martes, 18 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Solamente quedaban tres días para las vacaciones de Navidad.
Muchas de las chicas de Labouré ya habían marchado a sus hogares.
Aleyt todavía se quedaba hasta final de semana. Aquel día era miércoles y el viernes su madre y su tía iban a Valladolid a recogerla. Pasarían el fin de semana en Madrid con unos amigos y el domingo continuarían hasta casa.
Estaba sola en su habitación cuando llamaron a la puerta.
- ¿Quién es?- Preguntó Aleyt.
- ¡El coco!- La voz del otro lado era la de Louise, gastando su broma de siempre.
Aleyt se levantó a abrir. Pensó que Louise iba a despedirse de ella.
- ¿No te has ido aún para Santander?
- No maja. Hasta el viernes no me voy que vendrá Mario a buscarme.
- Bueno no queda mucho, a mí vienen mi madre y mi tía a recogerme. Tengo ganas de verlas. También vienen mis primas pequeñas. Van a pasar más frío que en toda su vida...
- Si es que los del sur no estais acostumbrados a esto.- Contestó Louise haciéndose la importante y sacando su orgullo de "chicarrona del norte".
- Ya te digo jaja.
- ¿Preparada para mañana por la noche?- Preguntó Louise.
Aleyt iba a dar una sorpresa a Nacho. Quería pasar con él la última noche antes de marcharse, pero los dos solos, por lo que cogió una habitación de hotel. Lo que no sabía aún era como hacerlo para que Nacho fuese al hotel sin sospechar nada.
- ¿Cómo hago para que vaya sin que se de cuenta?
- Tú tranquila que ya pensaremos algo. Mañana tenemos que ir al coro los dos. Tú déjamelo a mí. Eso sí, ¡yo quiero ver la habitación!

Al día siguiente, Aleyt y Carol fueron a la facultad a hacer el primer examen de Audiovisual. No habían estudiado mucho, además de no tener mucha idea, pero no les salió del todo mal.
Cuando terminaron, Carol y Aleyt se despidieron en la puerta de la residencia. La leonesa iba a arreglarse para ir a la cena de navidad con los compañeros de clase, cena a la que Aleyt no iba porque ya tenía planeada la sorpresa de Nacho. Carol le deseó suerte.
En ese momento, Aleyt había quedado con Nacho para tomar un café. Después, ambos se dirigieron a la residencia Felipe II a hablar con el director, porque el muchacho tendría que sustituir a un portero la noche del día siguiente.
Aleyt le fue contando por el camino que esa noche tenía la cena con los de clase, que no le apetecía ir, etc., etc., y que tenía que regresar ya a la residencia para arreglarse. Nacho le fue contando también que el ensayo del coro sería un poco más tarde ese día, porque había fallecido la mujer de uno de los tenores y tenían que ir antes al funeral.
Aleyt "se alegró" porque así tendría más tiempo para prepararlo todo.
La chica subió corriendo a la habitación de Louise y ambas fueron en dirección al hotel.
Hicieron una parada en una tienda de golosinas. A Louise le entró antojo de cosas dulces. Después, pararon en un supermercado y Aleyt compró algo para que cenasen luego en la habitación.
Al llegar al hotel, Louise quedó maravillada. La habitación era enorme, con dos salas, una cama también muy grande y un baño con todo.
Para hacerles la broma, Louise colocó unas cuantas gominolas y regalices en forma de corazón encima de la cama, no sin antes haberse tirado en plancha encima del colchón.
Todo iba bien, pero Aleyt estaba nerviosa, y más se puso cuando Louise recibió un mensaje de Nacho diciéndole que no había ensayo del coro.
Aleyt se puso histérica, pero Louise salió del paso como pudo. Llamó a Nacho y le dijo que si podía hacerle el favor de acompañarla a un hotel donde estaba su padre a coger unas cosas que pesaban mucho y necesitaba ayuda. Obviamente, conociendo al chico, no iba a negarse. Quedaron en diez minutos en Plaza España.

