domingo, 7 de noviembre de 2010

TIRED. CHAPTER XI. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LABOURÉ?


La venganza prolonga y agrava las enemistades. - Joseph Addison.

No se contentaba con divertirse a costa del sufrimiento de las demás, sino que no puede parar de pensar en la siguiente "prueba" a la que someter a las chicas... Se había deshecho de la que menos le importaba, pero... ¿haciendo que la expulsen de la residencia conseguiría su objetivo? Las cosas no le estaban saliendo bien.

Sonó el teléfono, y la conversación terminó con un "todo está controlado."

.............................................................................................................................

Aleyt iba con Nacho paseando por la ciudad, y ya con dolor de cuello. No dejaba de buscar por los balcones, las ventanas o los portales un cartel que pusiese "SE ALQUILA".
Estaba desesperada. Tenía ganas de salir de la residencia, ya no solo por lo de los papeles y por Carol, sino porque le era imposible concentrarse, no podía estudiar bien, y la vida, tan poco independiente, la atosigaba.

Nacho la dejó cerca de la Casa del Estudiante, y se despidieron hasta el día siguiente. Aleyt esperaba a que el semáforo se pusiera verde sin dejar de seguir la silueta del chico, que desaparecía entre la niebla vallisoletana. Se preguntaba si sería capaz de amarle como lo amaba durante toda su vida.
De repente, el sonido de Old time rock and roll de su teléfono móvil la sacó de sus románticos pensamientos: era Carol.

- ...
- No... He llamado a algunos pisos pero no he encontrado ninguno que nos convenga. Son muy caros, o muy grandes, o de inmobiliaria, o...
- ...
- Sí. Oye, estoy llegando a la resi, ahora hablamos ¿vale?
- ...
- Ah vale, vale. Entonces nos vemos en la cena.
-...
- Hasta luego.

................................................................................................................................

- ¿Con quien hablabas?
- Con Aleyt, la chica alta de pelo rizado que tenía la casa en Alicante, ¿te acuerdas?
- Ah sí, la que se acordaba de que Manolito Gafotas era de Carabanchel, como yo jajaja.
- Em... Sí. Bueno, no me acuerdo de eso pero sí jaja.

Llegaron al portal de la casa de Ismael, pero Carol no estaba segura de querer entrar. ¿Qué dirían éstas? Se preguntaba.
Le inquietaba el hecho de tener a Aleyt buscando un piso mientras ella estaba quedando con Ismael, saltándose las clases y preocupándose muy poco por los problemas que estaba teniendo en la residencia. Pero estar con aquel chico la hacía muy feliz. Incluso había conseguido olvidar a Xoel.

- ¿Pasas?
Carol dudó un instante, porque sabía lo que ocurriría si traspasaba aquel portal.
Pero claro, era lo que quería...

.......................................................................................................................

Ana y Sara intentaban estudiar en la sala de estudio del 5º, pero no lograban concentrarse del todo.
- Tengo hambre.- Dijo Sara tocándose la panza mientras miraba a Ana con cara de "¿vamos al office?"
- Yo también. Además, no consigo ni leer tres frases seguidas, llevo media hora con el título del tema jaja.
Ana se levantó y eso dio pie a que Sara sonriera y pudiera calmar las exigencias de su estómago.
Calentaron un par de vasos de leche y sacaron los panecillos con la mermelada.
- ¿Has vuelto a recibir algo?
- No... Pero no se tía, no paro de pensar el lo de Carol y Aleyt. No quiero que se vayan.
- Ni yo, ¿quién pondría la llave ahí?- Preguntó Sara muy bajito, como si supiera que alguien las podía oír.
- No lo se, pero si Carol dice que no la cogió, no la cogió, ¿por qué nos iba a mentir?

