- Y otra vez se para el gordo este..
.- ¿Ya hemos llegado?- Preguntó Sara.
- Joder siempre me habían dicho que Ávila parecía un pueblo, pero esto es pasarse...
El tren se había parado en una vieja estación de una aldea... Aldea que no se veía por ninguna parte. Sólo había restos de casas, palos y maderas rotas.

Por fin divisaron las murallas de Ávila. Al llegar a la estación, Ana las esperaba en el andén. Salieron y se dirigieron a casa de Ana. Allí conocieron a su madre, a su hermana y al gato, Micky. Se notaba la tensión entre las dos hermanas. Todavía no se habían arreglado las cosas entre ellas desde el incidente de nochevieja.
Las trataron estupendamente. Comieron muy bien y conversaron con la madre de Ana sobre la vida en la residencia.Más tarde, Ana las llevó a dar una vueltecilla por Ávila.
Recorrieron toda la imponente muralla hasta llegar a los míticos Cuatro Postes. Allí, Ana les contó la leyenda de Santa Teresa, tan famosa en Ávila y que las chicas desconocían.
Ya estaban muy cansadas, pero Ana, emocionada haciendo por un día de guía turística, seguía caminando por su ciudad. Cuando ya el sol caía, decidieron sentarse a tomar algo en un bonito y moderno bar de allí con la muralla enfrente. De repente Vic cogió el cuaderno de dibujos de Aleyt e intentó dibujar la muralla. Le quedó muy bonito en su intento de artista por un día.

Anocheciendo, regresaron al interior de la muralla. Aquella mole realmente daba la sensación de protección. Visitaron algunos monumentos significativos más y fueron a tomar un pincho antes de la cena de cumpleaños. Allí conocieron también al padre de Ana.
Tras esto, se dirigieron a comprar algo de alcohol para animar la velada, y ya, por fin, llegaron a casa. Hacía un frío horrible y el cielo hacía el amago de nevar.
La casa era un maremagnum de gente. Todas estaban arreglándose para cenar y luego salir. Llevaron todas las cosas a casa de la tía de Ana que estaba en el piso bajo.

Sobre las 10 de la noche, comenzaron a llegar las amigas de Ana. Todas cenaron tranquilamente en el salón y se iban conociendo poco a poco. Y más tarde empezaron los juegos para beber. La pobre Carol ya no podía aguantar más y decidió echarse a dormir un rato en el sofá.
- Yo creo que ya es hora de ir yéndonos.- Propuso Isa, una de las amigas de Ana.
- Sí sí. Pero rellenar las botellas que nos las llevamos.
- ¡Está nevando tías!- Gritó Rebeca desde la ventana.
Aún así, los ánimos no decayeron y se dirigieron al Dolce, la discoteca que solía frecuentar Ana cuando marchaba a Ávila. La música no era del gusto de las chicas, y aguantaron un poco más.
Ya era tarde, pero al salir prefirieron irse a otro local que se llamaba El Buda.Tuvieron que hacer algo de cola y enfrentarse a un portero bastante borde, pero consiguieron entrar. Allí la música y el ambiente eran más para ellas. Bailaron, cantaron y se lo pasaron bien. Incluso Aleyt y Ana hicieron una "amistad extraña" con dos jugadores de baloncesto americanos. A las 06.00 de la mañana llegaban a casa de Ana muertas de sueño, y se echaron a dormir en dos habitaciones: por un lado Sara y Aleyt, y por otro Vic y Carol.

Unas horas después las caras asustaban a cualquiera. Se despertaron sobre las 12, y la madre de Ana les ofreció desayunar un poco. Todas respondieron con un NO general, excepto Vic que se tomó un vaso de leche junto con Martita, la hermana de Ana. Cuando estuvieron de nuevo listas, Ana las invitó a tomar algo a un sitio al que solía ir con su madre. Pidieron unas cañas y les pusieron un pincho enorme. Contenía patatas, huevos, jamón... A Sara se le iluminó la cara cuando vio que todo le gustaba. Al acabar, regresaron a casa para comer antes de irse, aunque no tenían hambre. La madre de Ana les preparó una tarta, pero se dieron cuenta de que llegaban pegadas al tren. Agradecieron a la madre de Ana todo lo que había hecho por ellas aquel fin de semana que nunca iban a olvidar y prometieron volver cuando hiciese menos frío.

Fue un viaje de Élite.

viernes, 28 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER IV. LA ÉLITE.

Lo que con mucho esfuerzo se consigue, más se ama. - Aristóteles. Filósofo griego.

Aunque no era cierto, parecía que mejoraba el tiempo. Quizá porque esa mala racha de exámenes estaba llegando a su fin.
Corría el mes de febrero. Finales ya. Poco quedaba para marzo, aunque para volver a ver un sol cálido y reluciente quedaban semanas y semanas.

Vic llegó a la residencia con una sonrisa de oreja a oreja. Se encontró con S.A. en portería, y, al verla tan contenta, le preguntó que qué le pasaba.
- Nada S.A., que he aprobado todas. Bueno me ha quedado una que era práctica que no me salió demasiado bien, pero no es difícil aprobarla.
- Enhorabuena hija. Si vosotras ya se yo que sois muy buenas estudiantes.- Dijo S.A. con verdadera alegría. - ¿Y a las demás como les ha ido?
- Muy bien. Aleyt y Carol han aprobado todas las que tenían; Sara y Louise creo que también... Y Ana y Silvia seguramente que igual... Pero no lo se cierto, ahora les preguntaré.
- Muy bien, hasta luego.
- S.A... ¿mi llave?
- ¡Ui! ¡Qué tonta estoy! Toma, Victoria.
- Gracias.
Ciertamente, los exámenes habían salido bien.
Solo que las semanas de antes había sido muy intensas, de malos humores, llantos y agobio; pero al final todo tiene su recompensa.
- S.A., ¿por qué no funciona el ascensor?- Preguntó extrañada Vic.
- ¿No va?
- No...
- Vaya... El timbre tampoco. ¡Se ha ido la luz!- Exclamó S.A. preocupada.
Al segundo, aparecieron en la puerta Aleyt y Carol. Venían de comprar unas cosas. Vic se acercó a abrirles la puerta.
- Se ha ido la luz en toda la calle, venimos de la tienda de aquí detrás y no hay luz tampoco.- Explicó Carol a S.A.
- Bueno ya volverá.
- ¿Qué tal, S.A.?
- Pues ya ves hija, aquí estoy... Me ha dicho Vic que habéis aprobado todas.
- ¡Sí!- exclamó Carol con orgullo.
Igual, a los cinco minutos aparecieron Ana por un lado, y Louise por otro. Y a los siguientes siete minutos Silvia.
Las seis chicas estuvieron un rato allí entreteniendose con S.A. hasta que bajó la Directora.
La Directora explicó que la luz volvería hacia las tres de la tarde. Había un problema en toda la manzana.
Hablando de unas cosas y otras, salió el tema del Camino de Santiago.
Ese año era año Jubileo, y en la residencia todos los años se hacía un tramo del Camino para que las residentes se hiciesen una idea de cómo funcionaba.
- ... Eso está muy bien. Pero a nosotras nos haría ilusión llegar hasta Santiago de Compostela. Siendo año Jacobeo... Estaría mucho mejor que hacer solo un tramo. - Propuso Aleyt a la Directora.
- Bueno no es una mala idea. Habría que ver precios y cuánta gente estaría dispuesta a venir.
- Nosotras nos encargamos de eso.- Dijo Carol.
- Se puede hacer el tramo de Camino que va desde el Monte Do Gozo hasta la catedral. Y allí pasar la noche y volver el domingo.
- Un momento. S.A., déjanos ver ese calendario.
Las chicas se pusieron a discutir sobre la fecha. Tenía que ser en marzo, pues en abril las dos primeras semanas era Semana Santa y la siguiente Aleyt no estaba.
Y así ya se metían en mayo.
El mejor fin de semana y el que eligieron fue el del 27-28 de marzo.
- Bueno hijas, pues haced una lista a ver cuánta gente se apunta, y un cartel con lo que podríamos hacer. Yo mañana os digo precios de albergues y demás
- ¡Qué nos vamos a Santiago!- Gritó Louise. Y justo, volvió la luz.
Marcharon a comer y pusieron la lista en el corcho del comedor. Pero de momento y por un tiempo, solamente estarían sus siete nombres en el papel.
Los ánimos empezaban a derrumbarse.

Por la tarde, Aleyt estaba por el 5º buscando a Carol y se encontró con Sara.
- ¡Aleyt!
- ¡Sara! ¿Te vienes a Santiago?
- Por supuesto. Jajaja. Aunque me da a mí que el viaje va a ser complicado que salga.
- Ya te digo... Pues sería una pena. A mí me encantó Santiago cuando fui el verano pasado.
- ¿Dónde ibas?
- Pues buscando a Carol, que le tengo que devolver su pincho.
- ¿Y qué vas a hacer esta tarde?
- Pues Nacho canta con su coro en el Palacio Santa Cruz. Me apetece ir a verlo, pero no se... Yo sola me da como cosa.- Explicó Aleyt a su amiga.- Por cierto, no te he preguntado, ¿qué tal los exámenes?
- Muy bien, y ya me han dicho que a tí también todo genial.
- Sí...
- Oye si quieres voy contigo a ver a Nacho, no tengo nada que hacer.
- ¿En serio?
- Claro.
Las dos chicas quedaron en verse en el Teatro Calderón a las 20.00.
Sara tenía que ir a un par de sitios antes de nada.
A la hora, se encontraron en el Teatro y fueron caminando por la Antigua hasta Derecho, y de ahí, a la Plaza Santa Cruz.
Se entraba por un lateral del Palacio.
Había algo de cola para coger una invitación. Bueno, mejor dicho, para comprarla.
Aleyt y Sara charlaban animadamente, cuando de repente la chica se puso un poco nerviosa.
- ¿Te pasa algo, Sara?
- No... no.
La voz le temblaba, pero no era porque se encontrase mal.
Aleyt se dio la vuelta intentando dirigir la mirada hacia donde Sara dirigía la suya de vez en cuando, y lo único que vio fue a una persona conocida entre la gente de la cola. Era Pelayo.
Aleyt se acercó a saludarlo, pero Sara no se movió. El chico también se había percatado de la presencia de Sara allí, y le costaba tragar saliva.
- Aleyt... no me encuentro demasiado bien. ¿Te quedas con Pelayo y me voy yo a la resi?
- Pero Sara... Si ya has comprado la entrada. Si no estás bien me voy contigo.
- Bueno... No, no déjalo.
Aleyt estaba extrañada ante el comportamiento de la chica. No le extrañó tanto el hecho de que Pelayo y Sara no se saludasen. Total, sólo se habían visto una vez, o eso creía ella.

El concierto no fue del todo mal. A Aleyt le gustó, y a Nacho le hizo mucha ilusión ver ahí a las dos chicas. Bueno, y a su amigo, sin parar de echar fotos por todas partes.
Al terminar, Pelayo desapareció casi sin decir nada entre la gente de aquel lugar. Sara estaba mucho más tranquila.
Fueron a ver a Nacho y le dieron la enhorabuena. Les había gustado mucho.
Nacho había tenido que hacer un gran esfuerzo, ya que todavía tenía la herida algo reciente y le tiraba. Aún así, estaba satisfecho con la actuación
Se despidió de las chicas, a las que acompañó un poco, y marchó para casa. A las once tenía que trabajar.
Sara y Aleyt fueron en silencio hasta el Hospital Clínico, y ahí ésta rompió el silencio.
- Sara... ¿Qué te pasó cuando estábamos allí?
- Nada Aleyt, simplemente no me encontraba bien.
- Cambiaste de un humor excelente, a unos nervios que casi te da algo. -Aleyt intentaba sonsacarle algo. Sospechaba que tenía que ver con el amigo de Nacho.
- Aleyt... Yo...
Aleyt sabía que le iba a costar contárselo, pero cuando lo hiciese se sentiría mucho mejor.
- Puedes confiar en mí, no voy a decírselo a nadie.
- ¿Ni siquiera a Nacho?
- Ni siquiera a Nacho. Cuéntame.
- Es que... Mira el día de vacaciones de Navidad,..., pasó algo. Extraño. ¿Recuerdas que te dije que me iba a Asturias a casa de mis tíos?
"Asturias". O sea que no se equivocaba. Tenía que ver con Pelayo seguro.
- Sí...
- Bueno pues subí al tren. Era el primero que cogía, y justo a mi lado llevaba a Pelayo sentado, que también iba a casa.
- Ahá, ¿y que más?
- Pues estuvimos hablando. Me dijo que le gustaba la fotografía y... bueno... No se como pero el caso es que quedamos antes de que yo volviese a Aranda para dar un paseo por Oviedo.
- ¡Hala! ¿En serio? ¡¡¡Qué fuerte!!!
- Para anda.
- Perdón. Continúa.
- Yo me siento muy bien con él, Aleyt. Pero creo que me equivoqué. Él no siente nada. Le cogí la mano mientras tomábamos algo... Y me dijo que él no pensaba en esas cosas y tal y cual... No se por qué lo hice. No se si yo siento algo por él.
- Uff... ¡Qué fuerte!... Perdona es que me ha impactado... Pelayo... Tú... Dios mío...
- Jajaja. Venga no te cachondees maja.
- No, no. El caso es que no haceis mala pareja. Pero conociéndoos... Mira según me ha contado Nacho, Pelayo está muy centrado en su carrera y no está interesado en ninguna chica. Es... como decirte... Un espíritu libre... Sí, es una buena definición para Pelayo.
- Me da pena estar así con él. Parece muy buen chico... Pero lo que empezó siendo una bonita historia terminó mal... Como todas las cosas que hago.
- Por favor Sara te he dicho mil veces que no digas eso. Esto te va a pasar una vez, y cien más. No te preocupes. ¿Estás mejor?
- Sí... Mucho mejor. No digas nada por favor.
- Te dije que confiases en mí.

jueves, 27 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER IV. LA ÉLITE.

Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento. - Immanuel Kant. Filósofo alemán.

Los exámenes cada vez estaban más cerca, y los nervios aumentaban en todos los ámbitos.
La sala de estudio del 5º ya era un hervidero de gente. En ella solían estudiar Ana, Aleyt, Louise, Carol, Sara y Silvia, pero cada noche recibían una visita y se distraían hablando.
Aquella noche recibieron dos visitas, la de Bach, una chica de la misma ciudad que Ana y que se llevaba genial con todas ellas, y la de las periodistas.

Aquel día, algunas de ellas ya habían comenzado los exámenes. Sara estaba muy sensible, y a cualquier cosa que no le viniese bien se quejaba.
- ¡¡¡Jajajaja!!! ¡¡¡Sííí!!! ¡Yo mandé el e-mail para que pusiesen Maldita Nerea en los 40!- Exclamó Louise muy emocionada.
- Fue muy bueno. De repente oímos: "la tortuga estudiosa", ¡y todas corriendo a tu habitación!.- Explicó Carol.
- Eres una friki...- Aportó Sara de buena gana.
- ¡Ya! Pero me da igual, pusieron ¡Maldita Nerea!- Volvió a repetir con más énfasis.
En aquel momento entró Aleyt que bajaba de ducharse. Estaba oyendo las voces desde el pasillo y les dijo que hablasen más bajo.
No funcionó.
- ... ¡Pero mira qué bueno está Chuck Bass!- Louise, Carol y Silvia seguían a lo suyo.
- ¡¡¡Os queréis callar de una vez!!!
En la sala de estudio se paró el tiempo ante tal grito.
- ¡¡¡La sala de estudio es para estudiar, si no teneis que estudiar iros a vuestras habitaciones!!!- Sara ya no podía gritar más alto. Estaba enfadada.
- Hey, hey... Cálmate...- Le aconsejó Louise.
- ¡¡¡Mira mejor me voy yo, porque estoy harta. Siempre estais armando escándalo y así no se puede estudiar!!!
Sara salió de la sala de estudio y cerró tan fuerte la puerta que retumbaron hasta los cristales de las ventanas.
- ¿Qué mosca le pica a esta ahora?- Se preguntó Louise.
- La verdad que se nos oye desde la otra punta del pasillo.- Comentó Aleyt.
- Sí ya lo se. Pero es que Sara cuando ella está de buenas, todos de buenas. Y cuando ella está de malas ¿nos tiene que dar esas voces? O ríe ella, o no ríe nadie. Pues no hija, no.
- Ahora iré a hablar con ella. Ya sabes que está muy nerviosa.
- ¡Sí vale! Y yo también. Que ya sabemos que ella estudia Medicina y es muy difícil, pero también es difícil lo demás. Siempre están igual, se creen superiores.- Dijo Silvia un tanto mosqueada.
El ambiente se calmó un poco. Ya era muy tarde.
Aleyt intentó hablar con Sara, pero no consiguió que le abriese la puerta, por lo que cogió un papel y escribió: "Tenemos que hablar, sube cuando quieras a mi habitación", y lo pasó por debajo de la puerta.

Después de unos minutos, Ofelia llegó corriendo, como siempre, a preguntar qué tal lo llevaban.
- Aquí andamos maja, que yo me voy a ir a sobarla ya...- Dijo Louise.
- ¿Y Sara? Me dijo que le pasase unos apuntes...
- Se ha ido a su habitación. Se enfadó porque dice que no parábamos de hablar.- Explicó Ana.
En ese momento también llegó Vic a hacerles una visita. Vic normalmente estudiaba en su habitación. En compañía se distraía demasiado. Aunque todas pensaban que lo que hacía era dormir toooodo el día.
- Bueno Aleyt, te tengo que contar cosas de estas...
- Uf... ¿Qué ha pasado ahora?
- ¡Espera Ofe!, que yo también me quiero enterar.- Dijo Carol.
Dejaron a un lado sus apuntes de historia y escucharon a Ofe.
- ... y bueno nada después de eso, íbamos andando por la calle pequeñina esta que hay cuando sales de casa de Nacho y da a la catedral. El caso, que nos encontramos por ahí a Nur, la compañera de piso de estos.
- ¿Y la crítica a la muchacha fue...?- Bromeó Aleyt.
- Nada, yo la saludé normal, yo que se como siempre, y cuando ya se fue, me empezaron a decir que para qué saludo yo a esa tía, que les caía fatal, que tal y que cual.
- ¿De Nur? Joder pero si es un ángelico de muchacha...
- Pues sí. Decían que parecía tonta pero que en realidad era una zorra viviendo allí con cuatro tíos y que no se qué...; criticando su ropa, su forma de hablar... Dicen que hablar con ella es como hablar con la pared, no te aporta nada.
- No se dedican a nada más que criticar... Qué pena me dan. Sal de ahí antes de que tengas más problemas, Ofe...
- Ya... También me ponen a parir porque muchas veces me voy con el grupillo de oración... -Explicó Ofelia.
- Mucho mejor.
- Ya. El problema que luego me toca a mí aguantárlas en clase. Sobre todo me impresiona Margarita lo borde que es conmigo. Y bueno Ajo ya es caso aparte.
- ¡Te he dicho muchas veces que las mandes a tomar por saco!- Gritó Louise desde el otro lado de la mesa.
- Jajajaja.
- ¡Qué son unas criticonas!
- Sí, sí ya lo se... Bueno... ¿Tú que tal con Nacho? ¿Le dijiste lo de Aelo?
- Sí, sí ya lo hablamos. Todo está bien.
- Me alegro. De todas formas, ojito con ella. - Le aconsejó Ofe.
- No hay problema. Gracias.

A la mañana siguiente, Ana estaba estudiándose los últimos temas de Derecho Constitucional que le quedaban.
Sara entró en la sala sin decir nada y conforme entró, se fue a encerrarse en su habitación. Al segundo llegó Carol.
- ¿Sigue enfadada?- Preguntó.
- No lo se. Ha entrado y no me ha dirigido la palabra. No se qué le pasa.
- ¿Vamos a hablar con ella?
- Vamos...
Llamaron tres veces a la puerta, pero Sara no abría.
- Sara abre. Solo queremos hablar contigo. Está Carol aquí también.
En ese momento llegó Vic. Preguntó bajito que qué pasaba. Ana se lo explicó rápido y oyeron la llave girarse.
- Hola chicas...- Se veía a una Sara que había estado llorando.- Pasad...
- Pero Sarita ¿qué te pasa?- Preguntó Carol.
- Nada, nada...
- Pero si has estado llorando...- Vic empezaba a preocuparse.
- No es nada. Es que... ¡ai! no se...
- Puedes contárnoslo.
Sara al final acabó contándoles lo que les pasaba.
Les dijo que estaba muy nerviosa porque quería sacar todos los exámenes aprobados y se estaba agobiando. Además, las veía muy bien, no tan agobiadas como ella y eso le fastidiaba.
- Pero Sara nosotras estamos igual de agobiadas, simplemente nos tomamos las cosas con más calma, pero no te puedes poner así porque estemos haciendo el tonto todas.- Dijo Carol.
- Ya... Pero a veces os poneis a hablar de cosas que yo no se porque no salgo y es como que me siento desplazada... Y me siento mal...- Explicó Sara a punto de llorar de nuevo.
- Eso no lo digas Sara. No te desplazamos, lo que pasa es que hay veces que nosotras salimos y tú te quedas estudiando y es normal que no te enteres. No se tampoco es muy importante. Al igual que cuando llegas tarde a comer. Pero siempre se quedan Louise y Aleyt esperándote...- Ana no sabía que más decirle.
- No digas que no queremos que estes con nosotras, eso es una chorrada. Solo tienes que controlar un poco tu mal genio.- Carol intentó animarla y le dio un abrazo lo más fuerte que pudo.
- Bueno chicas yo me voy a estudiar a mi habitación. ¡No la lieis en la sala!- Igual que entró, Vic salió de la habitación.
Sara cogió sus cosas, les dio las gracias y fue a la sala de estudio, donde se encontraron a Aleyt y a Silvia. También estuvieron hablando de lo mismo, y Aleyt le dijo que nunca más volviese a pensar así. Todas eran amigas, había suficiente confianza como para decirse las cosas bien.

Primer problema resuelto.

miércoles, 26 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER IV. LA ÉLITE.

La amistad es un pasillo seco entre las gotas de lluvia.- Antiguo proverbio chino.

Valladolid parecía una ciudad anciana. No se veía un estudiante por la calle, ni por los parques, ni siquiera por las Universidades. No era por el frío, aunque también era esta una buena razón para no pisar la calle, simplemente, se acercaba una de las peores épocas del año: los exámenes.

Las salas de estudio de la residencia Labouré estaban repletas de chicas que corrían a contrarreloj para estudiarse, al menos, la mitad del temario. Siempre pasaba lo mismo... Quince días antes se empezaban a agobiar. Las clases habían terminado para tener más tiempo para aprovechar estudiando.
Algunas de ellas todavía eran incapaces de levantarse a desayunar y ponerse a estudiar, como era el caso de Carol o Silvia. Se levantaban normalmente antes de las 9, y hasta ahí todo perfecto, pero a las 9 y cuarto se metían en la cama otra vez hasta las 11.
No era el mismo caso de Louise, Aleyt o Sara. Estas sí que se encerraban en la sala de estudio del 5º y no veían la luz del día nada más que para fumar un cigarro.
- Bueno días chicas...- Dijo Louise mientras bostezaba.
- Hola...- Respondieron Aleyt y Ana sin muchas ganas.
- ¡Qué frío hace...!
La conversación era, como se dice, de besugos, pero a esas horas de la mañana era imposible pensar o decir algo medianamente interesante.
- Que valor tienen Carol y Silvia de meterse en la cama otra vez... Es increíble.- Se quejó Ana.
- Ya te digo. Y luego Carol aprueba la tía sin problema ¿eh?- Contestó Aleyt.- Me da una envidia...
- Son como osos... ¿Nunca habéis despertado a Silvia? jaja.
- ¡Sí! Sale de dentro de la habitación un calor que tira pa´atrás... jajaja.
- Y Carol no se queda corta...- Aclaró Ana.
La mañana fluía normalmente, entre bostezos, caras de sueño y quejidos por el sonido del semáforo.
La sala de estudio cada vez tenía más y más post-it. ¡Qué invento! Es la cosa que más distrae a una persona que está estudiando, además de la mini serie de "La Niña Repelente". Son cosas sin sentido que hace el ser humano por puro aburrimiento y que no tienen una explicación medio lógica. Pero es entretenido.
Hicieron por enésima vez un descanso, y, cuando salían, se encontraron con Ofelia que venía a hacerles una visita y a preguntarles qué tal les iba. También les contó, especialmente a Aleyt, que estaba teniendo problemas con el grupo de Ajo... Le habían dicho que no era una persona adulta, que no estudiaba porque estaba metida en todas partes, que cuando creciese volviera con ellas...
- ¿En serio? ¿Qué les pica?- Preguntó extrañada Aleyt.
- Yo que se... A veces les da el venazo. Y luego, encima, tengo que aguantar sus caretos largos en clase...
- Pasa de ellas, tía.- Contestó Louise. Era una de sus respuestas favoritas, y, con respecto a ese grupo, la mejor de todas.

