jueves, 13 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Ana, Aleyt y Sara se disponían a coger el ascensor para subir a las habitaciones. Mientras esperaban, Sara preguntó curiosa a Aleyt qué había pasado con Nacho. Aleyt se lo contó a sus dos amigas y ambas se alegraron mucho. Se percataron también de que tanto ella como el chico tenían miedo a aquella relación.
Cuando picaron el número de piso y las puertas se disponían a cerrarse, una mano delgada abrió la puerta rápidamente. Era Ofelia. La chica se subió con ellas y les dijo que se pasaran por su habitación, sobre todo dirigiéndose a Aleyt.
Ana se despidió de ellas, puesto que la invadía un cansancio terrible y fue a dormir un rato antes de ponerse a estudiar, cosa que era lo que menos le apetecía en aquel momento.
Sara y Aleyt siguieron a Ofelia hasta su habitación.
- Bueno ¿qué? ¿Es que no me vas a contar lo que pasó con Nacho?- Preguntó Ofe a Aleyt con un tono enfadado y una sonrisa picarona.
- Jajaja, ¡jolín si es que no me dejais tiempo...! Louise igual, me llamó súper molesta porque no le había contado nada... ¡Si aún no estoy asimilando yo!- Se quejó Aleyt con angustia.
- Anda si es coña... jaja. Bueno pero... ¡Cuéntame!
- Uf yo ya me he enterado... Me voy a subir que tengo que hacer cosas. Por cierto, ¿sabemos algo del regalo de BH?- Preguntó Sara.
- De momento no. Tengo que hablar con Ajo y Margarita a ver qué me dicen. Deberíamos de llamar también a Bibi, que, aunque no esté en esta resi, se lleva muy bien con BH.
- Me parece bien. Yo estuve esta mañana con Ajo en el sex shop de aquí detrás mirando alguna chorrada... Y hay que joderse lo que valen los vibradores jajajajajaja.
- ¡Qué pava eres, Aleyt!- Exclamó Sara con un bostezo.-Me voy a dormir la siesta. Os veo en la cena. ¡Ah no!... Llego tarde. Bueno adiós chicas.
- Hasta luego.- Contestaron Aleyt y Ofelia al unísono.
Aleyt creía haberse librado de volver a contar la cita con Nacho, pero no. Ofelia, como casi todas las mujeres, tenía el punto curioso.
- Ale bonica, cuéntame...
- Ai... jajaja. Vale. Pues nada... A ti... ¿te conté lo de la Antigua, la noche crítica, etc.? jaja.
- Sí. También me contaste las dudas entre Xoel y Nacho, al final optaste por el segundo ¿eh? No seguiste mi consejo de "estar" con los dos pero sin llegar a nada con ninguno jaja.
- Ya... No pude evitarlo. Esas dudas ya se pasaron. Ahora tengo otras... Nunca se deja de tenerlas por lo visto... jaja. El caso, quedé con él el martes y nada yo estaba un poco malucha y me llevó hasta Campo Grande. Allí nos sentamos en un banco... ¡Se estaba de bien...! jaja. Nacho no paraba de hablar, bueno y yo que tampoco me callo ni debajo del agua... Por fin se lanzó. Ahí ya nos callamos jajaja.
- Jajajaja muy bien, me alegro.
- Ah, antes de nada nos encontramos a Genaro... Y después otra vez. Espero que no notase el diferente brillo de ojos jajaja.
- Bueno Genaro tonto no es... Además, Nacho se lo habrá contado a todos.
Ofelia realmente se alegraba por su novata, y le preguntó más cosas. Aleyt se sentía confusa. Más que confusa, tenía miedo de fastidiarlo todo, pues se considereba una persona un poco difícil y bastante extraña en el aspecto amoroso, pero como le dijo Ofelia: "si le quieres de verdad, seguro que todo va sobre ruedas." La chica no puede decirse que le quisiera ya a 100%, porque no hacía mucho que se conocían, pero lo que sí sabía era que quería estar con él.

Pasaron los días. Nacho y Aleyt se veían y cada momento que pasaban juntos se enamoraban más y más.
