martes, 12 de octubre de 2010

TIRED. CHAPTER XI. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LABOURÉ?

"Ante un problema humano, los materialistas analizan la parte fácil, niegan la parte dificil y se van a casa a tomar el té."

Un avión salía del aeropuerto de Milán en un día muy soleado.
Louise y Sara dejaban con pena aquella ciudad de la que guardarían un recuerdo inolvidable.
Habían estado en casa de los tíos de Louise en Novara, con la excusa de ir a un concierto de Zero Assoluto.
- ¿Tú crees que volveremos?- Decía Sara pegando la cara al cristal de la ventanilla.
- ¡Seguro! ¿Lo pasamos bien eh? jajaja.
- Oh sí, y por lo menos este viaje no secuestraron a nadie ni tuviste que volver antes... jajaja.- Bromeó Sara.
- ¡Ya te digo!
- ¿Qué tal con Mario?
- Sin más, Sara... No se... Antes había... ¿magia?- Louise apartó la vista hacia el infinito. Quería a Mario, pero le dolía que no confiase plenamente en ella.
- Se solucionará... Seguro que se solucionará.

Quedaba una hora y media antes de aterrizar en Madrid.

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Nacho se despertó a las 9 un sábado de mañana fría.
El chico empezó a acariciar a su novia, que dormía plácidamente en un colchón en el suelo. La miraba y disfrutaba viendo lo a gusto que estaba, aunque le gustaba todavía más ver sus ojos a la luz del sol o de la lamparita. Pero tenía que despertarla y cumplir el regalo de cumpleaños.
Aleyt emitió un gruñido cuando Nacho le susurró un cariñoso "buenos días" al oído. Abrió sus ojos y lo miró con una sonrisa.
- Vamos... Ya es hora.
- Mmñmmñ... Sí...
El chico no tardó en levantarse, ponerse los vaqueros, una camisa y un jersey. El día estaba lluvioso y gris. "Espero que no nos calemos en Salamanca", pensó mirando por la ventana.
Aleyt hizo lo mismo. Se incorporó tiritando, pero pronto se puso la ropa, más abrigada que el pijama, y se dispuso a desayunar.
Ross y Pelayo ya se habían marchado a casa... Y pronto llegaría el nuevo compañero de piso.

El día en Salamanca transcurrió lo mejor posible. Nacho le mostró los secretos más ocultos de la ciudad. Hablaron, rieron, pasearon y disfrutaron de un día soleado en una encantadora ciudad.
Acabaron agotados.
O no...

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Vic, Carol y Ana aprovecharon el puente y se fueron las tres a casa de Carol. A pesar de que fue en plan relax, hablaron sobre muchas cosas y había algo que a todas preocupaba. Fue algo que dijo Silvia, algo así como que el grupo que formaban se estaba desmembrando.
No era culpa de ninguna de las siete, sino que ahora sí que cada una necesitaba su tiempo a solas, sus ratos de estudio y sus sábados noche tranquilos.
- El otro día hablé con Aleyt... Quiere irse de la residencia. Y lo veo normal. Yo no sé si aguantaría los comentarios que le hacen las monjas.- Explicaba Carol mientras veían una película sin el más mínimo interés.
- Ya... Pero eso es porque Aleyt es tonta... Porque a mí me dicen eso y las mando a la mierda. No se quiere ir porque estamos nosotras.- Dijo Ana.
- No se va a ir. Pero yo creo que lo mejor es que Nacho no vaya por la residencia y así se les olvidará.- Terminó Vic.
- ¡Por cierto! ¿Cómo irán Silvia y Ross? ¿Y el compañero nuevo de piso? ¡¿Estará bueno?!- Gritó Carol.
- Jajaja, dice Aleyt que tiene novia.
- Ay maja... Las novias imponen pero no impiden jajaja.- Bromeó Ana.
- Bueno, de Silvia y Ross no sé nada. Pero yo veo futuro por lo que me contó Aleyt.
- ¿Ah sí?
- Sí. El día que se despidieron, Silvia le dio un beso a Ross y tal. Pero cuando se iban a venir de verdad, Aleyt escuchó decir a Ross "otro de despedida", y agarró a Silvia y le plantó un morreaco... jajaja
- Eso es amor...- Suspiraba Vic.

