jueves, 21 de octubre de 2010

TIRED. CHAPTER XI. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LABOURÉ?

"Ama y haz lo que quieras".

Las cosas en Labouré empezaban a torcerse. Sobre todo en el tema amoroso.
- No entiendo nada... -Se repetía una y otra vez Carol.
- Ni yo... Ya verás que fin de semana de llantos. - Decía Ana entre calada y calada.
- Y Aleyt se pira... Se podía quedar... Es la más comprensiva con Silvia jaja.
- ¡Anda tía pobre! Solo quieres que se quede para chuparse la lloraera de Silvia por la ruptura con Ross...
- La verdad que no me lo puedo creer. La deja así, ¡hala! tan de repente... ¿pero a este chico que le pasa?
- Pues nada hija, lo que a todos. Encontró a una con la que liarse hasta que se cansó.
- Siempre igual, prefiero estar como estoy.
- ¿Follándote al cani? - Dijo Vic mientras entraba por la puerta de la habitación de Ana.
- ¡Vete a la mierda! Jajaja.
- Es verdad, ¿qué tal está Silvia?
- Llorando... Mucho...
- Joder... ¿Pero ese chico es tonto o qué? Vi el mensaje de Aleyt y me quedé pilladísima.
- Y yo maja. Silvia estaba tan ilusionada... No se. La verdad es que yo pensaba que había futuro...
- Él no lo ha hecho bien... Para nada.- Decía Vic.
- Y... ¿No te has preguntado si esto lo ha hecho porque aún siente algo por tí?- Preguntó Carol, muy seria.

Vic se quedó pensativa.
- Pues... No va a servirle de nada.

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Genaro estaba de los nervios.
Ya no le quedaban uñas por morderse ni rizos que estirar.
Cuando oyó el giro de la llave, saltó de su silla, liándose con los cables del ordenador, y fue al pasillo.
No se equivocaba. Esperaba a Ross para que le contase lo de Silvia.
- ¿Qué tal se lo tomó Silvia ayer?
- Yo creo que bien. Joder... No dices ni hola jaja.
No había terminado la frase cuando Nacho salió de su habitación.
- ¡Hombre Cantautor!- Dijo Genaro.- ¿Dónde vas?
Nacho miró a Ross...
- Pues...- Dudó.- He quedado con Silvia.
Cerró la puerta y ni el ruido sacó a Genaro de su alucine.

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Ofelia y Arturo caminaban lentamente por la rivera del Pisuerga. Entre ellos se había acabado todo... Absolutamente todo.
Hablaban sobre banalidades, se miraban sin la más mínima complicidad, y odiaban no poder salvar ese abismo que se había formado entre ellos.
Arturo habló... Y lo que dijo estremeció a Ofelia, porque sentía que toda la culpa era de ella. Aunque no era así...
- Ofe... Mírame.
Ella tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Esto no es el final... Tú y yo hemos estado muy bien juntos. Pero cuando algo termina empieza algo nuevo. Yo no puedo estar así porque también necesito formar mi vida. No puedo estar esperándote eternamente para que luego no vuelvas. Prefiero tener algo seguro contigo, algo como una amistad. Una bonita amistad. Eres la chica más encantadora y más especial que he conocido, me daría mucha pena que decidieras no querer saber nada de mí por lo que te estoy haciendo. Pero me siento en la necesidad de ser un poco egoísta...

Ofelia lo miró, ladeó una sonrisa y, sin decir nada, cruzó el Puente Mayor.
Arturo siguió su bella silueta hasta que se perdió en la lejanía.
Pero ella no volvió la vista a atrás en ningún momento...