A los cinco minutos, Aleyt apareció con Silvia en el office.
Se sentaron a tomar algo con sus amigas y siguieron hablando del monotema.
- Por cierto chicas, tengo que deciros algo...
- Habla- Dijo Louise a Silvia entrando por la puerta del office.
Silvia tragó saliva, porque sabía que lo que iba a decir no sería del agrado de ninguna. Sobre todo de Louise.
- Pues... El otro día le conté a SorAn lo que estaba pasando, pero le dije que no contase nada a la directora, me prometió que no lo iba a decir y que estaría pendien...
- ¡Tú eres retrasada!- Gritó Louise.
- Como todos los de Cantabria, ejem... - Dijo Aleyt en broma para suavizar la situación.
- ¡Exacto Aleyt! ¡Conociendo a esta tía normal que pienses que somos tontos!
- Bueno Louise, no grites. Y no te pases...- Dijo Silvia con voz temblorosa.
- ¡Es que es verdad, joder! ¡Sabes que se meten en todo y vas y se lo sueltas! Es que...
- ¡Vale ya! Si lo ha hecho será porque tiene sus motivos y si le ha dicho que no va a decir nada pues habrá que tragárselo.
- Parece mentira que tú digas eso Aleyt, después de ver como se meten en tu vida. ¿Sabes que por esa confianza que les damos es por lo cual se entrometen en todo?
- Chicas calmaos, aquí lo que tenemos que hacer es pillar a la zorra que nos está gastando la puta bromita.
Vic hizo su entrada en el office. Cortó, tajante, la conversación.
- Anoche vi algo extraño. ¿Recibiste ayer una nota, Louise?
- Sí.- Dijo Louise.
- ¿Ah, sí? ¿Qué ponía? - Preguntó Ana.
- Algo así como que no me iba a ir de rositas después de no se qué... Es como algo surrealista. No entiendo nada.
- Bueno, el caso es que a eso de las 2 de la mañana escuche pasos muy lentos por el pasillo. Yo pensaba que érais alguna de vosotras y abrí la puerta despacio para daros un susto... Pero lo que vi fue a una de las monjas locas de arriba mirando la puerta de Louise. Llevaba algo en la mano. Me dio tan mal rollo que me metí en la habitación y eché la llave.
- ¡¡¡Joder Vic qué miedo!!!- Gritó Ana dando un salto de la silla.
- Yo no duermo- Dijo Silvia poniéndose muy pálida.
- ¿Hacemos una noche de CSI Labouré? jajaja.
- Tú tómatelo a cachondeo, pero yo estoy acojonada.- Admitió Ana.
- Lo digo en serio. Esta noche a mi habitación. Total, mañana es sábado, no hay que madrugar. - Propuso Aleyt.
- ¡Vale! ¡Sí por fa!- Exclamó Silvia.
- Vaya gansada. Yo me voy que pierdo el tren. Ale, hasta el domingo. - Se despidió Louise.

.......................................................................................................

Carol estaba nerviosa. No sabía por qué. Quizá la preocupación por tener que dar una explicación a sus amigas y aguantar que se rieran de ella.
Pero lo que quería sentir eran los besos que Ismael no paraba de dejarle por todo su cuerpo.
Primero empezó por el cuello, luego subió suavemente a los labios, y fue desabrochándole la camisa mientras volvía a bajar.
Era un cúmulo de sensaciones que hacía tiempo que no sentía con tantas ganas.

La fue desnudando poco a poco, delicadamente, algo que sorprendió con creces a la chica. Y ella le pidió que él también lo hiciese. Así que terminaron los dos uniendo sus cuerpos desnudos mientras se besaban alocadamente, centrándose en partes consideradas con hipersensibilidad.
Carol estaba disfrutando muchísimo, estaba latente en ella el deseo de que ese sueño, que parecía inalcanzable, se hiciese realidad. Lo deseó desde el primer momento en que lo conoció, y no se podía creer que las casualidades existiesen. Al menos no de esa forma.

Lo hicieron una y otra vez, y una y otra vez hasta que acabaron agotados.
Bueno, hasta que se rompió la magia.
Supo que el chico estallaba de placer, y no fue porque lo notase, sino porque la última palabra fue "GOL".

Carol no se pudo creer que existiese todavía gente tan... cutre.

.................................................................................................................