Llegó el puente de todos los Santos, y Aleyt se quedaba sola en Valladolid, pues todas sus amigas volvieron a casa pero ella decidió quedarse.
Aquel día, la pareja iba caminando por la calle Santiago. El día no era demasiado frío y seguían hablando con la misma timidez del principio.
- ... Y nada dentro de poco cantaremos en el Palacio Santa Cruz. Así que si quieres venir...- Nacho invitó a Aleyt a que le viese en una actuación del coro del que era partícipe.
- Vale... Me haría ilusión la verdad. Ya me dirás cuando es.
- Por cierto ¿este puente estás aquí no?
- Sí, no me deja mi señora madre irme... jaja.
- Es que mi amiga Aelo quiere conocerte. Y quiere que yo conozca a su nuevo novio. Aelo estuvo un año saliendo con Genaro, pero no se... se terminó. Y ahora la verdad que se llevan muy bien.
- Ah... bueno no se... Vale.
- He quedado con ellos para cenar los cuatro el sábado.
- ¿Cena de parejitas? No, gracias...
- ¿Lo dices en serio?
- Jajaja, claro que no... Bueno no es que me hagan mucha gracia las cenas de parejas pero no le voy a hacer el feo ni a Aelo, ni a ti. Ya me dirás más.
- Claro jaja.
Nacho acompañó a Aleyt hasta Labouré. Se despidieron y quedaron para verse el día siguiente.
Por el camino, Nacho aprovechó y llamó a Aelo para quedar con ella. Se verían el sábado en casa de Nacho a las 9.

Aleyt se arregló más bien poco, como siempre, y fue para casa de Nacho a ver la película de UP. Al terminar, Aleyt y Nacho se pusieron algo cariñosos, pero alguien les interrumpió. Este tipo de cosas molestaban mucho a Aleyt, pero por esta vez no le dio importancia.
Llamó Genaro a la puerta de la habitación para comunicar que Aelo y Jorge ya estaban allí. A Nacho le faltó tiempo para saltar de la cama e ir a abrazar a su amiga. Aleyt salió poco a poco de la habitación y Nacho los presentó. Se sentaron los cuatro en el salón, además de Ross y Genaro que también se habían quedado ese puente.
Aelo no paraba de hablar sobre su vida, sus cosas, sus trabajos, etc., etc., etc. Aleyt notaba algo en ella que no le gustaba... Además, se dio cuenta de que a todos los que estaban allí se les caía la baba escuchándola. Por fin, Nacho habló. Preguntó que dónde les apetecía ir a cenar. Por "unanimidad" salió elegido un restaurante de comida china que estaba en una calle perpendicular a la calle Santiago.
Aquella noche, los jóvenes de Valladolid estaban celebrando la noche de Halloween. Multitud de universitarios iban con disfraces ridículos dispuestos a llegar al borde del coma etílico.
La cena no fue del todo mal, pero era normal, los que se conocían eran Nacho y Aelo, por lo que eran los amenizadores de la velada. Aleyt y Jorge no dijeron prácticamente nada. Sólo Aleyt y Aelo cruzaron unas palabras que mejor hubiera sido no hacerlo...
- Bueno Aleyt, entonces periodismo ¿no?- Preguntó Aelo sin mucho interés.
- Sí...
- ¿Y qué tal?
- Bueno al principio no sabría decirte, pero se lleva bien. Es bastante curioso. Nacho ya me dijo que tú estás hasta arriba de trabajo.
- Sí, sí. Estoy deseando terminar. ¿Estás en la residencia Labouré, no? Me comentó Nacho que en el grupillo de Ajo y BH...
A Aleyt no le gustó demasiado el tono con que se refirió a sus compañeras.
- Sí, ¿las conoces?
- No mucho. Una amiga mía estaba viviendo en la residencia donde estaban antes ellas y me ha contado que eran para darles de comer aparte. Las echaron de allí.
- ¿En serio?
- Sí, eso me dijeron.
- Bueno... Yo con ellas estoy bien. Me han tratado genial. Sobre todo Ofelia... No se, sí es cierto que tienen cosas que a mí no me parecen bien, como BH con los chicos... En fin.
