sábado, 8 de mayo de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Aleyt llegaba de clase algo fatigada. Tenía que ponerse corriendo con Carol a hacer un trabajo que les habían mandado y, como siempre, les quedaba poco tiempo para entregarlo. Todos los días lo mismo... dejaban las cosas para el último momento.
Hicieron aquellas infernales encuestas, sin pasarlas por donde debían como era obvio, y cuando terminaron fueron a tomarse un respiro a la habitación de Ana.
Aleyt se encontraba un poco mal, le dolía la cabeza porque la tarde había sido muy dura, además de haber compartido con Carol una mala experiencia en clase de Angélica Tanarro.
No recordaba haber hecho un ridículo tan grande desde hacía mucho tiempo.
Regresó a su cuarto y encendió el portátil para evadirse en el tuenti, el facebook y el msn. Nada interesante hasta que apareció en la pantalla el famoso "hola" de Nacho, sólo que aquella vez iba acompañado de un "guapa".
Aleyt notó como se ponía colorada poco a poco y le contestó de la forma más graciosa que pudo, aunque volvió a sentirse ridícula... "Vaya día", pensó.
Cogió un CD de The Beatles para relajarse, como hacía siempre, y estuvo largo rato hablando con el muchacho.
Nacho le preguntó que si ya conocía bien la ciudad. Llevaba un mes allí. Aleyt contestó sinceramente, y le dijo que no, aún se perdía entre aquellas calles de la capital castellana. El chico, muy amable, le propuso ir a hacer una ruta por la ciudad y le enseñaría los lugares más emblemáticos y cómo llegar hasta ellos, además de los más secretos y mágicos.
Aleyt, en su nerviosismo, no paró de unir clips a modo de pulsera, a la vez que aceptaba la invitación de Nacho y le prometió regalarle una de las pulseras que andaba haciendo.
Al día siguiente quedaron en casa del cantautor. Aleyt iba nerviosa, pero la mañana fluyó increíblemente bien. Recorrieron Valladolid por Plaza España, vieron la Plaza Mayor, la Catedral, Campo Grande, la estación de tren, Plaza Zorrilla, San Pablo, entraron en diversas iglesias, el Parque de las Moreras y terminaron recorriendo el cauce del Pisuerga. Hablaron de muchas cosas, algunas banales, pero se sentían como pez en el agua juntos. Reían, se conocían y disfrutaban del ambiente de esa ciudad. Cuando iban caminando por un lado del río, Aleyt le regaló a Nacho la pulsera prometida, y pensó que era el regalo más cutre que había hecho nunca, pero en los ojos del chico vio reflejada la ilusión. Y quizá algo más...
Nacho le mostró el lugar que para ella sería el más bonito de Valladolid: la desembocadura del Esgueva. Era un lugar donde se repiraba paz, y a la vez se siente la energía y la fuerza del agua que retumba en los oídos. Aleyt estaba apoyada en la barandilla admirando aquel espectáculo y giró un momento la cabeza. Al encontrarse con los ojos de Nacho se dio cuenta de que algo especial sentía por el chico extraño del pelo largo. Pero no quería ilusionarse... Además, tampoco estaba segura, ya que Ofelia le había contado lo que pasó entre ellos. Demasiada coincidencia sería que en tan poco tiempo se hubiera olvidado de ella y se hubiera enamorado de otra muchacha del mismo lugar...
Regresaron siguiendo a contra corriente el cauce del Esgueva hasta la residencia Labouré. Allí se despidieron fundiéndose en un abrazo de amigos.
Nacho caminó hacia casa y se encontró con Ofelia y Arturo. Cual fue la sorpresa de Ofelia al ver la alegría que desprendía el chico por la pulsera de clips que Aleyt le había regalado. Se dio cuenta de que Nacho estaba empezando a sentir algo por Aleyt, y, mucho mejor, el sentimiento ya era mutuo.
Ofelia se despidió de él con una sonrisa cómplice y corrió a hablar con Aleyt sobre el tema. Días después las cosas estuvieron a punto de torcerse...

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