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Mario y Louise no paraban de discutir por el teléfono. Hacía tiempo que se peleaban y que habían perdido la confianza que tenían...
Louise había descubierto un mensaje sospechoso para el que Mario no tenía respuesta. Evitaba el tema y, lo que más dolía, evitaba la verdad.
Estaban intentando arreglar algo que por el momento no tenía solución.
Pero Louise lo quería. Lo quería con toda su alma.
Lo que pasaba es que ya no quería estar más tiempo sometida a las cadenas de un amor y un cariño que a ella la estaba haciendo daño y le comía todo su ser.
Gritó, gritó al teléfono. Estaba harta de los celos de Mario, de sus mentiras y de su tozudez.

Y, con profunda pena, decidieron cortar por lo sano....

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Sara, ajena de momento a todos los acontecimientos, abrió la carta que le había entregado Aleyt. La leyó a la luz tenue de la lamparita de la habitación que apuntaba al techo.
No sabía qué quería decirle Pelayo, pero nada más coger aquel sobre de papel sintió la necesidad de buscarse a ella misma y preguntarse si no habría dejado pasar una oportunidad que nunca jamás volvería.

Y leyó...

Ya son 24 años, que se dice pronto. He aquí el mayor punto de inflexión que tendré en mi vida. Se acabó la carrera, se acabó mi estancia en Valladolid, se acabó el compartir piso, se acabaron los eternos viajes en Alsa, se acabaron los buenos momentos con mis amigos… Llega un fin y arranca un nuevo comienzo que no sé a dónde me llevará. El futuro no es muy alentador, pero habrá que buscarse la vida.

Pero sobre todo, lo que más me duele es que se acabó tu compañía.
Perdóname si te he fallado en algún momento, no soy perfecto, creo que no se amar, y creo que no soy capaz de quererte y darte todo el cariño que mereces.
Lo que sí sé, es que tú llenaste un hueco que no sabía ni que existía... Pero que supe que estaba ahí, latente, el día en que te conocí. No echo de menos nada físico, solo echaré de menos la luz de tus ojos, tus andares graciosos y tu sonrisa. Gracias a ti he conocido un sentimiento nuevo, unas nuevas sensaciones, y algo de experiencia. No sé como será mi vida de vuelta a casa, es un logro haber llegado hasta aquí. He cumplido uno de mis sueños, y te deseo de todo corazón que cumplas los tuyos.
No creo que nunca pueda olvidarme de lo que has significado para mí. Y seguramente que pasará mucho tiempo para que te borre de mi cabeza y pueda dejar un asiento libre a otra persona que me haga por lo menos la mitad de feliz que me has hecho tú el poco tiempo que compartimos juntos.

Lo siento si te ofendo, o te hago llorar. Lo mejor será que ignores esta carta, aunque, conociéndote, seguro que la estás leyendo hasta el final.

Sara, te mereces todo lo mejor. Espero que tú consigas alcanzar alguna de tus metas, como he hecho yo. Quiero que mis palabras te den fuerza para ello.

Pelayo.


Efectivamente, Sara lloró. Y no ignoró la carta.

La guardó en lo más profundo de su corazón.

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Carol llamó a Aleyt. Ésta estaba en casa visitando a su abuela y a su familia.
- Hola chata.
- Te tengo que contar muchas cosas tía...
- ¿Qué pasa? - El corazón de Aleyt se aceleró. No hacía ni cinco minutos que había estado animando a Momo, que acababa de romper con el chico que le había robado el corazón hacia tiempo.
- Malas noticias... Bueno, ya sabes lo de Silvia y Ross.
- Sí...
- Bueno, hay más.
- ¿Qué pasa Carol?
- Mario y Louise lo han dejado, Ofelia y Arturo también...
Aleyt cayó en la cama como un peso muerto. Miraba al infinito.
Carol terminó de contarle toda la historia y, cuando colgó, no pudo evitar pensar en su relación con Nacho.

¿Por qué a todas las personas a las que quería les estaban pasando cosas horribles y ella había podido superarlas?

Sintió miedo, un pánico horrible...

1 comentario:

  1. Muy bonita la ruptura!;) gracias por acordarte, aunque si te soy sincera... ojala hubiese sido así...

    PARA CUANDO UN FIESTORRO EN MI PISO???

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