viernes, 28 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER IV. LA ÉLITE.

Lo que con mucho esfuerzo se consigue, más se ama. - Aristóteles. Filósofo griego.

Aunque no era cierto, parecía que mejoraba el tiempo. Quizá porque esa mala racha de exámenes estaba llegando a su fin.
Corría el mes de febrero. Finales ya. Poco quedaba para marzo, aunque para volver a ver un sol cálido y reluciente quedaban semanas y semanas.

Vic llegó a la residencia con una sonrisa de oreja a oreja. Se encontró con S.A. en portería, y, al verla tan contenta, le preguntó que qué le pasaba.
- Nada S.A., que he aprobado todas. Bueno me ha quedado una que era práctica que no me salió demasiado bien, pero no es difícil aprobarla.
- Enhorabuena hija. Si vosotras ya se yo que sois muy buenas estudiantes.- Dijo S.A. con verdadera alegría. - ¿Y a las demás como les ha ido?
- Muy bien. Aleyt y Carol han aprobado todas las que tenían; Sara y Louise creo que también... Y Ana y Silvia seguramente que igual... Pero no lo se cierto, ahora les preguntaré.
- Muy bien, hasta luego.
- S.A... ¿mi llave?
- ¡Ui! ¡Qué tonta estoy! Toma, Victoria.
- Gracias.
Ciertamente, los exámenes habían salido bien.
Solo que las semanas de antes había sido muy intensas, de malos humores, llantos y agobio; pero al final todo tiene su recompensa.
- S.A., ¿por qué no funciona el ascensor?- Preguntó extrañada Vic.
- ¿No va?
- No...
- Vaya... El timbre tampoco. ¡Se ha ido la luz!- Exclamó S.A. preocupada.
Al segundo, aparecieron en la puerta Aleyt y Carol. Venían de comprar unas cosas. Vic se acercó a abrirles la puerta.
- Se ha ido la luz en toda la calle, venimos de la tienda de aquí detrás y no hay luz tampoco.- Explicó Carol a S.A.
- Bueno ya volverá.
- ¿Qué tal, S.A.?
- Pues ya ves hija, aquí estoy... Me ha dicho Vic que habéis aprobado todas.
- ¡Sí!- exclamó Carol con orgullo.
Igual, a los cinco minutos aparecieron Ana por un lado, y Louise por otro. Y a los siguientes siete minutos Silvia.
Las seis chicas estuvieron un rato allí entreteniendose con S.A. hasta que bajó la Directora.
La Directora explicó que la luz volvería hacia las tres de la tarde. Había un problema en toda la manzana.
Hablando de unas cosas y otras, salió el tema del Camino de Santiago.
Ese año era año Jubileo, y en la residencia todos los años se hacía un tramo del Camino para que las residentes se hiciesen una idea de cómo funcionaba.
- ... Eso está muy bien. Pero a nosotras nos haría ilusión llegar hasta Santiago de Compostela. Siendo año Jacobeo... Estaría mucho mejor que hacer solo un tramo. - Propuso Aleyt a la Directora.
- Bueno no es una mala idea. Habría que ver precios y cuánta gente estaría dispuesta a venir.
- Nosotras nos encargamos de eso.- Dijo Carol.
- Se puede hacer el tramo de Camino que va desde el Monte Do Gozo hasta la catedral. Y allí pasar la noche y volver el domingo.
- Un momento. S.A., déjanos ver ese calendario.
Las chicas se pusieron a discutir sobre la fecha. Tenía que ser en marzo, pues en abril las dos primeras semanas era Semana Santa y la siguiente Aleyt no estaba.
Y así ya se metían en mayo.
El mejor fin de semana y el que eligieron fue el del 27-28 de marzo.
- Bueno hijas, pues haced una lista a ver cuánta gente se apunta, y un cartel con lo que podríamos hacer. Yo mañana os digo precios de albergues y demás
- ¡Qué nos vamos a Santiago!- Gritó Louise. Y justo, volvió la luz.
Marcharon a comer y pusieron la lista en el corcho del comedor. Pero de momento y por un tiempo, solamente estarían sus siete nombres en el papel.
Los ánimos empezaban a derrumbarse.

