jueves, 18 de noviembre de 2010

TIRED. CHAPTER XII. EN BUSCA DE LA LUZ.

Parecía que en Labouré las aguas volvían de nuevo a su cauce.
Por supuesto, las chicas no se libraron de una charla de dos horas, en la que sólo habló la directora, siendo interrumpida indefinidas veces por Louise aunque no sirvió de nada.

Aclararon lo ocurrido, ellas no tenían nada que ver en todo este embrollo. Como conclusión, dejaron el tema zanjado, con prohibición de hablar sobre él el resto del tiempo que estuviesen allí.
Todo quedó como un desgraciado accidente del que nunca se volvería a hacer referencia.

Después de que Sor Teté las dejase marchar, llamó a Carol para hablar con ella en privado. No había terminado.

- Por lo visto me equivoqué contigo, Carolina.
Carol la miró, pero no pudo decir ni una palabra.
El caso es que salió del despacho con una actitud entre triste, extraña... y feliz. El caso es que la dire le dijo que podía quedarse en la residencia. No tenía que irse de allí.

Subió rápido al quinto y se lo contó a sus amigas, que estaban en el office comentando la jugada y la situación, a pesar de que lo tenían prohibido.
- Ahora vamos a tener a las putas monjas haciendo guardia por el pasillo todo el santo día.- Comentó Vic, algo alterada.

Carol entró en el office y les dio la noticia. Todas se alegraron mucho.
Bueno, todas excepto Aleyt.
Más tarde, Carol y Aleyt se marcharon a la habitación de esta última, como siempre.
- Yo sí que me voy a ir Carol. Verás, últimamente por mi casa las cosas no van como deberían ir, se van a tomar decisiones que nos van a afectar de forma un poco... No se, supongo que de buena forma a largo plazo, pero empezar va a ser muy difícil. También estoy agobiada con la carrera, aquí hay mucha gente, mucho ruido y mucha distracción. Creo que lo mejor es irme de la resi. También por Nacho. Sacamos tiempo de donde podemos para vernos porque entre que tengo clase por la mañana, él por la tarde y tal, sacamos tiempo de donde no deberíamos y quizá sería mejor olvidarnos el uno del otro durante el día y vernos por las noches ¿sabes?

Carol lo entendió todo perfectamente, al igual que las chicas. Así que, tres días más tarde, Aleyt dejó la residencia Labouré y se marchó a un pequeño piso por el centro, cerca de la taberna de Leyre y del Teatro Calderón.
Su salida de allí le costó más de un disgusto con las monjas, que le dijeron por activa y por pasiva que eso que hacía no era "de un comportamiento cristiano". Afortunadamente, Aleyt no creía en esas chorradas y las veía como unas viejas amargadas, mentirosas y malas. Lo que sí que le fastidió fue que se quedasen con los 530€ del mes de diciembre, que no se los devolvían porque los pagos se hacían cada 3 meses, y ella se había ido en noviembre, de modo que le faltaba un mes para cumplir el pago.

El piso le había costado encontrarlo, y cuando hubo terminado de colocar la última caja, se tiró en el sofá, y echó de menos a las chicas. Mucho de menos.
Se durmió muy entrada la noche, cansada por el llanto y el estrés que acababa de liberar.

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En casa de Nacho, la situación era desbordante. Aquello era como un campamento de verano en el cual estaban más personas de lo habitual: Genaro, Nacho, Nur, Ross, Javi, Monique y Pelayo, que venía a ver la nota de su proyecto de arquitectura.
Como era de esperar, aprobó, y con una nota excelente.

Genaro andaba preocupado por su relación con Lidia. No sabía qué quería, si algo serio, algo menos serio, nada...
Lo que sí sabía es que le encantaba pasar ratos a solas con ella, y ya habían pasado demasiados como para decir que no tenían nada.
Estaba solo en casa, y encontró a Monique en el salón.
- Hola Monique.
- ¡Hola!
- ¿Qué haces?
- Nada, hablar con mis padres por el skype. Hace mucho que no los veo...
- Claro, ¿tienes pensado volver a la France pronto?
- No lo sé. De momento no tengo trabajo, dinero el justo... Ni siquiera puedo irme a un piso y me tenéis aquí...
- ¿Es que estás mal aquí?
- No no, claro que no...
- Pues entonces te quedas ¡Y PUUUUNTO!
Monique sonrió, alegrándose de que todos los hubieran aceptado de aquella forma. Se sentía como "en casa".
- ¿Y tú que tal estás?- Preguntó la chica.
- ¿Yo? No lo sé... No sé ni en qué día vivo.
Monique no le entendió muy bien.
- ¿Qué te pasa?
- Nada, y de todo. Es que no sé que hacer con mi "relación" con Lidia, si seguir adelante, si dejarlo aquí, o que...
- ¿A ti te gusta?
- Sí, pero creo que para algo serio no. O eso creía. El problema es que me estoy pillando por ella.
- ¿Y ella por ti?
- Lo está desde el principio.
- Entonces, ¿cuál es el problema?
Monique le guiñó un ojo.

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Perry y Waka, junto con Carol y Sara, llevaban unos días inquietos.
Las dos novatas, como no les "influía" la decisión de la directora, querían investigar y descubrir qué había pasado con la monja, así que empezaron por hacerse las "hermanitas de la caridad", nunca mejor dicho, y ofrecerse para cuidar algún día a las monjas de la parte de arriba de la residencia.
Al parecer, todas aquellas ancianas tenían problemas mentales. Hablaron con la hermana superiora encargada de todo aquel follón.

Al segundo día que se acercaron por aquel piso, se encontraron con SorP., y, como eran tan inocente, le preguntaron por la monja que falleció.
- Al parecer tenía un trastorno mental producido por esquizofrenia. Dicen que escuchaba voces.

Waka y Perry bajaron corriendo al pasillo del 5º y contaron lo que sabían a las chicas.
- Alguien sabía esto... Y la utilizó- Dijo Vic muy seria.
- Sí, pero ¿quién? Y... ¿Por qué?- Se preguntó Ana.

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Aleyt estaba cenando en compañía de sus amigas de clase, Gabrielle y Laia.
Gabi, como la llamaban sus amigos, era una chica peculiar, con aspecto interesante, de estilo Coco Chanel en sus primeros tiempos y muy responsable.
Aleyt se había fijado en ella desde el primer día. Le causó buenas vibraciones y le recordaba a su amiga Momo en todo. Con el tiempo se hicieron buenas amigas.

Laia era un tema aparte. Era de procedencia mediterránea, como Aleyt, pero más al norte. Concretamente de Barcelona. Había nacido allí, y después se trasladó a Cantabria, donde conoció a Louise y a Silvia. Silvia le habló de Aleyt cuando ésta decidió cambiar a Historia del Arte, y sabía que irían juntas a clase. Desde el primer momento se encontraron muy bien y las tres se hicieron muy amigas, aunque sus ideas eran mucho más radicales que las de las otras dos.

- Bueno chicas, y lo que ocurrió fue que estábamos tan tranquilas y volvimos a recibir una nota, encontramos a la monja toda petada por el pasillo, con una cara de susto alucinante y así, sin más, se calló por las escaleras y se descuernó... Menudo susto.
- Joder vaya movidas.- Dijo Laia.
- Lo que más me sorprende es que había un hilo en la escalera, como si todo estuviese pensado para que ocurriera aquello ¿sabes? ¡Un hilo!
- ¿En serio?- Dijo Gabi abriendo mucho los ojos.
- En serio, lo vi todo.
- Pues entonces a esa monja la volvió loca alguien de la residencia que os quiere putear, y se le ha ido de las manos.
- Entonces quien hizo eso está dentro de la residencia... Y podría volverlo a hacer.

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