- Sí, BH con los chicos... Es una suelta. Y Ofelia... pues como todas será un títere de ellas.
Aleyt cada vez estaba más molesta. ¿Cómo podía hacerle esos comentarios sobre sus amigas sin conocerla de nada? ¿Quería que Aleyt le contestase mal? No, Aleyt se contuvo demasiado, y no le dijo nada. Una sonrisa a tiempo siempre abre muchas puertas. Y ese fue su último gesto para cambiar de conversación.
Cuando terminaron, volvieron al piso de Nacho a beber algo y a jugar al party con Ross y Genaro hasta que se hiciese una hora más propicia para salir.
Genaro y Ross fueron los únicos que bebieron. Además, manifestaron lo incómodos que se sentían estando entre dos parejas enamoradas, puesto que Aelo y Jorge no se separaban ni un momento, y Nacho estaba especialmente cariñoso con Aleyt.
Llegó la hora de salir. Por fin. Aleyt suspiró de alivio. No soportaba la tensión de los silencios incómodos que se producían.
Se dirigieron al pub al que a Aleyt le encantaba ir con Louise, pero no tenía ganas de seguir por ahí. Gracias a dios se encontró por la calle con una compañera de clase, Lau, y estuvieron hablando un rato. Eso le subió la moral.
Nacho la acompañó a la residencia, con tan mala suerte de que, como eran pocas, bajaría una monja a abrirles la puerta a todas a la vez a las 04.00 de la mañana. Y todavía eran las 03.30. Nacho se quedó haciéndole compañía y se despidieron después de que una de las hermanas los pillase. La mala suerte era que a Nacho también lo conocían de hacía tiempo.

El lunes, cuando Ofelia volvió de casa, Aleyt bajó a contarle lo que había sucedido con Aelo. Ofelia se enfadó bastante, y le dijo a Aleyt que intentara alejarla de ellos. Aleyt le contestó que ella sí que podía distanciarse de Aelo, pero a Nacho no podía hacerle eso porque a fin de cuentas era su mejor amiga y no tenía derecho a meterse en esa relación amistosa. Simplemente era ella la que no querría saber nada, y se lo diría a Nacho cuando pasara un tiempo. Ofelia pensaba que aquello sería un error, pero que por otra parte estaba bien el tener claro que cada uno tiene su vida. Ofelia estaba convencida de que Aleyt era el punto de unión entre ellas y los chicos del coro, y Aelo intentaría evitarlo para no perder el protagonismo entre los chicos.
Por la tarde, Aleyt le dijo a Carol que solamente iría a la clase de Derecho. No tenía humor para nada porque había discutido con la Directora de la residencia y no se encontraba muy bien. Carol le contestó que ella tampoco iría a las dos primeras, que luego se verían en Derecho.
Aleyt llegó a casa de Nacho. El muchacho estaba solo. Se tumbó en la cama y escuchó a Aleyt, e intentó tranquilizarla. Los dos estaban muy a gusto. Nacho consiguió arrancar una sonrisa de la boca de Aleyt, y ésta le dijo que prefería quedarse con él y no ir a clase. El chico se alegró mucho.
Al poco rato, alguien llamó al timbre. Nacho no tenía idea de quién podía ser. Aleyt oyó una voz fuera de la habitación y distinguió que era la de Aelo, que venía a hacer una visita a Nacho.
Aleyt intentó calmarse, pero sabía que iba a estallar en cualquier momento. Estaba especialmente sensible. Cogió su abrigo, su bolso, y le dijo a Nacho que se iba a clase. El chico se despidió de ella sin darse cuenta de su estado de ánimo. Aleyt salió rápido de allí y llamó a Carol para recogerla en la residencia. Cuando colgó, rompió a llorar.
Carol estaba preocupada por ella. Intentó animarla, pero lo que consiguió que se echara unas risas fue cuando un compañero suyo llegó ebrio a clase e hizo estallar el extintor delante de la profesora de Derecho. La tarde, al final, no terminó tan mal.

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