Bajaron a comer a las 14.00. Como los osos, allí estaban, tras un largo letargo, Carol y Silvia intentando cazar un spaghetti mientras abrían la boca hasta que la mandíbula no les daba más.
¡Todavía seguían teniendo sueño!
- Tengo que empezar con historia. Soy lo peor. -Reconoció Carol.
- Sí... Ya va siendo hora jaja. Yo voy por el tema 3, tampoco es tanto.- Le explicó Aleyt.
- Joder tía, y yo sobando toda la mañana. ¡Qué asco! jaja.
- Podríamos salir hoy un ratito...- Propuso Louise.
Aleyt estaba desesperada por salir un rato. Hacía tiempo que no salía por Valladolid. Quedaban quince días, algo más, para que comenzaran los exámenes, de modo que por una noche no pasaría nada... Pero por un momento pensó que todas iban a negarse.
- Por mí vale.- Contestó sorprendentemente Ana.- Tomamos algo en algún lado y volvemos. Total, hoy solo es hasta las 2.
- Por mí también.- Dijeron Silvia y Vic.
Todas estaban de acuerdo, excepto Sara, que se estaba agobiando y dijo que ella se quedaría estudiando.
Por la tarde, y cuando Aleyt hubo vuelto de casa de Nacho, fueron a su segunda casa, a comprar algo de alcohol para beber en la residencia antes de salir.
Estuvieron en la habitación de Ana jugando a las cartas. Pero no un juego normal, sino un juego para beber. No salieron demasiado mal, pero sí les subió.
Se dirigieron, al salir de la residencia, a una especie de galería que todo el mundo llamaba Cachilandia. Los locales estaban llenos de gente, pero pudieron tomar algo más y estar allí sin pasar frío un rato.
Después, se dirigieron hacia el pub que más les gustaba a Louise y Aleyt, aquel que todas de broma llaman "El gato pelón". No había mucha gente, por lo que lo tenían para ellas solas. Pidieron el cocktail estrella de aquel lugar: Sexo en la playa, una mezcla de vodka, granadina, zumo de melocotón y licor de naranja, además, les decoraron los vasos con muñequitos de plástico. Cada uno tenía una forma. Había con forma de monos, sirenas, burros, camellos... y cada uno de ellos de un color diferente.
Louise no paraba de pedir canciones a la camarera, esta última ya alucinando de lo bien que se lo estaban pasando ellas solas. La canción de la noche fue, como no, Ritmo de la Noche, a la que acoplaron la coreografía del anuncio de Navidad de las cajas de Happy Meal.
Seguían pidiendo cocktails. El siguiente fue el Abrazo de Koala, algo así como vodka, licor de melón y coca-cola. Este no entusiasmó demasiado a Carol, que, al día siguiente, afirmó que el Koala la estuvo abrazando hasta en sueños.

A las 2 tuvieron que volver a la residencia, pero la salida no había estado nada mal. Quedaron en volver a repetirla, eso sí, después de los exámenes.
Ahora tocaba ponerse a estudiar y distraerse lo menos posible.

-Mira Ofelia yo no voy a discutir más contigo sobre esto. Te quejas de vicio, porque no estudias nada. Estás metida en todos los fregaos y eres una irresponsable. Tienes que aprender a tener prioridades. Por ejemplo, deberías de dejar de ir a catequesis, es algo que te quita tiempo. Aleyt y Silvia se bastan solas para ir, porque no están estudiando algo como nosotras. Lo suyo es más fácil. Y hasta que no aprendas a priorizar, conmigo no cuentes y no vengas a picarme a la puerta. Crece un poco Ofelia - Ajo machacó a Ofelia con ese repertorio que no hacía más que fastidiarla.
- Yo creo que esa no es la solución, pero como te pones así, así quedaremos.
- Te lo digo por tu bien Ofe, pero harás lo que te de la gana. Me voy a buscar a Margarita para ponernos a estudiar.- Esta última palabra la recalcó todo lo que pudo.

Y Ofelia se preguntaba... ¿Qué les pasará? ¿Por qué se portan ahora así conmigo? ¿Por qué BH no me habla y Ajo la ha perdonado después de lo que le hizo con Genaro? ¿Qué pretenden?
- Se llama envidia, Ofe.- A lo mejor esa frase de Aleyt era la respuesta a todas sus preguntas...
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lunes, 24 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER IV. LA ÉLITE.

Porque sí que puedo vivir sin ti. Lo que pasa es que no quiero.

El frío había llegado a su máximo extremo.
No nevaba, y hubiera sido preferible que lo hiciese. Así sería más entretenido. La gente iba rápido por la calle, con la nariz roja, el vaho saliendo de la boca y en los autobuses urbanos no cabía un alfiler.
Alguien miraba por la ventana. Estaba dentro de una habitación blanca, de pie, y se había quitado el jersey. En los hospitales normalmente hacía un calor insoportable.
- ...¿Louise? ¿Qué haces aquí?
- ¡Nacho! ¡Por fin despertaste!- Dijo Louise emocionada acercándose a la cama.
- Pero bueno, ¿qué hacemos aquí?
Al incorporarse, Nacho notó un dolor agudo en la parte trasera de su hombro derecho. Llevaba el brazo en cabestrillo y varios rasguños por el antebrazo. Soltó un pequeño gruiñido por el dolor y se volvió a dejar caer en la cama.
- No te muevas. ¿No te acuerdas de nada?
- Sí, la pregunta ha sido estúpida.- Bromeó el chico.
- Nada más llegar la ambulancia te trajeron aquíy te operaron. Tienes varios puntos en la herida pero el alta te la darán mañana.
- Ah bien. Pero ¿y tú qué haces aquí?
- Aleyt ha ido a ducharse a la residencia. Estamos aquí Genaro, Ross y yo. Ella estuvo toda la noche contigo.Cuando Genaro la llamó contándole lo que había pasado se puso histérica. La directora no tuvo más remedio que abrirle la puerta para que viniese contigo.
- Vaya... ¿Y tú cuándo has llegado?
- Yo acabo de llegar de Santander majo. No he pasado ni por la residencia. Aleyt me llamó y me pidió el favor de hacerte compañía. No tardará. Tengo la maleta ahí.
- Gracias Louise, pero no hace falta que te quedes.
- No me importa Nacho. ¡Mira! Ahí viene Genaro.
El chico entró en la habitación quemándose la mano. El café estaba ardiendo.
- ¡Hombre Nacho! ¡Ya has despertado del letargo!
- Sí hijo sí.
- ¿Qué tal estás?
- Bien. Bueno me duele. Pero me encantaría largarme de aquí ya.
- Bueno chicos yo sí que me voy a ir que Aleyt viene ya para acá con Silvia. Mejórate Nacho.
Louise y Nacho se despidieron con dos besos y la chica abandonó la habitación con su pesada maleta.
Genaro le contó a Nacho como sucedió todo. Aquel hombre le apuñaló en el hombro. Tuvo suerte, no fue nada grave, solo que la herida era un tanto profunda. Por eso se aturdió. Lo rasguños son de caer al suelo por el dolor.
- ... El caso es que cuando te vimos en el suelo empezamos a gritar. Pero el tío no tenía por donde salir. Echó a correr y Ross y yo le pegamos una buena pasá... Por cierto, la puta de la abogada nos ha demandado por agredir a un enfermo. El tipo tenía esquizofrenia.
- ¿No jodas?
- Sí... Pero bueno ese es otro tema. El caso es que salió Toni y llamó a la policía y a la ambulancia. Mientras,llamé a Aleyt y vino para el hospital. Aelo también estuvo por ahí abajo. Vendrá luego.
- Lo que no me pase a mí... Vaya fin de semana... Completito, completito. Y el primero de trabajo en serio...
- Bueno puedes incorporarte pronto.
- Sí, sí. Eso lo tengo claro.- Contestó Nacho decidido.
Continuaban charlando cuando Aleyt y Ross aparecieron. La muchacha volvió a sonreir y se lanzó a darle un beso a Nacho. Ya se le había pasado el susto.
- ¿Cómo estás?
- Bien, bien. Me duele un pelín.
- Normal... Vaya tajo te dio...
- Jajaja.
- Hemos visto a la enfermera por el pasillo. Dice que seguramente te vengas para casa esta tarde.- Explicó Ross.
- ¡Ui qué bien!- Dijo Nacho con alegría.
- Eso sí. Tienes que estar unos días en reposo.- Advirtió Aleyt.
- Que no pasa nada. Es sólo una heridilla.
- No, no. Te pueden saltar los puntos y eso sí que jode.
Estuvieron un rato hablando y Aleyt tenía que irse a comer. Prometió volver por la tarde para ayudarle a llegar a casa.

Aleyt andaba más tranquila y cuando llegó a la residencia se encontró con Ajo.
- ¡Geme! ¡Ya me han contado lo de tu churri! ¿Qué tal está?
- Muy bien. Esta tarde se va para casa. Sólo fue un susto.
- Me alegro. Oye sube luego al office que nos tienes que contar todo lo de Navidad ¡eh!
- Vale, vale sin problema.
Fue a su habitación y aparecieron Sara, Vic y Carol para preguntar por Nacho. Bajaron juntas a comer y se sentaron todas en la misma mesa que Ajo & CO. Más tarde llegaron Ana y Louise y, como no tenían sitio, se sentaron en la mesa de delante que siempre estaba vacía.
- Mañana nos ponemos a comer todas ahí.- Dijo Carol.
- Vale sí. Si no no cabemos todas.- Contestó Sara.
Aleyt se sentía bien con aquel grupo de chicas. No conocía muy bien a Vic y a Ana, pero con las demás se llevaba estupendamente.
El ambiente que vio en el grupo de Ajo no le gustó nada. En aquella comida empezaron a criticar a Ofelia porque decían que pasaba más tiempo con Arturo que con ellas. Eso desde el punto de vista de Aleyt no era cierto.
Más tarde subieron al office y empezaron a acribillarla a preguntas.
- Pero ¿cómo tuviste el valor de meterlo en tu casa?- Preguntó imprudente BH.
- No se... ¿Qué queríais que hiciese con él?
- ¿Y tú madre que dijo? ¿Le cayó bien a tu familia?
- Sí vamos, todo fue muy bien...
- Yo no meto a mi novio ahí hasta el día de antes de casarme.- Añadió Margarita.
- Mirad chicas ¿sabeis qué? Tengo que irme al hospital a ver a Nacho. Ya hablaremos. Ciao.
- ¿Qué le ha pasado a Nacho?
- Que os cuente Ajo.
Y salió de aquel office teniendo claro que nunca más volvería a salir con aquel grupo de chicas. La esperaban otras seis chicas más que no tenían nada que ver con ella, pero con las que se sentía ella misma. No tenía que fingir, no tenía que sonreir si no tenía ganas... En fin, eran de élite.

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Muy en especial para mis dos héroes. No se que haría si no los hubiera conocido. Gracias por todo.

La navidad llegaba a su fin. Todos los estudiantes de Valladolid regresaban quejándose de lo cortas que habían sido las vacaciones. El tiempo pasaba deprisa, y ya comenzaba la época más terrible del curso: los exámenes.
Ana regresaba en el tren cargada con maleta, bolso, bolsas de regalos, etc. Llegó a la estación del Norte y corrió hacia el autobús que la llevaría a la residencia. Tenía los ojos hinchados en aquel momento. El viaje había sido duro y apenas disfrutó del paisaje por culpa de las lágrimas.

Ana volvió a casa un día antes de Nochebuena, y aquella noche salió con sus amigas. Lo necesitaba, hacía tiempo que no iba por allí. Estando tomando unas cañas, cuando apareció Julio, el chico al que dejó cuando llegó a Valladolid por haberle sido infiel.
- Ana... ¿Podemos hablar un momento?
- ¡No tengo nada que hablar contigo!- Voceó Ana.
Sus amigas intentaron calmarla y consiguieron que saliese fuera a hablar con él.
Julio le explicó todo lo que ocurrió la noche que le fue infiel. Al chico se le saltaron las lágrimas, y a Ana también. Ella lo seguía queriendo, y él a ella eso parecía. Decidieron darse otra oportunidad tras una larga charla durante la cual fueron caminando por el interior de la Muralla.
Se les veía felices como antaño lo fueron. Pero a veces la vida es más cruel de lo que fue.

Llegó Nochevieja. Ana estaba preciosa con un vestido negro que su abuela le regaló. Cenaron tanto su hermana como ella con su padre, y más tarde cada una fue a reunirse con sus amigos para celebrar la entrada del nuevo año.
Ana caminaba hacia la discoteca que solía frecuentar y se encontró con un amigo de Julio.
- Eh... ¡Ana! ¿Qué... qué haces por aquí?
- ¡¡¡Feliz año!!!
- Sí, ..., sí... Igualmente.
El chico estaba muy nervioso.
- ¿Y Julio? Me dijo que me llamaría, pero nada...
- Ya... No se. Creo que uno de estos se puso malísimo y está con él. ¿Donde caminais?
- Pues donde siempre. ¡Si lo ves dile que me llame!
- No... Bueno... Sí vale...
El chico se alejó. Y, cuando Ana se dio la vuelta, se encontró con Julio, pero no como ella esperaba. Estaba muy bien acompañado.
- ¡Sabía que lo harías otra vez!
- ¡Ana!
- ¡¡¡Y con mi hermana!!!
- Ana, tu hermana va un poco perjudicada...
- ¡¡¡Pues que yo sepa los controles de alcoholemia no se hacen comiéndole los morros a nadie!!! ¡¡¡Y menos a tu cuñada!!!- Ana estaba al borde del ataque. Los ojos le brillaban de ira y odio.
- Ana... Lo siento.- Dijo su hermana con la voz entrecortada y cabizbaja.
- ¡¡¡Tú cállate!!! Estoy deseando irme a Valladolid para perderte de vista. ¡¡¡No vives más que para joderme la vida!!!- Ana gritó furiosa a su hermana levantándole la mano, pero alguien la cogió antes de que se arrepintiera de aquello.
No dijo nada más. Solo pidió que alguien la acompañase a casa.
Desde ese día, no volvió a cruzar una mirada con su hermana pequeña.

