miércoles, 27 de octubre de 2010

TIRED. CHAPTER XI. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LABOURÉ?

"Dudo que ningún pintor haya interpretado nunca a la mujer de una manera más seductora. El pincel de Renoir, rápido y ligero, les da la gracia, la suavidad, el abandono, hace su carne transparente, colorea sus mejillas y sus labios de un brillante encarnado. Las mujeres de Renoir son hechiceras.

Si os lleváis una de ellas a casa, será la persona a la cual echaréis la última mirada al salir y la primera al entrar. Conquistará un lugar en vuestra vida. Haréis de ella una amante. ¡Pero qué amante! Siempre dulce, alegre, sonriente, sin necesidad de vestidos, ni sombreros, sabiendo prescindir de joyas; ¡la verdadera mujer ideal!".- Théodore Duret.

Un pequeño homenaje a un gran pintor impresionista: Auguste Renoir.

La noche era fría. El cielo estaba despejado y podían verse las estrellas perfectamente. Las luces de la residencia Labouré iban apagándose poco a poco.
Pero una permaneció encendida hasta altas horas de la madrugada.
Ana le daba vueltas y vueltas a una nota que había encontrado bajo la puerta de su habitación.
Rezaba: "Estáis en peligro."
Pero... ¿Quiénes? ¿Ella y su hermana? ¿Ella y las chicas? No sabía qué hacer...
Sus manos temblaban con aquel siniestro papel entre las manos.
Era un trozo de folio partido por la mitad, y las letras estaban escritas a tinta negra y con goterones. Como si hubiese sido escrita con una pluma antigua.
"¡Pero qué chorradas!" "Mañana se lo cuento a las chicas y algo haremos".

Apagó la luz e intentó dormirse.
Pero no lo consiguió.

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A la mañana siguiente, el sol brillaba de otra forma en la cama de Genaro. Se quedó mirando a la chica que lo acompañaba.
Todo comenzó un día normal, en una noche normal. Pero algo de ella le llamó la atención...
Se llamaba Lidia. Vivía en una residencia de estudiantes femenina, y en aquel momento, para Genaro, era la chica más divertida que existía.

Un día, la invitó a su casa para hacer una noche de 3 P: peli, pizza y palomitas. Y la cuarta P la dejarían para otra ocasión.
La cita transcurrió bastante bien, como si fueran los mejores amigos del mundo. Aunque sabían que acabaría siendo algo más.

Y así fue. En ese mismo instante ella dormía plácidamente al lado de Genaro, que se quedó embobado escaneando su cuerpo sin ropa alguna.
Y sonrió. Pero no sabía qué quería decir aquella sensación de bienestar que le producía Lidia. ¿Estaría enamorándose?
"¡Qué chorrada!" pensó, "¿yo? ¿con novia? ¿ahora? ¡No, gracias!"

Lidia emitió un gemido y se despertó. Miró a Genaro con brusquedad, como si no supiera dónde se encontraba. Había dormido estupendamente.
Se dieron un beso de buenos días... Un largo beso.
Un largo beso que acabó en un polvo de buenos días.

Lo que no sabían es que pululando por la casa ya había bastante gente. Javi y Monique estaban desayunando en la cocina, y no sintieron envidia al escucharlos porque ellos se acababan de levantar de hacer lo mismo.
La nueva pareja estaba muy a gusto en el piso de los chicos. Y ellos estaban también encantados, aunque, como era de esperar, echaban de menos a Pelayo.

Ross acababa de llegar de clase, y, al oír los ruidos extraños de la habitación de Genaro, puso cara de circunstancia a sus nuevos compañeros. Como queriéndoles decir que se fueran acostumbrando.

Lo que ya fue el colmo fue cuando se encontraron a Aleyt saliendo de la habitación de Nacho, despeinada, descalza y poniéndose el jersey.

Aquel día estaba siendo de lo más movidito.

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Sara iba tranquilamente hacia el office a hacerse un vaso de leche para merendar. Estaba de estudiar hasta las narices y necesitaba reponer fuerzas.
Su vida por fin había vuelto a la normalidad: con sus padres bien, habiendo superado ya lo de Pelayo y con sus estudios como única preocupación.