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Nacho salía de casa casi corriendo. Tenía debut con el nuevo coro en el que estaba en Soria.
Aleyt y Genaro se quedaron en casa, sin hacer nada, como un domingo cualquiera. La tarde transcurrió aburrida... Muy aburrida, y Aleyt estaba molesta porque su novio se había ido dejándola allí y tampoco la"dejó" irse a la residencia. La verdad que eso era lo último que quería...
- Uf... ¿Qué cenamos, Aleyt? - Preguntó Genaro con una voz perezosa.
- No lo se... Jolín, le envié un mensaje a Ofelia para ir a ver su piso pero ni me coge el teléfono, ni nada. Llevo llamándola toda la tarde y nada.
Siguieron un rato en el sofá viendo la tele, cuando sonó el móvil de Aleyt. Era Ofelia invitándolos a cenar a su nueva casa. Tuvieron suerte.
Marcharon hacia el edificio Duque de Lerma, uno de los más altos de Valladolid, justo al lado del río. Cruzaron el puente Mayor y llegaron al gran edificio.
- ¿Qué piso era? - Preguntó Genaro.
- El 19º.
- ¡Joder! Jajaja, ¿subimos andando no?
- Yo creo que mejor corriendo jajaja.
Buscaron la puerta de entrada y subieron.
Allí los esperó Ofelia, en pijama, acompañada de Arturo y una amiga.

La cena se demoró hasta las 00.15 de la noche, porque a la pobre Ofelia no se le hacía el pollo en el horno. Aún así, recompensó la espera con un postre a base de chocolate caliente, helado de vainilla y galletas de Bob Esponja.
El piso era un encanto. Desde él se veía todo Valladolid.
Tenía un recibidor y a partir de él se accedía a las habitaciones: un salón - estudio, una cocina que tenía una cristalera que comunicaba con el salón, un baño completo y una habitación con cama de matrimonio.
- Para vivir en pareja está muy bien.- Dijo Ofelia guiñando un ojo a Arturo.
Hablaron de todo un poco y la noche se hizo amena.
Tan amena que se alargó hasta casi las 03.00 de la madrugada.

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Lo que iba a ser un finde de relax se convirtió en una borrachera de órdago por León.
Las tres chicas regresaban a casa de Carol en un estado entre lamentable y divertido. Sobre todo por las carcajadas que se oían a dos manzanas...
- Bueno chicas... Tengo que contaros algo muyyyyy fuerte....- Dijo Carol con la lengua trabada.
- ¡¡¡Vamos a brindar!!!!
- ¡¡¡No, no!!! ¡Que me ponéis la casa perdida de calimocho!
- A ver, cazurra, ¿qué te pasa? - Dijo Vic intentando mantener los ojos abiertos.
- ¿Os acordáis de Ismael, el tipo de Benidorm?
- ¡¡¡EL CANI!!! - Gritó Ana.
- Sí, sí... Ese.
- Estoy deseando conocer a ese cani para decirle lo grande que es... jajaja.- Dijo Vic.
- Bueno tías, pues está en Valladoliddddd.- Carol no podía ni hablar.- Y ¡me lo tiré!
Lo único que se escuchó fue algo parecido al nuevo tono de móvil que tiene Genaro: un grillo.

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Aleyt y Genaro llegaron a casa comentando la cena. Se lo habían pasado muy bien.
Aleyt le confesó también lo de la carta que Pelayo le había dejado a Sara.
Al entrar, Nacho ya había llegado de Soria y estaba poniéndose el pijama.
- Hola cariño.- Aleyt le dio un beso en la mejilla.
- Hola.
- ¿Has cantado mucho?
- Pues lo que tenía que cantar...
Aleyt lo miró de reojo.
- Joer hijo que rancio, otro día no te pregunto nada.
Aleyt volvió a sacar su "vena molesta" porque Nacho la hubiera dejado sola ese día. Aunque no fue para tanto. Ella exageraba.
Se tumbó en la cama de Nacho, esperando un gesto cariñoso por parte de este. Más que cariñoso... Un gesto que diera pie a algo más...
Pero no fue así.
- ¿Estás poco receptivo?- Le preguntó ella.
- Cansado...
Aleyt sabía de sobra lo que significaba aquello, así que se dejó caer en su colchón. Nacho apagó la luz, y, al momento, empezó a escuchar los sollozos de la chica.
- Aleyt... ¿Estás llorando?
- No... -Dijo con voz entrecortada.
- Joder Aleyt yo no puedo dormir viéndote así... ¿Qué te pasa?
- Nada... Déjalo ¿vale?
Se silenció... Pero Aleyt seguía llorando.
- Es que... Después de estar sola toda la tarde en tu casa... Pensé que tendríamos un momento... no se... ¿pasional?
- Jo Aleyt, estoy cansado...
Pero ella no paraba, y se incorporó. De repente escuchó que Nacho también lloraba... No soportaba hacerle daño a ella, y que llorase por "su culpa"... Le repugnaba. Le pidió que subiera a su cama y la abrazó. Aleyt le pidió que por favor no llorase, que lo sentía... Se disculpó mil veces.
No había motivo para estar llorando.
Estuvieron abrazados un rato largo... A punto de quedarse dormidos juntos.
Y Nacho le susurró algo...: "Quiero hacer el amor contigo".

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