Ya en Valladolid, Aleyt iba en el coche con su madre. Les había costado mucho llegar desde tan lejos por la nieve que había en las carreteras. Afortunadamente llegaron bien.
Aleyt tenía muchísimas ganas de ver a Nacho. Se despidió de su madre, deseándole ésta suerte para sus exámenes.
Nacho trabajaba ya en la residencia Felipe II sustituyendo al portero de por las noches porque había tenido un accidente.
El trabajo le venía estupendamente, pero acabaría matándole al principio lo de trabajar de noche.
Aleyt se dirigió hacia allí. La residencia estaba en un callejón paralela al lateral izquierdo de la iglesia de San Pablo.
Pasó por la verja, caminando tranquilamente y vio a Nacho esperándola a lo lejos. Mientras avanzaba, se percató de un hombre que la siguió con la mirada hasta que pasó. Era un señor que pedía limosna en la puerta lateral de la iglesia. No le dio mayor importancia.
Al llegar a la puerta de la residencia, se lanzó a los brazos de Nacho. Empezaron a contarse cómo habían sido los últimos días de la navidad. Poco a poco iban llegando hasta allí más residentes. Mientras fue de día, se quedaron en la puerta. Luego ya pasarían dentro por el frío.
Charlaban tranquilamente, cuando de repente empezaron a oír gritar a un hombre. Era el mismo que pedía limosna. Se quedaron mirándole extrañados, y se dieron cuenta de que sus graves amenazas las dirigía a Nacho.
- ¿Te lo dice a ti?- Dijo Aleyt asustada.
- No he visto a ese hombre en mi vida, te lo juro.
- Que te va a apuñalar dice... Madre mía ese tío está tronado. Y dice que sabe a que hora sales... Oye lleva cuidado, no está bien.
- No te preocupes anda que no pasa nada. Ya se irá.
- Mejor vayamos dentro.
Se calmaron un poco. Ya oscurecía. Estaban charlando tranquilos cuando vieron una sombra en la puerta. Era el mismo hombre mirando, con una sonrisa maliciosa por la ventana que daba a la portería, a la pareja. Ambos se asustaron, y Nacho fue a cerrar las puertas de la residencia. Además, se dieron cuenta de que el hombre llevaba unas enormes piedras, una en cada mano y los miraba con la misma sonrisa terrorífica. Gracias a Dios que en aquel momento llegaba Toni, el director de la residencia, hablando por teléfono. El hombre seguía allí mirándoles, pero al ver al otro muchacho más corpulento no dijo nada. Nacho se tranquilizó, pero Aleyt no podía. Se le pasaban ideas vagas por la cabeza de que algo pudiera pasarle a la persona que más quería, y eso la destrozaría.
- Nacho... Llamad a la policía, te lo digo en serio, no quiero que vayas solo a casa.
- Bueno Toni ya está aquí. Si pasa algo llamaremos.
- Nacho... Toni no va a estar hasta que te vayas tú. Y el tipo este puede esconderse, o esperarte en San Pablo o yo que sé...
La chica rompió a llorar y se abrazó a Nacho. El muchacho también estaba muy nervioso.
El hombre se alejó, pero no quitaba la mirada de la puerta. Toni seguía allí e intentó con varias bromas suavizar la situación.
Aleyt tenía que irse ya. Había quedado con Sara en la residencia. Toni la acompañó hasta la salida, cruzándose de nuevo con aquel hombre extraño y volviéndosele a clavar sus ojos en la nuca. No se fue tranquila.
Mientras caminaba con el corazón saliéndole por la boca, se encontró con Ofelia y Arturo. Se felicitaron las fiestas y se contaron cosas de las vacaciones, pero la pareja vio preocupada a Aleyt, y ésta les contó todo lo que había ocurrido. Ofelia le dijo que lo mejor hubiese sido llamar a la policía, solo por si acaso, pero Aleyt le explicó que ni Nacho ni Toni tenían esa intención. Cuando le contó a Ofelia que el hombre solo amenazaba a Nacho si estaba solo, se le ocurrió la idea de llamar a Genaro y a Ross para que fueran a recogerle a la hora de salida. Aleyt no se lo pensó, y, aunque le sabía fatal, llamó a Genaro.
- ...¿En serio?
- Genaro... No te lo pediría si no estuviese tan preocupada. Pero lo que he visto no me ha gustado nada. Por favor id...
- Claro que sí mujer, para eso estamos. Ya te contaremos. Allí iremos los dos.
- Vale. Llamadme cuando llegueis a casa. Sois unos soletes.
Aleyt se quedó más tranquila y fue a ver una película con Sara y dos chicas que conocía poco de la residencia: Ana y Silvia. Después de esto nacería una bonita amistad entre ellas. Aleyt les contó lo que había pasado y las chicas intentaron distraerla, sobretodo Silvia. Le agradecería siempre lo que hizo por ella aquel día.

Nacho salía de la residencia a las dos de la madrugada. No estaba preocupado, pues había visto a aquel hombre marcharse después de la segunda misa. Tampoco sabía que Ross y Genaro irían a buscarle, por lo que salió cinco minutos antes. El muchacho andaba rápido, tenso, con los cinco sentidos puestos en cada rincón. Pero al ojo humano siempre se le escapan cosas. Cuando vio aquella sombra se sobresaltó, pero el brillante filo fue más rápido que sus reflejos.
Oyó voces conocidas a lo lejos gritando su nombre. Y lo último que oyó aquella noche fueron los gritos desesperados de un hombre entre las sirenas de la policía que pedía perdón por lo que había hecho.
Mientras, Aleyt subía a la habitación, muriéndose ya de la impaciencia al no recibir ninguna llamada. Se acordó de aquella frase que le dijo su abuela: "no hay dos sin tres". El fin de semana antes de volver había sido horrible. Creía en las casualidades, y se temía lo peor.
Sonó highway to hell en el silencio de la noche. Era Genaro.
El móvil de Aleyt cayó al suelo y se escuchó por todo Labouré un grito desgarrador.

viernes, 21 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

La Nochebuena en casa de Aleyt transcurrió normalmente. Bueno, quizá ese año había sido más divertida que otros porque estaban todos juntos. No faltó nadie. Incluso su tío que año sí año también trabajaba, aquella noche mágica estuvo con ellos.
La navidad en sí pasó sin ninguna novedad.
Volvió a reencontrarse con un montón de amigos suyos. Sobretodo tenía ganas de ver a Momo, que había sido los dos últimos años de instituto su especie de "ángel de la guarda". Momo era una gran artista. Estudiaba Bellas Artes en Valencia, además de pasar sus ratos libres haciendo abalorios muy originales como broches, anillos, bolsos, etc. Se conocían de toda la vida. Habían ido desde pequeñas juntas a clases de ballet, pero su amistad se forjó en las ferias medievales, donde ambas vendían dichos abalorios. Se habían hecho inseparables.
Aleyt y Momo estaban tomando un café, cuando Aleyt recibió una llamada de Nacho.
- Hola guapa.
- ¡Hola! ¿qué tal? ¡¡Feliz Navidad!! jaja.
- Muy bien, iguualmente ¿y tú?
- Bien, bien. Estoy con Momo tomando un café.
- Ah vale. ¿Te molesto?
- No, no que va.
- Ya les dije a mis padres que quiero irme a pasar la Nochevieja contigo.
- ¿Y qué dicen?
- Que es un poco pronto...
- Ah... Claro sí, es normal...
- Pero voy a ir igualmente. Te lo prometí.
- Jo, me hace mucha ilusión.
- Nos veremos entonces el lunes. Te dejo ya que estes a lo tuyo.
- Vale. Un saludo de parte de Momo.
- Otro para ella y un besazo para tí. Ya te iré avisando para cuando vaya a ir.
- Sí, sí. Ciao. Te quiero.
- Y yo a ti.

Justo en la otra punta del país, alguien recibía otra llamada.
- Hola.. ¿Sara?
- ¡Sí, soy yo! jaja.
- Ah jaja, me sonaba tu voz extraña.
- Es que estoy un poco afónica. Dime.
- ¿Quedamos mañana al final, no?
- Sí, sí. Ya te dije el otro día cuando te llamé que me venía bien porque pasado me voy a Aranda.
- Vale. Que te dejen en la catedral de Oviedo, que voy allí a buscarte.
- Sí, sí. Me llevará mi tía. ¿Sobre las 5 o así no?
- Sí, temprano, que si no se nos hace de noche.
- Jajaja. Perfecto. Hasta mañana.
- Adiós...
Pelayo se notaba nervioso cuando hablaba con ella. No entendía por qué. Sólo había experimentado aquella sensación una vez en su vida. Y mejor hubiera sido no haberla tenido que pasar...

La tarde del día siguiente fue de las mejores que Pelayo había tenido en mucho tiempo. Se encontró con Sara en la fachada principal de la catedral, y fueron recorriendo la ciudad de Oviedo dando un paseo. El tiempo pasó demasiado deprisa.
Pelayo hizo unas fotografías que a Sara le parecieron preciosas, y la enseñó a utilizar una cámara de verdad.
La llevó por lugares que solamente él conocía y que un turista normal sería incapaz de recorrer. Hablaron otra vez sobre muchas cosas relacionadas con la universidad, y Sara escuchaba atenta las explicaciones de Pelayo sobre algunas construcciones que se encontraban, a la vez que cogía su cámara y disparaba un intenso flash ya en el ocaso de la tarde.
Habían andado durante horas, y Sara propuso ir a tomar algo. No sabía que Pelayo era poco de esas cosas, pero él aceptó gustosamente.
Se sentaron uno al lado del otro, y la conversación fluía sin cesar.
Sara no estaba segura, pero... le cogió de la mano. Nunca había hecho algo así, pero se sentía en la necesidad de hacerlo. Pelayo la apartó despacio, y se fue separando un poco de la chica.
- Sara creo que estamos confundiendo las cosas...
- No entiendo...
- Yo... mira yo nunca he estado antes con nadie. Creo que hemos estado evitando este tema todo el tiempo pero yo no busco nada con ninguna chica. Estoy centrado en mi carrera y en mi futuro, luego todo se verá.
- No se qué decirte. A mí tampoco me había pasado esto. Pero mis intenciones no son estas... A lo mejor sí me he equivocado contigo. Me he hecho ilusiones.
- Pues lo siento por ello. No deberías habértelas hecho.
- Tienes razón.
Pelayo invitó a Sara y la acompañó hasta donde había quedado con su tío. No dijeron nada. Sus conversaciones se habían desvanecido. Y fue el adiós más amargo que nunca habían dicho.

El chico fue caminando despacio hacia su casa, pensando que aquello que le dijo a Sara era lo peor que jamás había dicho a nadie. Porque no era lo que él quería decirle en aquel momento, solo que llevaba mucho tiempo pensando así.
Se fijó en un pequeño charco, y consiguió fotografiar una gota de agua que caía de un tejado para unirse con el resto. Igual que esa gota se sentía, hundido en un mundo que había perdido el sentido.