- Pst... ¡Sara!
Ana llamaba a su amiga desde su habitación.
Sara se giró y la miró extrañada. Notó a Ana nerviosa.
Entró en la habitación y vio como Ana cerró la puerta con llave a toda prisa.
- ¿Qué te pasa?- Pregunto Sara con relativa preocupación.
- ¿Has visto a alguien ahora o escuchado algo por el pasillo?
- No, ¿por qué? ¿qué te pasa?
- Mira...
Ana le enseñó a Sara el papelito que recibió la noche anterior. Y el que había recibido hacía escasos minutos.
- ¿Qué es esto?
- Alguien que me quiere, o, mejor dicho, nos quiere gastar una broma de mal gusto.
- Bah, no hagas caso.
- Bueno... No quiero darle importancia pero me está poniendo nerviosa. Seguro que ha sido ella...
- ¿Quién es ella?
- La tutti frutti.
- ¿Qué pasa con ella?
- ¿No te has enterado?
- No, cuenta.
- Pues resulta que la muy parda ayer ralló la puerta de una novata y le escribió PUTA en el marco.
- ¡¿Qué dices?! ¿Cómo sabes que ha sido ella?
- ¿Quién si no...?
- Joer no se, cualquiera.
- Algunas novatas del 4º dicen que la vieron. Además, a esa chica dice que la acosa desde hace tiempo. Está loca tía.
- No se... Pero vamos, no hagas caso a estos papeles anda... Y si mandan más pues ya haremos algo. ¿Se lo has dicho a éstas?
- No. Fui a contárselo a Carol y a Aleyt pero...

Ana paró en seco cuando alguien llamó a la puerta de su habitación. Era Carol.
- Mira lo que me han dejado debajo de la puerta.- Carol les enseñó un papel idéntico al primero que recibió Ana. El segundo rezaba: "lo digo en serio."
- No puede ser... - Ana casi se ahoga con el humo del cigarro.
- Voy a ver si en mi habitación han dejado algo.- Comentó Sara, que salió corriendo de la habitación.
- Vamos no me jodas jajaja.- Carol se lo tomaba a cachondeo.
- ¡Chicas!- Sara gritaba al fondo del pasillo.- ¡Yo también tengo mensajería secreta en el buzón Labouré! jajaja.
- A mi esto no me gusta nada.

Ante el revuelo del pasillo, Vic y Silvia salieron de sus habitaciones.
- ¿Qué os pasa?- Preguntó Vic.
- Mira...
Vic se quedó anonadada.
- Pensaba que me lo habíais metido vosotras...
- ¿De qué hablas Vic?- Preguntaba Carol.
- Nada, yo tengo un papelito como ese. Me lo encontré anoche.
- ¡Joder que fuerte jajaja!
- ¿Dónde están Aleyt y Louise? ¿Y a tí Silvia?
- Yo no he recibido nada de eso, ¿qué pone?
Silvia leyó los papeles y se extrañó de que ella no tuviese ninguno.
- Aleyt está en casa de Nacho, no tardará en llegar, y Louise se fue para casa.

Justo, al momento apareció Aleyt.
- ¡Élite! ¿Qué hacéis ahí?
- ¡¡¡¡COOOOOORRRRRREEEEE, AAAABRREEEEE LA PUERTAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! - Gritó Carol abalanzándose sobre ella.
- ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa? ¡Suelta mi llave locaaaaaaa!
Carol empujó a Aleyt y abrió corriendo la puerta de la habitación.
Allí, en el suelo, otra de las sospechosas notas: "Vete de aquí. Estáis en peligro."
Carol la agarró rápido.

- ¿Otra? - Preguntó Vic muy serena a comparación con el nerviosismo general.
- Sí. Vamos dentro.
- ¿Me vais a explicar que está pasando?- Dijo Aleyt con un mosqueo alucinante.

Carol y Ana se lo explicaron y Aleyt se quedó pensativa. No entendía nada.
- ¿Y decís que a Silvia nada? ¿Y que es la Tutti Frutti?
- Sí... Es ella fijo, ¿tú sabes lo de la novata no?
- Sí, sí claro. Pero eso no tiene nada que ver, puede haber sido cualquiera.
- ¿Qué hacemos?
Antes de que pudieran responder, alguien llamaba de forma rápida y fuerte a la puerta de la 514. Era Silvia.

- Chicas, no me digáis cómo, pero me acaban de pasar esto por debajo de la puerta. Abrí corriendo, y no vi a nadie...

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