Por la tarde, Aleyt estaba por el 5º buscando a Carol y se encontró con Sara.
- ¡Aleyt!
- ¡Sara! ¿Te vienes a Santiago?
- Por supuesto. Jajaja. Aunque me da a mí que el viaje va a ser complicado que salga.
- Ya te digo... Pues sería una pena. A mí me encantó Santiago cuando fui el verano pasado.
- ¿Dónde ibas?
- Pues buscando a Carol, que le tengo que devolver su pincho.
- ¿Y qué vas a hacer esta tarde?
- Pues Nacho canta con su coro en el Palacio Santa Cruz. Me apetece ir a verlo, pero no se... Yo sola me da como cosa.- Explicó Aleyt a su amiga.- Por cierto, no te he preguntado, ¿qué tal los exámenes?
- Muy bien, y ya me han dicho que a tí también todo genial.
- Sí...
- Oye si quieres voy contigo a ver a Nacho, no tengo nada que hacer.
- ¿En serio?
- Claro.
Las dos chicas quedaron en verse en el Teatro Calderón a las 20.00.
Sara tenía que ir a un par de sitios antes de nada.
A la hora, se encontraron en el Teatro y fueron caminando por la Antigua hasta Derecho, y de ahí, a la Plaza Santa Cruz.
Se entraba por un lateral del Palacio.
Había algo de cola para coger una invitación. Bueno, mejor dicho, para comprarla.
Aleyt y Sara charlaban animadamente, cuando de repente la chica se puso un poco nerviosa.
- ¿Te pasa algo, Sara?
- No... no.
La voz le temblaba, pero no era porque se encontrase mal.
Aleyt se dio la vuelta intentando dirigir la mirada hacia donde Sara dirigía la suya de vez en cuando, y lo único que vio fue a una persona conocida entre la gente de la cola. Era Pelayo.
Aleyt se acercó a saludarlo, pero Sara no se movió. El chico también se había percatado de la presencia de Sara allí, y le costaba tragar saliva.
- Aleyt... no me encuentro demasiado bien. ¿Te quedas con Pelayo y me voy yo a la resi?
- Pero Sara... Si ya has comprado la entrada. Si no estás bien me voy contigo.
- Bueno... No, no déjalo.
Aleyt estaba extrañada ante el comportamiento de la chica. No le extrañó tanto el hecho de que Pelayo y Sara no se saludasen. Total, sólo se habían visto una vez, o eso creía ella.

El concierto no fue del todo mal. A Aleyt le gustó, y a Nacho le hizo mucha ilusión ver ahí a las dos chicas. Bueno, y a su amigo, sin parar de echar fotos por todas partes.
Al terminar, Pelayo desapareció casi sin decir nada entre la gente de aquel lugar. Sara estaba mucho más tranquila.
Fueron a ver a Nacho y le dieron la enhorabuena. Les había gustado mucho.
Nacho había tenido que hacer un gran esfuerzo, ya que todavía tenía la herida algo reciente y le tiraba. Aún así, estaba satisfecho con la actuación
Se despidió de las chicas, a las que acompañó un poco, y marchó para casa. A las once tenía que trabajar.
Sara y Aleyt fueron en silencio hasta el Hospital Clínico, y ahí ésta rompió el silencio.
- Sara... ¿Qué te pasó cuando estábamos allí?
- Nada Aleyt, simplemente no me encontraba bien.
- Cambiaste de un humor excelente, a unos nervios que casi te da algo. -Aleyt intentaba sonsacarle algo. Sospechaba que tenía que ver con el amigo de Nacho.
- Aleyt... Yo...
Aleyt sabía que le iba a costar contárselo, pero cuando lo hiciese se sentiría mucho mejor.
- Puedes confiar en mí, no voy a decírselo a nadie.
- ¿Ni siquiera a Nacho?
- Ni siquiera a Nacho. Cuéntame.
- Es que... Mira el día de vacaciones de Navidad,..., pasó algo. Extraño. ¿Recuerdas que te dije que me iba a Asturias a casa de mis tíos?
"Asturias". O sea que no se equivocaba. Tenía que ver con Pelayo seguro.
- Sí...
- Bueno pues subí al tren. Era el primero que cogía, y justo a mi lado llevaba a Pelayo sentado, que también iba a casa.
- Ahá, ¿y que más?
- Pues estuvimos hablando. Me dijo que le gustaba la fotografía y... bueno... No se como pero el caso es que quedamos antes de que yo volviese a Aranda para dar un paseo por Oviedo.
- ¡Hala! ¿En serio? ¡¡¡Qué fuerte!!!
- Para anda.
- Perdón. Continúa.
- Yo me siento muy bien con él, Aleyt. Pero creo que me equivoqué. Él no siente nada. Le cogí la mano mientras tomábamos algo... Y me dijo que él no pensaba en esas cosas y tal y cual... No se por qué lo hice. No se si yo siento algo por él.
- Uff... ¡Qué fuerte!... Perdona es que me ha impactado... Pelayo... Tú... Dios mío...
- Jajaja. Venga no te cachondees maja.
- No, no. El caso es que no haceis mala pareja. Pero conociéndoos... Mira según me ha contado Nacho, Pelayo está muy centrado en su carrera y no está interesado en ninguna chica. Es... como decirte... Un espíritu libre... Sí, es una buena definición para Pelayo.
- Me da pena estar así con él. Parece muy buen chico... Pero lo que empezó siendo una bonita historia terminó mal... Como todas las cosas que hago.
- Por favor Sara te he dicho mil veces que no digas eso. Esto te va a pasar una vez, y cien más. No te preocupes. ¿Estás mejor?
- Sí... Mucho mejor. No digas nada por favor.
- Te dije que confiases en mí.

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