miércoles, 19 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Poco a poco, Valladolid fue vaciándose. En la estación de Campo Grande no cabía ni un alfiler.
Sara caminaba en busca de su tren nerviosa, pues nunca había subido en uno.
Cuando marchaba a casa siempre lo hacía en autobús.
Aquellas vacaciones las iba a pasar el un pequeño pueblo de Asturias, de donde eran sus tíos. Le hacía ilusión volver a verlos, hacía muchos años que no pasaban por Aranda, y ahora que estudiaba en Valladolid, todavía tenía menos oportunidad de estar con ellos.
También llegaría su hermana que estaba terminando la carrera en Dinamarca. Toda la familia de su madre se juntaría allí.
Pensó en ir primero a Aranda, y marchar hacia el norte con sus padres, pero no le dio tiempo.
A lo lejos divisó la vía de su tren, pero todavía quedan 15 minutos para que saliese.
Ya dentro, se sentó en el primer asiento que vio vacío, al lado de la ventanilla. El viaje iba a ser largo, así que sacó su iPod para entetenerse. Le habían dicho que el paisaje asturiano era único, por ello eligió la ventanilla.
El vagón iba llenísimo. Menos mal que fue de las primeras en subir.
Cuando ya salía el tren, alguien se sentó al lado de Sara. Al principio la chica no hizo caso. Giró la cabeza una vez para verle la cara a su acompañante, sin darle mucha importancia. Al segundo, se quedó pensando un momento y volvió a mirar. El chico que la acompañaba era Pelayo, el compañero de piso de Nacho.
Pelayo se quedó mirándola también, sorprendido. Solo la había visto una noche en su casa con Aleyt, Ajo y las demás.
- ¡Hola!- Saludó Sara tan simpática como siempre.
- Hola Sara, ¿qué haces aquí?- Preguntó Pelayo, nervioso.
- Pues nada voy para Asturias a pasar la nochebuena con la familia.
- Ah muy bien, ¿es que eres de allí?
- No no que va, soy de Aranda de Duero, pero mis tíos llevan viviendo en Asturias cinco años y mira, allí nos vamos todos unos días.
- Vaya ¡qué bien!
- ¿Y tú?
- Nada a Oviedo, ya tengo ganas de llegar a casa y salir de Valladolid.
- Ya te queda menos entonces. ¿Qué estudiabas tú?
- Arquitectura. Estoy ya con el proyecto.
- ¡Hala! ¿ya? ¿y qué tal?
- Sí jaja. De momento bien. Bueno no es fácil, pero se lleva bien. Últimamente estoy más tiempo por Oviedo que por Pucela. ¿Y tú? No me acuerdo qué estudiabas...
- Medicina. Pero aún en primero jaja.
- Ah vale. Sí... Te quedan unos cuantos años... jaja.
Pelayo cada vez se iba poniendo más nervioso, pero veía en Sara una persona muy extrovertida y le gustaba hablar con ella.
Aquel viaje pasó volando para él. Se sintió muy a gusto hablando con ella. Charlaron sobre todo, desde la carrera de cada uno hasta la situación de la universidad de Valladolid en aquel momento, sobre el cambio del plan Bolonia, etc., etc.
Sin darse cuenta, estaban ya en la estación de Pola de Lena.
- Vaya... Ya estamos llegando.- Dijo Pelayo para romper el silencio que se había producido entre los dos.
- Sí... Tengo muchas ganas de pisar tierra jaja. Me cansan los viajes tan largos.
- Bueno, el paisaje entretiene.
- Llevan razón cuando dicen que teneis los mejores paisajes del país jaja. Me encantaría llevar la cámara para fotografiarlos.
- ¿Te gusta la fotografía?
- De aficionados. Lo típico... Cámara digital y poco más.
- Vaya... A mí me encanta. Muchas veces salgo solo por Valladolid o por Oviedo a hacer fotos. Me relaja.
- ¿Sí? A ver cuando me enseñas algunas.
- Cuando quieras. En tuenti tengo muchas de ellas.
- ¿Y por qué no expones en algún sitio? Si son buenas...
- No, no... Me da un poco de apuro. Yo hago esas fotografías para mí y porque me gusta.
- Te entiendo...
No sabe como tuvo valor para ello, pero Pelayo invitó a Sara a acompañarle a hacer fotos por Asturias algún día que estuviera ella libre por allí, antes de volver a Aranda. Le recomendó que se pusiera ropa de abrigo, la humedad era insoportable en invierno.
Sara, sorprendida, aceptó la invitación y se dieron los números de teléfono.
Ya estaban llegando a Oviedo, y Pelayo, muy caballeroso, ayudó a Sara a bajar la maleta. Se despidieron y quedaron en llamarse.
El chico iba con el corazón que se le iba a salir del pecho. Nunca había estado tan a gusto con una chica desde que estuvo con Aelo en la residencia. La echaba de menos, siempre habían sido muy amigos.
Pero ahora su mente la ocupaba Sara. Estaba deseando que pasase Nochebuena para llamarla.
Afortunadamente, la chica se le adelantó.

martes, 18 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Solamente quedaban tres días para las vacaciones de Navidad.
Muchas de las chicas de Labouré ya habían marchado a sus hogares.
Aleyt todavía se quedaba hasta final de semana. Aquel día era miércoles y el viernes su madre y su tía iban a Valladolid a recogerla. Pasarían el fin de semana en Madrid con unos amigos y el domingo continuarían hasta casa.
Estaba sola en su habitación cuando llamaron a la puerta.
- ¿Quién es?- Preguntó Aleyt.
- ¡El coco!- La voz del otro lado era la de Louise, gastando su broma de siempre.
Aleyt se levantó a abrir. Pensó que Louise iba a despedirse de ella.
- ¿No te has ido aún para Santander?
- No maja. Hasta el viernes no me voy que vendrá Mario a buscarme.
- Bueno no queda mucho, a mí vienen mi madre y mi tía a recogerme. Tengo ganas de verlas. También vienen mis primas pequeñas. Van a pasar más frío que en toda su vida...
- Si es que los del sur no estais acostumbrados a esto.- Contestó Louise haciéndose la importante y sacando su orgullo de "chicarrona del norte".
- Ya te digo jaja.
- ¿Preparada para mañana por la noche?- Preguntó Louise.
Aleyt iba a dar una sorpresa a Nacho. Quería pasar con él la última noche antes de marcharse, pero los dos solos, por lo que cogió una habitación de hotel. Lo que no sabía aún era como hacerlo para que Nacho fuese al hotel sin sospechar nada.
- ¿Cómo hago para que vaya sin que se de cuenta?
- Tú tranquila que ya pensaremos algo. Mañana tenemos que ir al coro los dos. Tú déjamelo a mí. Eso sí, ¡yo quiero ver la habitación!

Al día siguiente, Aleyt y Carol fueron a la facultad a hacer el primer examen de Audiovisual. No habían estudiado mucho, además de no tener mucha idea, pero no les salió del todo mal.
Cuando terminaron, Carol y Aleyt se despidieron en la puerta de la residencia. La leonesa iba a arreglarse para ir a la cena de navidad con los compañeros de clase, cena a la que Aleyt no iba porque ya tenía planeada la sorpresa de Nacho. Carol le deseó suerte.
En ese momento, Aleyt había quedado con Nacho para tomar un café. Después, ambos se dirigieron a la residencia Felipe II a hablar con el director, porque el muchacho tendría que sustituir a un portero la noche del día siguiente.
Aleyt le fue contando por el camino que esa noche tenía la cena con los de clase, que no le apetecía ir, etc., etc., y que tenía que regresar ya a la residencia para arreglarse. Nacho le fue contando también que el ensayo del coro sería un poco más tarde ese día, porque había fallecido la mujer de uno de los tenores y tenían que ir antes al funeral.
Aleyt "se alegró" porque así tendría más tiempo para prepararlo todo.
La chica subió corriendo a la habitación de Louise y ambas fueron en dirección al hotel.
Hicieron una parada en una tienda de golosinas. A Louise le entró antojo de cosas dulces. Después, pararon en un supermercado y Aleyt compró algo para que cenasen luego en la habitación.
Al llegar al hotel, Louise quedó maravillada. La habitación era enorme, con dos salas, una cama también muy grande y un baño con todo.
Para hacerles la broma, Louise colocó unas cuantas gominolas y regalices en forma de corazón encima de la cama, no sin antes haberse tirado en plancha encima del colchón.
Todo iba bien, pero Aleyt estaba nerviosa, y más se puso cuando Louise recibió un mensaje de Nacho diciéndole que no había ensayo del coro.
Aleyt se puso histérica, pero Louise salió del paso como pudo. Llamó a Nacho y le dijo que si podía hacerle el favor de acompañarla a un hotel donde estaba su padre a coger unas cosas que pesaban mucho y necesitaba ayuda. Obviamente, conociendo al chico, no iba a negarse. Quedaron en diez minutos en Plaza España.

Louise llegó, también nerviosa, al encuentro de Nacho.
- Hola Nacho.
- Buenas.
- ¿Qué tal fue el funeral? ¿Cómo es que no hay ensayo?
- Pues porque se ha hecho muy tarde... ¿Dónde vamos?
- ¡Ah! Al hotel... ¿Felipe IV, puede ser?
- Sí, sí, está por ahí.
Nacho señaló la calle por donde estaba el lugar.
- Pero... ¿y tú cómo es que vienes de por allí?- Preguntó Nacho extrañado.
"¡Qué listo, joder!", pensó Louise. "A ver qué le digo ahora..."
- No nada es que vengo de la oficina de Renfe que hay aquí detrás, por no ir a la estación y tal ¿sabes? Necesito el billete del viernes.
- ¿No viene Mario al final? ¿Y tu padre no era maquinista?
"¡Por favor Nacho deja de preguntar...!"
- Sí pero Mario tiene un examen, y a mi me sale gratis por mi padre si voy en un regional. Esta vez cogeré un Alvia, así tardo menos.
- Ah vale vale. Bueno... ¿vamos?
A Louise le sonó el teléfono. Era Aleyt, pero la chica estaba haciendo como si hablase con Sara. Aleyt le estaba pidiendo un poco más de tiempo.
- Era Sara. Me dice que está por aquí cerca, que la esperemos y nos acompaña también. Oye muchas gracias.
Esperaron unos quince minutos y Louise sacó de nuevo el teléfono y le hizo una perdida a Aleyt, pero para Nacho estaba hablando con Sara.
- Me dice ahora que va a tardar... Que... Vayamos tirando.

Llegaron al hotel, y Louise pidió a Nacho que subiese con ella a la habitación. Aleyt ya les estaba oyendo por el pasillo.
- Bueno Nacho, llama a la puerta.
- ¡¿Qué?!- El muchacho ya si que no daba crédito.
- ¡Llama! ¡Vamos! ¡Yo me tengo que ir!
- Pe... pero... ¡Louise! ¡Que es tu padre! ¿Cómo voy a llamar?
- ¡Es una sorpresa!- Gritó Louise mientras corría escaleras abajo.
Nacho corrió tras ellas, y Louise lo empujó de nuevo hacia la puerta. De pronto esta se abrió y una mano lo arrastró hacia dentro.
Louise por fin respiró tranquila.

- ¿Aleyt? ¡¿Qué haces tú aquí?!- Nacho estaba desconcertado. No sabía como reaccionar.
- Sorpresa...- Dijo Aleyt con una sonrisa cariñosa.
Nacho no paraba de mirar a todos lados. Miró a Aleyt, porque no sabía si estaba soñando o todo aquello era de verdad. Ahora lo entendía todo poco a poco. Los nervios de Louise, sus contradicciones, y... "¡Qué buena actriz es!" pensó Nacho.
Lo único que se le ocurrió fue llamar a sus compañeros de piso para decirles que no iba a ir a cenar.
- ¿Estás bien?- Preguntó Aleyt preocupada.
- Sí... Es que... Dios Aleyt no me lo esperaba...- Nacho estaba emocionado y nervioso. Tuvo que sentarse. Aleyt se sentó en el suelo junto a él, mirándole a los ojos. El chico no pudo contener algunas lagrimillas, y Aleyt le abrazó para calmarlo.
Después, cenaron algo, con Nacho aún soprendido.
Más tarde, se tumbaron en la cama. Nacho no pudo contener la risa al ver el corazón de golosinas allí encima.
- Eso fue cosa de Louise.- Aclaró la chica.
Vieron el hormiguero y después, pasaron la noche más feliz de sus vidas.

La mañana siguiente era muy muy fría. Aleyt se levantó pronto. No habían dormido nada en toda la noche.
Estaba nerviosa pensando en que venía su madre, no había hecho la maleta todavía y... tenía que separarse de Nacho.
El chico se levantó poco después, y no tenía muy buena cara. Se vistió y le dijo a Aleyt que se iba a ya a casa a dormir un poco porque por la noche tenía que trabajar.
La chica rompió a llorar, sin saber muy bien por qué. Probablemente porque no iba a verlo hasta la vuelta de vacaciones.
Nacho salió por la puerta, dejando a su espalda a una Aleyt triste y sola.
La muchacha se vistió, recogió todo y volvió a Labouré, con los ojos todavía hinchados por las lágrimas y por no haber descansado.
Ya en su habitación, se sumió en un profundo sueño hasta que a mediodía, su madre la llamó.

lunes, 17 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Quien quiera que lo lea, quien no, que no lo lea. En Tired se aceptan críticas de forma, no de contenido. ^^

Louise y Sara se encontraron en el hall de la residencia. Cogieron juntas el ascensor mientras se preguntaban lo típico: "¿Qué tal las clases?" "¿Muchos exámenes?", etc.
Las dos chicas habían congeniado muy bien desde el primer día junto con Aleyt.
Sara estaba siempre agobiada con la carrera y se esforzaba al máximo por conseguir una nota medianamente buena.
Louise también. Estaba siempre hasta arriba de trabajos, pero su humor no era tan cambiante como el de Sara. Si se enfadaba era por alguna razón de peso.
El ascensor paró en el piso tres, pero ellas iban al quinto.
Al abrirse la puerta, se toparon con Margarita y Ajo que bajaban. No sabían qué decirse, tanto unas como otras y, entonces, Ajo rompió el hielo.
- Hola chicas. Os buscamos antes por el quinto pero no estábais. Queremos hablar con vosotras si puede ser sobre lo que pasó el día de la cena de navidad para aclararlo. ¿Bajais luego?
- Vale. Después de comer aquí.- Contestó secamente Louise.

