miércoles, 19 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

Poco a poco, Valladolid fue vaciándose. En la estación de Campo Grande no cabía ni un alfiler.
Sara caminaba en busca de su tren nerviosa, pues nunca había subido en uno.
Cuando marchaba a casa siempre lo hacía en autobús.
Aquellas vacaciones las iba a pasar el un pequeño pueblo de Asturias, de donde eran sus tíos. Le hacía ilusión volver a verlos, hacía muchos años que no pasaban por Aranda, y ahora que estudiaba en Valladolid, todavía tenía menos oportunidad de estar con ellos.
También llegaría su hermana que estaba terminando la carrera en Dinamarca. Toda la familia de su madre se juntaría allí.
Pensó en ir primero a Aranda, y marchar hacia el norte con sus padres, pero no le dio tiempo.
A lo lejos divisó la vía de su tren, pero todavía quedan 15 minutos para que saliese.
Ya dentro, se sentó en el primer asiento que vio vacío, al lado de la ventanilla. El viaje iba a ser largo, así que sacó su iPod para entetenerse. Le habían dicho que el paisaje asturiano era único, por ello eligió la ventanilla.
El vagón iba llenísimo. Menos mal que fue de las primeras en subir.
Cuando ya salía el tren, alguien se sentó al lado de Sara. Al principio la chica no hizo caso. Giró la cabeza una vez para verle la cara a su acompañante, sin darle mucha importancia. Al segundo, se quedó pensando un momento y volvió a mirar. El chico que la acompañaba era Pelayo, el compañero de piso de Nacho.
Pelayo se quedó mirándola también, sorprendido. Solo la había visto una noche en su casa con Aleyt, Ajo y las demás.
- ¡Hola!- Saludó Sara tan simpática como siempre.
- Hola Sara, ¿qué haces aquí?- Preguntó Pelayo, nervioso.
- Pues nada voy para Asturias a pasar la nochebuena con la familia.
- Ah muy bien, ¿es que eres de allí?
- No no que va, soy de Aranda de Duero, pero mis tíos llevan viviendo en Asturias cinco años y mira, allí nos vamos todos unos días.
- Vaya ¡qué bien!
- ¿Y tú?
- Nada a Oviedo, ya tengo ganas de llegar a casa y salir de Valladolid.
- Ya te queda menos entonces. ¿Qué estudiabas tú?
- Arquitectura. Estoy ya con el proyecto.
- ¡Hala! ¿ya? ¿y qué tal?
- Sí jaja. De momento bien. Bueno no es fácil, pero se lleva bien. Últimamente estoy más tiempo por Oviedo que por Pucela. ¿Y tú? No me acuerdo qué estudiabas...
- Medicina. Pero aún en primero jaja.
- Ah vale. Sí... Te quedan unos cuantos años... jaja.
Pelayo cada vez se iba poniendo más nervioso, pero veía en Sara una persona muy extrovertida y le gustaba hablar con ella.
Aquel viaje pasó volando para él. Se sintió muy a gusto hablando con ella. Charlaron sobre todo, desde la carrera de cada uno hasta la situación de la universidad de Valladolid en aquel momento, sobre el cambio del plan Bolonia, etc., etc.
Sin darse cuenta, estaban ya en la estación de Pola de Lena.
- Vaya... Ya estamos llegando.- Dijo Pelayo para romper el silencio que se había producido entre los dos.
- Sí... Tengo muchas ganas de pisar tierra jaja. Me cansan los viajes tan largos.
- Bueno, el paisaje entretiene.
- Llevan razón cuando dicen que teneis los mejores paisajes del país jaja. Me encantaría llevar la cámara para fotografiarlos.
- ¿Te gusta la fotografía?
- De aficionados. Lo típico... Cámara digital y poco más.
- Vaya... A mí me encanta. Muchas veces salgo solo por Valladolid o por Oviedo a hacer fotos. Me relaja.
- ¿Sí? A ver cuando me enseñas algunas.
- Cuando quieras. En tuenti tengo muchas de ellas.
- ¿Y por qué no expones en algún sitio? Si son buenas...
- No, no... Me da un poco de apuro. Yo hago esas fotografías para mí y porque me gusta.
- Te entiendo...
No sabe como tuvo valor para ello, pero Pelayo invitó a Sara a acompañarle a hacer fotos por Asturias algún día que estuviera ella libre por allí, antes de volver a Aranda. Le recomendó que se pusiera ropa de abrigo, la humedad era insoportable en invierno.
Sara, sorprendida, aceptó la invitación y se dieron los números de teléfono.
Ya estaban llegando a Oviedo, y Pelayo, muy caballeroso, ayudó a Sara a bajar la maleta. Se despidieron y quedaron en llamarse.
El chico iba con el corazón que se le iba a salir del pecho. Nunca había estado tan a gusto con una chica desde que estuvo con Aelo en la residencia. La echaba de menos, siempre habían sido muy amigos.
Pero ahora su mente la ocupaba Sara. Estaba deseando que pasase Nochebuena para llamarla.
Afortunadamente, la chica se le adelantó.

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