Louise llegó, también nerviosa, al encuentro de Nacho.
- Hola Nacho.
- Buenas.
- ¿Qué tal fue el funeral? ¿Cómo es que no hay ensayo?
- Pues porque se ha hecho muy tarde... ¿Dónde vamos?
- ¡Ah! Al hotel... ¿Felipe IV, puede ser?
- Sí, sí, está por ahí.
Nacho señaló la calle por donde estaba el lugar.
- Pero... ¿y tú cómo es que vienes de por allí?- Preguntó Nacho extrañado.
"¡Qué listo, joder!", pensó Louise. "A ver qué le digo ahora..."
- No nada es que vengo de la oficina de Renfe que hay aquí detrás, por no ir a la estación y tal ¿sabes? Necesito el billete del viernes.
- ¿No viene Mario al final? ¿Y tu padre no era maquinista?
"¡Por favor Nacho deja de preguntar...!"
- Sí pero Mario tiene un examen, y a mi me sale gratis por mi padre si voy en un regional. Esta vez cogeré un Alvia, así tardo menos.
- Ah vale vale. Bueno... ¿vamos?
A Louise le sonó el teléfono. Era Aleyt, pero la chica estaba haciendo como si hablase con Sara. Aleyt le estaba pidiendo un poco más de tiempo.
- Era Sara. Me dice que está por aquí cerca, que la esperemos y nos acompaña también. Oye muchas gracias.
Esperaron unos quince minutos y Louise sacó de nuevo el teléfono y le hizo una perdida a Aleyt, pero para Nacho estaba hablando con Sara.
- Me dice ahora que va a tardar... Que... Vayamos tirando.

Llegaron al hotel, y Louise pidió a Nacho que subiese con ella a la habitación. Aleyt ya les estaba oyendo por el pasillo.
- Bueno Nacho, llama a la puerta.
- ¡¿Qué?!- El muchacho ya si que no daba crédito.
- ¡Llama! ¡Vamos! ¡Yo me tengo que ir!
- Pe... pero... ¡Louise! ¡Que es tu padre! ¿Cómo voy a llamar?
- ¡Es una sorpresa!- Gritó Louise mientras corría escaleras abajo.
Nacho corrió tras ellas, y Louise lo empujó de nuevo hacia la puerta. De pronto esta se abrió y una mano lo arrastró hacia dentro.
Louise por fin respiró tranquila.

- ¿Aleyt? ¡¿Qué haces tú aquí?!- Nacho estaba desconcertado. No sabía como reaccionar.
- Sorpresa...- Dijo Aleyt con una sonrisa cariñosa.
Nacho no paraba de mirar a todos lados. Miró a Aleyt, porque no sabía si estaba soñando o todo aquello era de verdad. Ahora lo entendía todo poco a poco. Los nervios de Louise, sus contradicciones, y... "¡Qué buena actriz es!" pensó Nacho.
Lo único que se le ocurrió fue llamar a sus compañeros de piso para decirles que no iba a ir a cenar.
- ¿Estás bien?- Preguntó Aleyt preocupada.
- Sí... Es que... Dios Aleyt no me lo esperaba...- Nacho estaba emocionado y nervioso. Tuvo que sentarse. Aleyt se sentó en el suelo junto a él, mirándole a los ojos. El chico no pudo contener algunas lagrimillas, y Aleyt le abrazó para calmarlo.
Después, cenaron algo, con Nacho aún soprendido.
Más tarde, se tumbaron en la cama. Nacho no pudo contener la risa al ver el corazón de golosinas allí encima.
- Eso fue cosa de Louise.- Aclaró la chica.
Vieron el hormiguero y después, pasaron la noche más feliz de sus vidas.

La mañana siguiente era muy muy fría. Aleyt se levantó pronto. No habían dormido nada en toda la noche.
Estaba nerviosa pensando en que venía su madre, no había hecho la maleta todavía y... tenía que separarse de Nacho.
El chico se levantó poco después, y no tenía muy buena cara. Se vistió y le dijo a Aleyt que se iba a ya a casa a dormir un poco porque por la noche tenía que trabajar.
La chica rompió a llorar, sin saber muy bien por qué. Probablemente porque no iba a verlo hasta la vuelta de vacaciones.
Nacho salió por la puerta, dejando a su espalda a una Aleyt triste y sola.
La muchacha se vistió, recogió todo y volvió a Labouré, con los ojos todavía hinchados por las lágrimas y por no haber descansado.
Ya en su habitación, se sumió en un profundo sueño hasta que a mediodía, su madre la llamó.

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