Bajaron a comer y, al subir, pasaron por el tercero. En el office olía a té de flores. A BH le encantaba tomar uno después de comer.
Se sentaron en una de las mesas. También estaban Ofelia y Aleyt allí. Margarita empezó a hablar.
- Bueno chicas a ver, queremos "disculparnos" por si nos hemos portado mal con vosotras durante los días que hemos estado en el coro.- El tono con el que se disculpaba no era muy convincente, pero por lo menos las aguas volvían poco a poco a su cauce.
- Mira Margarita...
- Louise, relájate ¿vale?, solo queremos hablarlo y solucionarlo.- Dijo Ofelia para que la chica se calmase. Louise cambió de tono entonces.
- Vale a ver... A mí me molestó mucho lo que pasó con lo del Oh Happy Day, porque perdí mucho tiempo en ello con Nacho y luego resulta que nos lo echásteis vosotras para atrás.
- No fue así. Fue una decisión conjunta.- Contestó Ajo.
- Pero si todas estábamos dispuestas a hacerlo y tú dijiste que si se hacía eso no salías.
El ambiente empezaba a caldearse de nuevo y comenzaron a echarse en cara todo.
- ¡Chicas!- Gritó Ofelia. - No vamos a enfadarnos otra vez. Louise, reconoce que era complicado preparar eso con tan poco tiempo. Y vosotras, es cierto que en el coro habéis tomado sin quererlo el papel de mandantonas. Lo que hay que hacer es poner todas de nuestra parte y ya está.
- Yo estoy de acuerdo con Ofe.- Dijo Aleyt.
- Sí, yo lo veo eso bien. Pero si somos un grupo somos un grupo.- Sara se aceleraba por momentos. Hablaba siempre demasiado rápido.- Yo lo que no quiero es que si no me sé las canciones paseis de mí cuando vayamos a tocarlas, solo os pido que vayais un poco despacio, que siempre empezais sin mí.
- Vale. Pues lo sentimos si os hicimos pasarlo mal, no queríamos hacerlo. Por mí este tema está zanjado.
Todas estuvieron de acuerdo y la situación volvía a ser normal. Ya quedaba poco para navidades y no era cuestión de irse a casa con mal sabor de boca. Cuando iban a marchar Louise, Sara y Aleyt, Ajo las llamó.
- ¡Chicas! Este finde Genaro y los chicos nos han invitado a su casa. ¿Os apuntáis? Podíamos hacer un juego inventado o algo.- Propuso Ajo en tono divertido.
- Bueno nos lo pensamos.- Contestó Louise con una sonrisa forzada.

- ¿Vais a venir?- Preguntó Aleyt con un nudo en el estómago por la respuesta que podría darle Louise.
- No se... La verdad que no tengo nada que hacer este finde.- Contestó Louise sorprendentemente calmada.
- Bueno... Yo si no tengo que hacer muchas cosas sí.- Dijo finalmente Sara.

Al salir de clase, Aleyt quedó con Nacho para dar un paseo por ahí. Hacía un frío horrible. Por el camino, el chico le fue contando a su novia que Aelo había discutido con otra amiga de ellos que se llamaba Ágatha.
Ágatha era una muchacha muy dependiente y con mucho carácter, que había sido compañera de residencia de Genaro, Pelayo, Ross y Nacho, y pertenecía al grupo de amigos junto con Aelo.
La discusión surgió porque Ágatha decía que Aelo nunca estaba ahí cuando la necesitaba. La razón de ello era que la muchacha tenía mucho trabajo y mucho que estudiar en el curso en el que estaba, y no tenía de donde sacar tiempo material. Era muy injusto que la acusase de eso cuando Ágatha, si tenía un problema, tampoco acudía a contárselo a Aelo, que seguramente la escucharía.
Nacho se lo iba relatando a Aleyt, y ella en su mente quería pensar que la mala de la película era Aelo. Veía algo en ella que no le gustaba, aunque, si realmente no mezclaba lo que pensaba de Aelo con la historia que le contaba el chico, Ágatha estaba siendo muy injusta con ella.

La tarde del sábado la dedicaron en la residencia a preparar un juego de mesa para llevarlo a casa de los chicos. Era un juego para beber y para hacer pruebas un poco indecentes, pero que sería divertido.
Al terminarlo, Aleyt se fue de compras con Sara y Louise. También Nacho le dijo que lo llamase cuando saliesen para verla.
Se dirigieron a la Calle Manterías a mirar zapatos, y Louise se compró unos negros planos muy sencillos. Después fueron a mirar bisutería a Bijoux Brigitte, una tienda que le encantaba a Aleyt por la cantidad de pendientes extraños que había.
Al salir para ir a la Calle Santiago, Aleyt llamó a Nacho para quedar con él. El chico le cogió el teléfono, y le dijo que estaba saliendo de su casa con Aelo e iba a comprar con ella. Que se verían por la noche en su casa.
Aleyt estalló de nuevo al colgar. Sara y Louise no se esperaban esa reacción y Aleyt les contó todo lo que pensaba de aquella muchacha.
Fueron para la tienda de Blanco a que Sara se comprase un vestido. Mientras tanto, Aleyt y Louise irían a comprar el botellón. Cuando entraron al supermercado, se encontraron en la caja con Aelo y Nacho. Esperaron quietas a que las vieran, a modo de gastar una broma. En realidad fue una estrategia de Louise para observar a Aelo.
Cuando las vieron, se acercaron a saludarlas. Aleyt le dijo a su chico que después irían a su casa a dejar la bebida para no ir cargadas toda la noche con las botellas. Así quedaron y se despidieron. Las chicas se miraron queriéndose decir lo mismo.
- Si la cara es el espejo del alma...- Bromeó Louise cuando se fueron.
- Jajajaja....- A Aleyt le divirtió mucho el comentario de su amiga, pero no quiso echar más leña al fuego.
Sara tardó un rato más en decidirse con el vestido, algo que desesperó a Louise que le regañó cuando salió de la tienda muy emocionada.
Caminaron entre la gente hasta la casa de Nacho. Las recibió Ross y dejaron las botellas en el salón. Aleyt se extrañó de no ver a Nacho por allí. Al segundo, se abrió la puerta de la habitación del chico y salió acompañado de Aelo. Sara y Louise se miraron con cara de preocupación y salieron de allí rápidamente, encontrándose en el portal con Genaro, que les prometió una noche de juerga y pasarlo bien.

Llegaron a la residencia y cenaron tranquilamente, para después arreglarse y volver a casa de los chicos.
Sara estaba nerviosa, y guapísima con el vestido nuevo que se había comprado. No era la única, todas iban muy arregladas.
Al salir de Labouré, lloviznaba y hacía bastante frío, pero hacia allí se dirigieron.
Al llegar, las recibió Nacho. Los demás estaban en la cocina terminando de cenar.
Algo había tenso en el ambiente. De repente, Ofelia oyó una voz familiar en la cocina y no era de ninguno de los que vivían allí. Ágatha estaba con ellos contándoles su versión de los hechos con Aelo. La chica no estaba anímicamente demasiado bien. Ofelia no entendía nada de lo que pasaba.
Empezaron las residentes de Labouré a jugar al juego que habían preparado, y Nacho de vez en cuando pasaba por el salón para echar un vistazo, pero Genaro, Ross y Ágatha se encerraron en la habitación de la chica que vivía con ellos que se llamaba Nuria, Nur para los amigos.
A Ofelia le extrañó que no estuvieran allí con ellas, y Aleyt le hizo una señal queriéndole decir "luego te cuento".
El alcohol empezó a subirles, sobretodo a Ofelia y a Sara. Lo más surrealista de la noche fue cuando Ofelia, Louise, Sara y Aleyt vieron que Aelo acababa de llegar con su novio. Aleyt se quedó pálida, pensando si no pasaría nada estando Ágatha también allí. Nacho, inocente, les dijo que cuando salieran, Aelo y Jorge se unirían al grupo.
A partir de aquí todo empezó a ser muy raro. Ofelia se puso malísima con el alcohol y tuvo que ir al baño, Sara llevaba las medias rotas y se dedicó toda la noche a gastar su broma de "tengo cuatro carreras, la cuarta es Medicina". Aleyt escuchó el comentario que hizo Aelo sobre la situación que se estaba viviendo allí, y no le sentó demasiado bien. La noche se iba de las manos, se rompieron vasos, y todo estaba acabando en desastre. Salieron de allí todos, quedándose Nur, Genaro, Ross y Ágatha.
Ya en el portal, Ofelia le pedía a Aleyt, myt ebria, que le dijera por donde ir a la residencia, que no estaba bien. Aleyt sugirió a todas que la llevasen a la residencia, para luego volver y seguir con la fiesta, pero Ajo se negó diciendo que Ofelia nunca llevaba cuidado y siempre pasaba lo mismo. Con esa respuesta se dieron la vuelta y se marcharon, dejando a Ofelia cogida como podía a Aleyt que no pensaba dejarla sola.
La chica cogió a su amiga e intentó que no se durmiera por el camino. Iba andando rápido, mojándose porque había empezado a llover, seguida de Nacho, Aelo y Jorge. Mientras avanzaban, Aelo y Jorge comenzaron a criticar el estado de Ofelia, creyendo que no se enteraba. A Aleyt le hervía la sangre a cada palabra que decían, y Ofelia iba escuchándolo todo, cosa que la puso de muy mal humor y empezó a echar pestes contra Aelo en un tono bajito. "Espero que mañana esto sea un mal sueño para ella", pensó Aleyt.
Al llegar a la residencia, Aleyt llevó a Ofelia a su habitación y la dejó en el baño. Le dijo que a las cuatro, cuando volviesen, pasarían a verla. La muchacha se quedó sola y comenzó a llorar, preocupada por si le pasaba algo.
Aleyt no sabía ya qué hacer. Bueno, lo que sí sabía era que con Aelo no quería estar. La chica propuso ir a tomar algo los cuatro, pero Aleyt le dijo que para eso prefería ir hasta Poniente a buscar a sus amigas.
Al final, Aelo y Jorge se fueron juntos y Aleyt y Nacho volvieron a casa del chico buscando un poco de intimidad, aunque seguía preocupada por Ofelia. Volvió sola a la residencia, lloviendo y con la noche cerrada.

Por otra parte, las demás chicas se lo estaban pasando en grande por ahí. No pensaron en Ofelia, ni en Aleyt, ni nada, algo que mucho después Ofe les echaría en cara. Se hicieron fotos con los tunos, Sara siguió con su broma de las medias, hasta que se hicieron las cuatro. Tras acompañar a Bibi a su residencia, cogieron un taxi y llegaron a Labouré, encontrándose en la puerta con Aleyt.
Subieron, y fueron a ver cómo se encontraba Ofelia.

Lo que prometía ser una noche bien planeada y divertida, sí lo fue para algunas, pero para otras no tanto. Desde ese día, no volvieron a planear ninguna salida más.

domingo, 16 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Tras días y días de ensayos, discusiones y malas caras, llegó el día del IX Festival Navideño. En él participaban casi todas las residencias de Valladolid.
El coro de Labouré, ayudado por Nacho y Julia de la residencia Felipe II, se encontraba ensayando en la sala de juegos. Por los problemas que habían tenido, el grupo se había resquebrajado un poco, y para conseguir que todo saliese según lo previsto debían unirse aunque fuera cinco minutos. Nacho era el que más notaba esa desunión y por ello pensaba si no sería mejor haberse quedado al margen... Pero tocar le gustaba, al igual que cantar, y ni mencionar estar cerca de Aleyt.
Decidieron marchar a tomar algo antes de salir a escena. Sara y Louise prefirieron no hacerlo, sobretodo para no tensar más la situación con Ajo & CO.
Iban caminando hacia el Candy, donde solían ir habitualmente. Nacho iba muy serio, y Aleyt se percató de ello.
- ¿Te pasa algo? Te veo muy serio...
Nacho negó con la cabeza.
- Estoy un poco nervioso, nada más.
- Está bien, ¿vienes al Candy?
- No. Me voy para casa. Luego te veo en el auditorio.
Aleyt se quedó preocupada. Cuando algo le pasaba a Nacho lo sabía perfectamente, y le hacía daño que él nunca se lo contara.
Al marchar el chico, Julia, la compañera de la residencia Felipe II, le sugirió que lo tuviera de alguna manera más comiendo de su mano. Aleyt no estaba de acuerdo con este tipo de principios, pero rió ante el simpático comentario.
En el Candy, las chicas pidieron unas cañas para alegrar y calentar el cuerpo antes de actuar. El camarero, muy atento, les sirvió unos chupitos de tequila para que los ánimos se vinieran arriba ya del todo. Con esa mezcla no era para menos.
Llegó la hora de ir al auditorio. Allí las esperaba el resto para que les dieran a todas juntas la invitación.
El lugar estaba lleno. No había sitio ni para dejar las guitarras hasta que llegase el momento, que no se hizo esperar.
La actuación salió bastante mejor de lo esperado, y al final se lo pasaron muy muy bien; incluso hubo quien las felicitó.
Las demás residencias no lo hicieron nada mal tampoco, excepto una que cantó Happy Xmas de John Lennon, que le dolió en el alma hasta a la persona más insensible.
Al terminar el festival, fueron todos al ágape que les habían preparado en una de las residencias partícipes. Allí comentaron la actuación, recibieron felicitaciones y, cuando se hizo tarde, volvieron a Labouré.