Las chicas cenaban la maravillosa pizza de la residencia.
- SorAn no nos quita el ojo, tía. - Dijo Ana mirando a Silvia.
- Ya me he dado cuenta, a mí no para de preguntarme si estoy bien..., ¿qué se supone que tengo que decirle? - Se preguntaba Carol, sin levantar la cabeza del plato y con el cuello cubierto por un pañuelo, ocultando las marcas delatoras.
- Ya os he dicho que lo siento. ¿Vamos a estar en la habitación de Aleyt?
- Joder... Parece que estamos en Halloween y vamos a contar historias de miedo jajaja.- Bromeó Aleyt.
- Pues más o menos... Porque yo estoy acojonada.- Dijo Ana.
- Y yo... Joder, que vi a la loca de la monja allí.- Añadió Vic.
- Bueno, por mí venid... Jajaja.
- ¿Te hemos jodido el polvo del viernes-noche con Nachito?
Aleyt miró a Carol con una cara un tanto agresiva... Y de afirmación a su pregunta.

Terminaron de cenar y subieron a sus habitaciones. Aleyt les dijo que las aguantaría a partir de las 12.
Silvia estaba acojonada, por lo que, como siempre, apareció con su manta en la habitación de Aleyt antes de tiempo.
Más tarde llegaron Sara, Ana y Carol. Vic marchó de fiesta. No le apetecía espiar a monjas locas un viernes por la noche.

A las chicas, conforme avanzaba la noche les parecía absurdo lo que estaban haciendo. De modo que decidieron irse a sus habitaciones.
El reloj marcaba las 3 de la madrugada. Oyeron que alguien llamaba a la puerta y todas empezaron a gritar como niñas asustadas.
Aleyt abrió sigilosamente y se encontró a Vic riéndose de ellas en la puerta, ya había llegado.
- ¿Aún haciendo guardia, pardillas?
- Calla anda, vaya susto, cabronaza.

De pronto, oyeron algo que a todas les puso los pelos de punta. El ascensor que no podían utilizar y que estaba reservado para las monjas ancianas estaba bajando...
Vic entró corriendo a la habitación de Aleyt y todas callaron. Se hizo un silencio absoluto.
Escucharon el temido sonido del ascensor: "piso cinco". Y unos pasos, lentos, se acercaban al pasillo donde estaban las chicas.
Carol abrió la ventana y salió al balcón corriendo, mientras llamaba, histérica, a la habitación de Paulita, la hermana de Ana.
Las demás estaban petrificadas, y el papelito se deslizó por debajo de la puerta. Sara lo cogió, y leyó: "no será suficiente con que te vayas". Se miraron con extrañeza.
- Voy a salir.- Dijo Sara con decisión.

Cuando abrió la puerta, no había nadie, pero el ascensor no se movía y la luz del pasillo estaba apagada. Pero se veía el reflejo de la luz de las escaleras del sexto. Sara salió y corrió escaleras arriba, seguida de Vic y Aleyt.
De repente, oyeron el otro ascensor, del que bajó SorAn, que subía a reñirles por estar armando escándalo.Al verlas correr, las siguió por las escaleras, ordenandoles que parasen.

Las chicas encontraron a la diminuta y anciana hermana, acalorada, andando perdida por el pasillo del sexto. Ellas sólo querían alcanzarla para que les explicara qué estaba pasando. SorAn gritó para intentar detenerlas.
La monja se dio la vuelta, y vio que se acercaban a ella, desde el otro extremo del pasillo. Intentó volver a bajar las escaleras, cuando Sara alargó el brazo para alcanzarla, y, de repente, la pequeña e inocente hermana cayó escaleras abajo.
Un hilito de sangre se deslizó por la nariz de la monja y sus pequeños ojos se cerraron para siempre.
SorAn, Aleyt y Vic se quedaron petrificadas y Sara solo pudo articular un grito ahogado.
Silvia, Ana y Carol se acercaron por el pasillo del 5º, y, al subir, se encontraron aquella sangría y empezaron a gritar.
- Sara... - Dijo Aleyt acercándose a ella.- ¿Qué has hecho?
- Yo... Yo te juro que no la he tocado.

Vic se quedó atrás, viendo como SorAn, entre tanto nerviosismo y ante tal escena, era incapaz de reaccionar.
De repente, Sara se agachó, y, al reflejo de la luz, vio que había de un extremo a otro de la barandilla, unos centímetros más alto del suelo, un hilo transparente, tensado, que fue lo que provocó que la hermana tropezase y cayese de forma tan brutal.

No se explicaban qué estaba ocurriendo allí, pero otra vez ellas serían "las culpables de todo."



2 comentarios: