viernes, 21 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER III. NAVIDAD.

La Nochebuena en casa de Aleyt transcurrió normalmente. Bueno, quizá ese año había sido más divertida que otros porque estaban todos juntos. No faltó nadie. Incluso su tío que año sí año también trabajaba, aquella noche mágica estuvo con ellos.
La navidad en sí pasó sin ninguna novedad.
Volvió a reencontrarse con un montón de amigos suyos. Sobretodo tenía ganas de ver a Momo, que había sido los dos últimos años de instituto su especie de "ángel de la guarda". Momo era una gran artista. Estudiaba Bellas Artes en Valencia, además de pasar sus ratos libres haciendo abalorios muy originales como broches, anillos, bolsos, etc. Se conocían de toda la vida. Habían ido desde pequeñas juntas a clases de ballet, pero su amistad se forjó en las ferias medievales, donde ambas vendían dichos abalorios. Se habían hecho inseparables.
Aleyt y Momo estaban tomando un café, cuando Aleyt recibió una llamada de Nacho.
- Hola guapa.
- ¡Hola! ¿qué tal? ¡¡Feliz Navidad!! jaja.
- Muy bien, iguualmente ¿y tú?
- Bien, bien. Estoy con Momo tomando un café.
- Ah vale. ¿Te molesto?
- No, no que va.
- Ya les dije a mis padres que quiero irme a pasar la Nochevieja contigo.
- ¿Y qué dicen?
- Que es un poco pronto...
- Ah... Claro sí, es normal...
- Pero voy a ir igualmente. Te lo prometí.
- Jo, me hace mucha ilusión.
- Nos veremos entonces el lunes. Te dejo ya que estes a lo tuyo.
- Vale. Un saludo de parte de Momo.
- Otro para ella y un besazo para tí. Ya te iré avisando para cuando vaya a ir.
- Sí, sí. Ciao. Te quiero.
- Y yo a ti.

Justo en la otra punta del país, alguien recibía otra llamada.
- Hola.. ¿Sara?
- ¡Sí, soy yo! jaja.
- Ah jaja, me sonaba tu voz extraña.
- Es que estoy un poco afónica. Dime.
- ¿Quedamos mañana al final, no?
- Sí, sí. Ya te dije el otro día cuando te llamé que me venía bien porque pasado me voy a Aranda.
- Vale. Que te dejen en la catedral de Oviedo, que voy allí a buscarte.
- Sí, sí. Me llevará mi tía. ¿Sobre las 5 o así no?
- Sí, temprano, que si no se nos hace de noche.
- Jajaja. Perfecto. Hasta mañana.
- Adiós...
Pelayo se notaba nervioso cuando hablaba con ella. No entendía por qué. Sólo había experimentado aquella sensación una vez en su vida. Y mejor hubiera sido no haberla tenido que pasar...

La tarde del día siguiente fue de las mejores que Pelayo había tenido en mucho tiempo. Se encontró con Sara en la fachada principal de la catedral, y fueron recorriendo la ciudad de Oviedo dando un paseo. El tiempo pasó demasiado deprisa.
Pelayo hizo unas fotografías que a Sara le parecieron preciosas, y la enseñó a utilizar una cámara de verdad.
La llevó por lugares que solamente él conocía y que un turista normal sería incapaz de recorrer. Hablaron otra vez sobre muchas cosas relacionadas con la universidad, y Sara escuchaba atenta las explicaciones de Pelayo sobre algunas construcciones que se encontraban, a la vez que cogía su cámara y disparaba un intenso flash ya en el ocaso de la tarde.
Habían andado durante horas, y Sara propuso ir a tomar algo. No sabía que Pelayo era poco de esas cosas, pero él aceptó gustosamente.
Se sentaron uno al lado del otro, y la conversación fluía sin cesar.
Sara no estaba segura, pero... le cogió de la mano. Nunca había hecho algo así, pero se sentía en la necesidad de hacerlo. Pelayo la apartó despacio, y se fue separando un poco de la chica.
- Sara creo que estamos confundiendo las cosas...
- No entiendo...
- Yo... mira yo nunca he estado antes con nadie. Creo que hemos estado evitando este tema todo el tiempo pero yo no busco nada con ninguna chica. Estoy centrado en mi carrera y en mi futuro, luego todo se verá.
- No se qué decirte. A mí tampoco me había pasado esto. Pero mis intenciones no son estas... A lo mejor sí me he equivocado contigo. Me he hecho ilusiones.
- Pues lo siento por ello. No deberías habértelas hecho.
- Tienes razón.
Pelayo invitó a Sara y la acompañó hasta donde había quedado con su tío. No dijeron nada. Sus conversaciones se habían desvanecido. Y fue el adiós más amargo que nunca habían dicho.

El chico fue caminando despacio hacia su casa, pensando que aquello que le dijo a Sara era lo peor que jamás había dicho a nadie. Porque no era lo que él quería decirle en aquel momento, solo que llevaba mucho tiempo pensando así.
Se fijó en un pequeño charco, y consiguió fotografiar una gota de agua que caía de un tejado para unirse con el resto. Igual que esa gota se sentía, hundido en un mundo que había perdido el sentido.

2 comentarios:

  1. Noooooo! ala, no debería haberla apartadoo!! jajaj

    ResponderEliminar
  2. ohhhh jolines que guay!!! Ya sabes que Old News es tuyo. Tengo ya ganas de que llegue el veranito y hacer honor a dichos mercadillos.jajaj. Bueno xati, haber cuando nos vemos que se echan de menos esos cafés. Un besitos de parte de Momo. muak

    ResponderEliminar