Pasaron unos días, y mientras estaban comiendo, S.P., la directora del coro, le pidió un favor a Louise.
Louise tenía una voz especial, y había participado en numerosos coros. La hermana le pidió que cantase una "nana" en la eucaristía de Navidad de la residencia, para la que quedaban dos días. La muchacha no tuvo opción de negarse, así que se puso corriendo a preparar algo. Pidió ayuda a Sara y Vic, que tocaban la flauta y el clarinete respectivamente. Decidieron preparar la nana, y, para el festival de después, cantar y tocar una de las canciones de la BSO de los Chicos del Coro.
No daban abasto con tanto lío, pero se las veía ilusionadas.
Por supuesto en la misa no faltó el coro de Labouré improvisando, como siempre, las canciones, con tan solo un día de ensayo.
Louise estaba sumamente nerviosa, y el solo que hizo con la nana no le salió como esperaba. Esto provocó las risas y burlas de algunas de las residentes, sobretodo aquellas que habían tenido algún enfrentamiento con Louise, por lo que ésta sentía que le hervía la sangre. Aleyt y Ofelia se miraban, sin saber qué decir a aquellas impertinentes que se reían por lo bajo de su amiga.
La cena, gracias a Sara y Aleyt, consiguió animar a Louise. Se pusieron a juguetear con los gorros de Papá Noel y con las bolas de Navidad haciendo como si fuesen elfos o imitando a Rudolph.
Cuando terminaron, Louise y Sara se dirigían a sus habitaciones.
- ¡Hey chicas! ¿Es que no venís a la actuación?- Les preguntó Aleyt.
- ¿Qué actuación?
- Pues... La del otro día. Tenemos que representarla hoy otra vez.
- ¿Y eso cuando se ha dicho?- Louise miró a Aleyt con el gesto desencajado y a punto de estallar.
- Yo... Me lo acaban de decir en la cena.
- Mira Aleyt, ¡yo estoy harta! No pienso bajar a hacer esa maldita actuación con esas víboras ahí. Se han reído de mí en la misa, me han humillado, no me avisan para nada. Pues ahora ahí os quedais, ¡yo me voy a mi habitación y no pienso salir ni con ellas, ni con lo que teníamos preparado nosotras!
- Louise por favor, cálmate, yo tampoco me he enterado.
- Aleyt, Louise lleva razón, estamos ya cansadas de todo. Yo tampoco voy a bajar, tengo cosas más importantes que hacer.- Dijo Sara con un tono algo más calmado.
- Haced lo que querais. Yo también tengo un examen mañana. Pero bueno aquí cada uno con su tema. Voy a ver como lo solucionamos, porque no tenemos guitarras. Margarita se cayó en el partido y se dobló el dedo, no puede tocar...
Estaban a punto de empezar cuando llegó Aleyt dándoles la noticia. Todas las chicas se desesperaron, pero la muchacha les dijo que haría los tres papeles. Silvia subió corriendo a las habitaciones de Sara y Louise, pero fue en vano. Margarita cogió su guitarra y como pudo la tocó en la actuación.
No salió tampoco del todo mal, solo que los ánimos no estaban como para tirar cohetes...
Tras esto, Aleyt subió a su habitación, pensando que nunca más volvería a meterse en cosas de la residencia. Todo traía problemas, y, por supuesto, no iba a discutir con sus dos amigas por una mísera actuación en un auditorio cutre.

sábado, 15 de mayo de 2010

Comentario de "El Jardín de las Delicias".

Esto es una pausa publicitaria de la serie Tired, antes de empezar con Chapter III: Navidad.

El Jardín de las Delicias pertenece a la época de la llamada pintura de los Primitivos Flamencos, dada en Holanda (y antiguo Reino de Flandes) entre finales del S.XV y principios del S.XVI, por lo que mezcla las últimas tendencias de la pintura medieval (torpe, ingenua...) con el estilo clásico y fino del arte renacentista.
Los revolucionarios de la pintura flamenca en esta época fueron sin duda los hermanos Van Eyck, con su célebre obra El Matrimonio Arnolfini (National Gallery de Londres), puesto que consiguieron perfeccionar el uso del óleo sobre tabla, tan carácterístico de este pequeño movimiento artístico. Poco después aparecerá la figura de Roger Van Der Weyden (Descendimiento de la cruz, Museo del Prado), que mezclará la técnica del temple y el óleo, cuya diferencia es el aglutinante que predomine. En el temple será la leche o la cola para mezclar los pigmentos, y en el óleo será el aceite o la grasa.

Pero, el más enigmático y sombrío de todos los autores flamencos fue Hyeronimus Bosch, más conocido como El Bosco.
Todos las obras de El Bosco tienen como tema principal la religión, y utiliza escenas esotéricas y terroríficas para moralizar y ejemplizar. En un principio, así parece, pero muchos estudiosos de sus cuadros creen que escondía algo más que un mero pasaje bíblico.
El Bosco fue una persona extraña. Según cuentan, padecía una extraña enfermedad que le hacía soñar con esos personajes diabólicos que representaba.
Destacan en él sus infiernos, que probablemente sean una representación de la ciudad de s´Hertogenbosch cuando ardió al ser el artista un niño. Quizá ese infierno quedó grabado en su mente y lo plasma así en sus obras. Por ello, se dice que El Bosco es el precedente más directo de la pintura surrealista del S. XX.

Su obra más famosa es el tríptico de El Jardín de las Delicias, pero también hay que mencionar otras obras menos conocidas como El carro de heno, La mesa de los pecados capitales, Las tentaciones de San Antonio, La nave de los locos, etc.

El tríptico de El Jardín de las Delicias pertenece a la pintura flamenca de principios del S.XVI, datado concretamente entre 1500-1505. Es un óleo sobre tabla, y también es conocido como La pintura del madroño.

El Jardín de las Delicias es una obra de carácter moralizador y fue una de las realizaciones más enigmáticas de su autor. Es práctico para su comprensión, examinar el tema de cada tabla que compone el tríptico. Con las alas cerradas, El Bosco representa en grisalla el mundo en el tercer día de la Creación, cuando Dios ordenó que apareciera vegetación en la Tierra y su monocromía, contrasta con la brillantez de los colores de las tablas interiores.
El primer panel está dedicado al Paraíso. Aparece en el plano inferior Dios con los rasgos de Jesucristo, presentando a Eva a Adán, un tema muy poco frecuente en las representaciones del Paraíso. Se puede distinguir un estanque con aguas sucias, símbolo de que la Humanidad será dada al pecado y a la lujuria. A la izquierda se sitúa el árbol de la vida, y a la derecha en segundo plano el árbol de la ciencia, representando el Bien y el Mal, con la serpiente enrollada en el tronco.
En el plano medio podemos distinguir la Fuente de los Cuatro Ríos, y, a la derecha, la piedra antropomórfica que representa a Dios, que está en todas partes y todo lo ve.
En la Tabla Central, conocida como el jardín de las delicias, se representa a la Humanidad entregada al pecado y a la lujuria. El Bosco incluye un gran número de mujeres y hombres, blancos y negros, todos desnudos y manteniendo relaciones de una elevada carga erótica alusiva al pecado de la lujuria. Los animales tienen un tamaño superior al normal, como las plantas y frutas. Esto representa el mundo al revés. En el plano inferior destaca la figura de una pareja dentro de una bola de cristal, alusiva sin duda al refrán flamenco que El Bosco solía utilizar: la felicidad es como el vidrio, se rompe pronto.
Bajo éstos, un hombre encerrado en un tubo de cristal, observa a un hombre engañado que lleva a la pareja de amantes encima encerrados en un mejillón, alusivo al sexo femenino.
En la parte inferior derecha, se distingue escondido a un hombre vestido que señala a Eva, culpándola de que la Humanidad peque de esa forma.
En el centro, El Bosco representa un estanque lleno de mujeres desnudas y con un gran numero de jinetes masculinos corriendo a su alrededor. En el plano superior hay representaciones arquitectónicas extrañas. Destaca la que se parece a la Fuente de los Cuatro ríos del Paraíso, pero está resquebrajada. Esto se refiere a su condición efímera. Lo mismo ocurre con las delicias de las que gozan los hombres en vida. El mensaje de la tabla es el carácter pasajero de esos placeres, como describió el Padre Sigüenza en el S.XVII, diciendo que la fresa o el madroño, son unas exquisiteces al principio, pero pasado un tiempo, pierden todo su sabor.
En la tabla también hay alusiones a símbolos que se consideraban propios de la Alquimia, como el huevo resquebrajado.
Por último, en la tercera tabla, se representa el Infierno (musical). Dominan la escena numerosos y extraños seres diabólicos, que se dedican a torturar a sus víctimas de las formas más horribles posibles. Destaca en el plano inferior derecha, la figura con forma de pájaro, representación de Satanás, que engulle a los humanos avariciosos y después los defeca en un pozo de aguas oscuras en el que se distinguen las caras desencajadas de los castigados. Esto hace alusión a al pecado de la avaricia. Igual, un hombre defeca o vomita monedas de oro. Destaca también la figura de una mujer que se mira en un espejo, situado en el trasero de un demonio. Esto hace alusión a la vanidad.
Los gigantes instrumentos musicales, anteriormente fuente de placer, se convierten en máquinas de tortura para los condenados.
En el centro, destaca la figura del Hombre-árbol. Algunos dicen que es el Demonio, mirando pasivo las torturas de su Inframundo. Otros dicen que es un autorretrato de El Bosco. Las piernas son troncos de árboles viejos, que se posan sobre dos barcas en una laguna helada, símbolo de la inestabilidad. Aparece de nuevo una alusión a la alquimia con el huevo resquebrajado, que compone el cuerpo de la diabólica figura. Las dos orejas con el cuchillo hacen alusión al sexo masculino, tan poco práctico en este mundo. En el plano superior se representa el pueblo de s´Hertogenbosch ardiendo, tan típico de las escenas infernales de El Bosco.

La obra puede parecer una obra caótica, pero sigue una especie de programa iconográfico perfectamente legible para aquellos curiosos que quieran entrar en la mente de una persona oscura y especial.

viernes, 14 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Por fin, y sin el deseo de los ciudadanos de Valladolid, el frío llegó en todo su apogeo. Se esperaban días de lluvia, nieve, vientos helados y nieblas.
Aún así, los transehúntes de la ciudad llevaban una vida normal. La calle era todo un sin fin de bufandas de colores, gorros de lana, abrigos, gabardinas, plumas y guantes, además del complemento estrella: el paraguas.
Vic y Ana bajaron hasta el tercero a llamar a Carol para desayunar. La chica tardó un rato en abrir la puerta, probablemente porque estaba demasiado dormida. Al abrirla, salió de dentro del cuarto oscuro un aire cálido que llamó la atención de las muchachas que esperaban fuera.
- ¡Jolín, Carol! Abre la ventana por lo menos ¿no?- Bromeó Vic, que le encantaba meterse con su paisana.
- ¡Quita, quita! Que hace un frío en la calle que tumba... Además, cuando suba me voy a echar otra vez.
- Pero que oso eres Carol...
- Jajaja pues sí, aunque para oso Silvia según dicen.

Las tres amigas bajaron al comedor y se encontraron con Sara, Louise y Aleyt, que terminaban de desayunar en ese momento.
Carol y Aleyt se pararon a hablar sobre temas de clase, y quedaron en irse por la tarde de compras. Como decían ellas, "sacrificarían MAC por un día". Invitaron también a ir con ellas a las demás. Ana y Louise se apuntaron, y de repente se oyó una voz de fondo que gritó: "¡¿Me puedo ir yo con vosotras?!" Era Silvia.
Salieron temprano, pues si se les hacía de noche el frío iba a ser insoportable. Caminaron por el centro y fueron a todas las tiendas que pudieron: Blanco, Zara, Misako, Stradivariuss, Pimkie, Sephora, etc., etc.
Impresionó a las chicas la decoración de navidad, cada año más temprana. Faltaban todavía dos semanas para que llegase el mes de diciembre, pero las tiendas y la publicidad navideña ya se metían en la cabeza, los ojos y hasta los oídos de los clientes. Mientras entraban en Blanco, Louise y Aleyt se quedaron en la puerta fumándose un cigarrillo.
- ¿Tienes ya lo que te vas a poner para el Festival Navideño?- Preguntó Louise.
- Sí. Tampoco es muy complicado. Lo que sí tenemos que hacer es ensayar más porque no sale del todo bien ¿no crees?
- A mí me da igual como salga, la verdad.- Contestó Louise en un tono altivo.
- Bueno, ¿sigues enfadada por lo de Oh happy day?
- No es eso Aleyt, es que siempre es lo que ellas dicen, a mí me cansan.
- Te entiendo...- Aleyt hizo una pausa para cambiar de tema.
Llegó Ana y se encendió otro cigarro en compañía suya.
- Es increíble... ¿Cómo pueden poner lo de navidad ya?- Protestó Ana.
- Ya te digo. Venga consumismo, consumismo y consumismo. No te voy a decir que yo en navidad no gasto más porque te mentiría. Me encanta salir en navidad jaja, pero esto es pasarse.
- En Santander igual, se mezclaban en los escaparates las calabazas de Halloween con los Papá Noeles de navidad. Que horterada jajaja.- Bromeó Louise, siempre hablando de su Santander natal. Y menos mal que no estaba Silvia delante.

Cuando terminaron, fueron a tomar algo. Se encontraron por la Plaza Mayor a Arturo y Ofelia, que iban ya para la residencia como dos tortolitos.
- Joder esos dos si que no pasan frío.- Dijo Carol de repente.
- Jajaja, ya te digo, quién pudiera pillar uno para pasar las noches de invierno calentorra ¿no?
- ¡Ya tuvo que soltar la burrada!- Contestó Carol dirigiéndose a Silvia.
- Pero si has empezado tú.
- Bueno, bueno ya.- Ana intentó calmarlas.
Carol y Silvia se llevaban bien, solo que sus formas de ser chocaban. Silvia hablaba mucho, siempre sobre o su tierra o sobre su carrera y, a Carol, le encantaba vacilarla metiéndose con Cantabria, los romanos, los griegos, etc.
Llegaron a la residencia, y después de cenar, en la mesa donde se sentaban Aleyt, Ajo, BH, Margarita, Ofelia, Louise, Sara, etc., se les ocurrió sacar el trozo de alfombra roja que se llevaron de la Seminci y disfrazarse de modelos ridículas para echarse unas risas.
Lo que empezó siendo una broma de ellas, se convirtió en un festival de colores en el gimnasio de la residencia. Todas las chicas se visitieron de la forma más hortera posible y no pararon de hacerse fotos sobre la alfombra, crearon un improvisado photocall y se lo pasaron realmente bien. Ofelia hizo de presentadora, metida en su funda de almohada, con un pañuelo en la cabeza, unas gafas, unos calcetines largos, y los tacones. Era todo un poema.
Las demás no se quedaban muy atrás... Louise llevaba un vestido negro ajustado, la bandera del Racing de Santander y unos cascos enormes; Ajo un pantalón de pijama rojo, dos coletitas, la ropa interior por encima del pijama, y unos tacones negros, y así hasta llegar a la residente número sesenta.

Cierto era que la vida en la residencia, no era tan aburrida como parecía al principio.

jueves, 13 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Ana, Aleyt y Sara se disponían a coger el ascensor para subir a las habitaciones. Mientras esperaban, Sara preguntó curiosa a Aleyt qué había pasado con Nacho. Aleyt se lo contó a sus dos amigas y ambas se alegraron mucho. Se percataron también de que tanto ella como el chico tenían miedo a aquella relación.
Cuando picaron el número de piso y las puertas se disponían a cerrarse, una mano delgada abrió la puerta rápidamente. Era Ofelia. La chica se subió con ellas y les dijo que se pasaran por su habitación, sobre todo dirigiéndose a Aleyt.
Ana se despidió de ellas, puesto que la invadía un cansancio terrible y fue a dormir un rato antes de ponerse a estudiar, cosa que era lo que menos le apetecía en aquel momento.
Sara y Aleyt siguieron a Ofelia hasta su habitación.
- Bueno ¿qué? ¿Es que no me vas a contar lo que pasó con Nacho?- Preguntó Ofe a Aleyt con un tono enfadado y una sonrisa picarona.
- Jajaja, ¡jolín si es que no me dejais tiempo...! Louise igual, me llamó súper molesta porque no le había contado nada... ¡Si aún no estoy asimilando yo!- Se quejó Aleyt con angustia.
- Anda si es coña... jaja. Bueno pero... ¡Cuéntame!
- Uf yo ya me he enterado... Me voy a subir que tengo que hacer cosas. Por cierto, ¿sabemos algo del regalo de BH?- Preguntó Sara.
- De momento no. Tengo que hablar con Ajo y Margarita a ver qué me dicen. Deberíamos de llamar también a Bibi, que, aunque no esté en esta resi, se lleva muy bien con BH.
- Me parece bien. Yo estuve esta mañana con Ajo en el sex shop de aquí detrás mirando alguna chorrada... Y hay que joderse lo que valen los vibradores jajajajajaja.
- ¡Qué pava eres, Aleyt!- Exclamó Sara con un bostezo.-Me voy a dormir la siesta. Os veo en la cena. ¡Ah no!... Llego tarde. Bueno adiós chicas.
- Hasta luego.- Contestaron Aleyt y Ofelia al unísono.
Aleyt creía haberse librado de volver a contar la cita con Nacho, pero no. Ofelia, como casi todas las mujeres, tenía el punto curioso.
- Ale bonica, cuéntame...
- Ai... jajaja. Vale. Pues nada... A ti... ¿te conté lo de la Antigua, la noche crítica, etc.? jaja.
- Sí. También me contaste las dudas entre Xoel y Nacho, al final optaste por el segundo ¿eh? No seguiste mi consejo de "estar" con los dos pero sin llegar a nada con ninguno jaja.
- Ya... No pude evitarlo. Esas dudas ya se pasaron. Ahora tengo otras... Nunca se deja de tenerlas por lo visto... jaja. El caso, quedé con él el martes y nada yo estaba un poco malucha y me llevó hasta Campo Grande. Allí nos sentamos en un banco... ¡Se estaba de bien...! jaja. Nacho no paraba de hablar, bueno y yo que tampoco me callo ni debajo del agua... Por fin se lanzó. Ahí ya nos callamos jajaja.
- Jajajaja muy bien, me alegro.
- Ah, antes de nada nos encontramos a Genaro... Y después otra vez. Espero que no notase el diferente brillo de ojos jajaja.
- Bueno Genaro tonto no es... Además, Nacho se lo habrá contado a todos.
Ofelia realmente se alegraba por su novata, y le preguntó más cosas. Aleyt se sentía confusa. Más que confusa, tenía miedo de fastidiarlo todo, pues se considereba una persona un poco difícil y bastante extraña en el aspecto amoroso, pero como le dijo Ofelia: "si le quieres de verdad, seguro que todo va sobre ruedas." La chica no puede decirse que le quisiera ya a 100%, porque no hacía mucho que se conocían, pero lo que sí sabía era que quería estar con él.

Pasaron los días. Nacho y Aleyt se veían y cada momento que pasaban juntos se enamoraban más y más.
Llegó el puente de todos los Santos, y Aleyt se quedaba sola en Valladolid, pues todas sus amigas volvieron a casa pero ella decidió quedarse.
Aquel día, la pareja iba caminando por la calle Santiago. El día no era demasiado frío y seguían hablando con la misma timidez del principio.
- ... Y nada dentro de poco cantaremos en el Palacio Santa Cruz. Así que si quieres venir...- Nacho invitó a Aleyt a que le viese en una actuación del coro del que era partícipe.
- Vale... Me haría ilusión la verdad. Ya me dirás cuando es.
- Por cierto ¿este puente estás aquí no?
- Sí, no me deja mi señora madre irme... jaja.
- Es que mi amiga Aelo quiere conocerte. Y quiere que yo conozca a su nuevo novio. Aelo estuvo un año saliendo con Genaro, pero no se... se terminó. Y ahora la verdad que se llevan muy bien.
- Ah... bueno no se... Vale.
- He quedado con ellos para cenar los cuatro el sábado.
- ¿Cena de parejitas? No, gracias...
- ¿Lo dices en serio?
- Jajaja, claro que no... Bueno no es que me hagan mucha gracia las cenas de parejas pero no le voy a hacer el feo ni a Aelo, ni a ti. Ya me dirás más.
- Claro jaja.
Nacho acompañó a Aleyt hasta Labouré. Se despidieron y quedaron para verse el día siguiente.
Por el camino, Nacho aprovechó y llamó a Aelo para quedar con ella. Se verían el sábado en casa de Nacho a las 9.

Aleyt se arregló más bien poco, como siempre, y fue para casa de Nacho a ver la película de UP. Al terminar, Aleyt y Nacho se pusieron algo cariñosos, pero alguien les interrumpió. Este tipo de cosas molestaban mucho a Aleyt, pero por esta vez no le dio importancia.
Llamó Genaro a la puerta de la habitación para comunicar que Aelo y Jorge ya estaban allí. A Nacho le faltó tiempo para saltar de la cama e ir a abrazar a su amiga. Aleyt salió poco a poco de la habitación y Nacho los presentó. Se sentaron los cuatro en el salón, además de Ross y Genaro que también se habían quedado ese puente.
Aelo no paraba de hablar sobre su vida, sus cosas, sus trabajos, etc., etc., etc. Aleyt notaba algo en ella que no le gustaba... Además, se dio cuenta de que a todos los que estaban allí se les caía la baba escuchándola. Por fin, Nacho habló. Preguntó que dónde les apetecía ir a cenar. Por "unanimidad" salió elegido un restaurante de comida china que estaba en una calle perpendicular a la calle Santiago.
Aquella noche, los jóvenes de Valladolid estaban celebrando la noche de Halloween. Multitud de universitarios iban con disfraces ridículos dispuestos a llegar al borde del coma etílico.
La cena no fue del todo mal, pero era normal, los que se conocían eran Nacho y Aelo, por lo que eran los amenizadores de la velada. Aleyt y Jorge no dijeron prácticamente nada. Sólo Aleyt y Aelo cruzaron unas palabras que mejor hubiera sido no hacerlo...
- Bueno Aleyt, entonces periodismo ¿no?- Preguntó Aelo sin mucho interés.
- Sí...
- ¿Y qué tal?
- Bueno al principio no sabría decirte, pero se lleva bien. Es bastante curioso. Nacho ya me dijo que tú estás hasta arriba de trabajo.
- Sí, sí. Estoy deseando terminar. ¿Estás en la residencia Labouré, no? Me comentó Nacho que en el grupillo de Ajo y BH...
A Aleyt no le gustó demasiado el tono con que se refirió a sus compañeras.
- Sí, ¿las conoces?
- No mucho. Una amiga mía estaba viviendo en la residencia donde estaban antes ellas y me ha contado que eran para darles de comer aparte. Las echaron de allí.
- ¿En serio?
- Sí, eso me dijeron.
- Bueno... Yo con ellas estoy bien. Me han tratado genial. Sobre todo Ofelia... No se, sí es cierto que tienen cosas que a mí no me parecen bien, como BH con los chicos... En fin.
- Sí, BH con los chicos... Es una suelta. Y Ofelia... pues como todas será un títere de ellas.
Aleyt cada vez estaba más molesta. ¿Cómo podía hacerle esos comentarios sobre sus amigas sin conocerla de nada? ¿Quería que Aleyt le contestase mal? No, Aleyt se contuvo demasiado, y no le dijo nada. Una sonrisa a tiempo siempre abre muchas puertas. Y ese fue su último gesto para cambiar de conversación.
Cuando terminaron, volvieron al piso de Nacho a beber algo y a jugar al party con Ross y Genaro hasta que se hiciese una hora más propicia para salir.
Genaro y Ross fueron los únicos que bebieron. Además, manifestaron lo incómodos que se sentían estando entre dos parejas enamoradas, puesto que Aelo y Jorge no se separaban ni un momento, y Nacho estaba especialmente cariñoso con Aleyt.
Llegó la hora de salir. Por fin. Aleyt suspiró de alivio. No soportaba la tensión de los silencios incómodos que se producían.
Se dirigieron al pub al que a Aleyt le encantaba ir con Louise, pero no tenía ganas de seguir por ahí. Gracias a dios se encontró por la calle con una compañera de clase, Lau, y estuvieron hablando un rato. Eso le subió la moral.
Nacho la acompañó a la residencia, con tan mala suerte de que, como eran pocas, bajaría una monja a abrirles la puerta a todas a la vez a las 04.00 de la mañana. Y todavía eran las 03.30. Nacho se quedó haciéndole compañía y se despidieron después de que una de las hermanas los pillase. La mala suerte era que a Nacho también lo conocían de hacía tiempo.

El lunes, cuando Ofelia volvió de casa, Aleyt bajó a contarle lo que había sucedido con Aelo. Ofelia se enfadó bastante, y le dijo a Aleyt que intentara alejarla de ellos. Aleyt le contestó que ella sí que podía distanciarse de Aelo, pero a Nacho no podía hacerle eso porque a fin de cuentas era su mejor amiga y no tenía derecho a meterse en esa relación amistosa. Simplemente era ella la que no querría saber nada, y se lo diría a Nacho cuando pasara un tiempo. Ofelia pensaba que aquello sería un error, pero que por otra parte estaba bien el tener claro que cada uno tiene su vida. Ofelia estaba convencida de que Aleyt era el punto de unión entre ellas y los chicos del coro, y Aelo intentaría evitarlo para no perder el protagonismo entre los chicos.
Por la tarde, Aleyt le dijo a Carol que solamente iría a la clase de Derecho. No tenía humor para nada porque había discutido con la Directora de la residencia y no se encontraba muy bien. Carol le contestó que ella tampoco iría a las dos primeras, que luego se verían en Derecho.
Aleyt llegó a casa de Nacho. El muchacho estaba solo. Se tumbó en la cama y escuchó a Aleyt, e intentó tranquilizarla. Los dos estaban muy a gusto. Nacho consiguió arrancar una sonrisa de la boca de Aleyt, y ésta le dijo que prefería quedarse con él y no ir a clase. El chico se alegró mucho.
Al poco rato, alguien llamó al timbre. Nacho no tenía idea de quién podía ser. Aleyt oyó una voz fuera de la habitación y distinguió que era la de Aelo, que venía a hacer una visita a Nacho.
Aleyt intentó calmarse, pero sabía que iba a estallar en cualquier momento. Estaba especialmente sensible. Cogió su abrigo, su bolso, y le dijo a Nacho que se iba a clase. El chico se despidió de ella sin darse cuenta de su estado de ánimo. Aleyt salió rápido de allí y llamó a Carol para recogerla en la residencia. Cuando colgó, rompió a llorar.
Carol estaba preocupada por ella. Intentó animarla, pero lo que consiguió que se echara unas risas fue cuando un compañero suyo llegó ebrio a clase e hizo estallar el extintor delante de la profesora de Derecho. La tarde, al final, no terminó tan mal.