miércoles, 8 de septiembre de 2010

TIRED. CHAPTER IX. VACACIONES.

"Tranquilo, siempre puedes confiar en una mala persona... Jamás cambia."

La costa de Levante amanecía con un sol radiante y un cielo azul. La primera que se levantó a desayunar fue Ana, y tras ella las demás chicas. Bueno... No todas. Silvia y Carol remoloneaban en las camas haciendo lo imposible por no levantarse.
- ¡Venga que sois como osos!
- Mmmmmm... ¡No!- Dijo Carol dándose la vuelta.
Sara sonrió maliciosamente y comenzó a hacerle cosquillas a Carol hasta que se hubo levantado.
Las cinco amigas desayunaron en el balcón, mirando al mar, y rápidamente para no perder tiempo en bajar a la playa.

El día prometía.

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Ross estaba de los nervios. Odiaba tener que subir en un tren de media distancia y que encima llevase retraso.
Llevaba casi cinco horas allí subido y aún le quedaban otros 30 minutos interminables.
Sus vacaciones estaban siendo cortas pero intensas.
La experiencia de haber ido a hacer el Camino de Santiago le había encantado, y había abierto su mente. Aunque la mayoría del tiempo su pensamiento se desviaba hacia Vic.
Le gustaba... O al menos le había gustado, y si no hubiera pasado lo que pasó, se la habría quitado de la cabeza hace mucho tiempo. Pero no podía. No podía imaginar que Vic pudiera estar sufriendo. La incertidumbre de no saber si estaba bien o mal lo atormentaba, pero no podía hacer nada más. Y esperar...
Siempre esperar.

Pasaron 30 minutos y se notaba dónde estaba. En Oviedo.
El paisaje era inigualable.
Salió del tren y a lo lejos vio entre la multitud un montón de pelo rizado que saltaba gritando: "¡¡¡¡¡¡¡ROOOOOOOOOSSSSSSSSSS!!!!!!!"
Era Genaro.
Los dos amigos se abrazaron, aunque no hacía tanto que se dejaron de ver.
Salieron de la estación y allí los esperaban Pelayo y Aelo.
- ¿Aelo?- Ross se quedó extrañado.
- No es cosa nuestra lo que ocurrió entre Aleyt, Nacho y ella. Es mi amiga... Una de las mejores... No quiero perderla.
- Ya pero... No se... Creo que tienes razón... ¿Y Ágatha?
- ¡Cagu en mi manto! ¿Nos afectan sus problemas? A mí no... Yo quiero seguir como hasta ahora.
Ross se quedó pensativo.
- Anda, invitadme a una sidra.
- ¡Hecho!

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Louise y Mario estaban desesperados. Llevaban dos horas y media esperando en la sala de la Emabajada española en Verona.
Y nadie salía a recibirles.
- ¡Es que no me puedo creer que ese tío ande suelto por ahí!
- A mí también me parece muy extraño... Claro que desde que se llevó a Vic hasta que nos dimos cuenta del secuestro pasaron horas y horas...
- Y se piensan que estamos locos.
- ¿Llamaste a tu madre?
- Sí, pero no me coge el teléfono. Y las chicas estarán zorreando mientras se beben un mojito y no me contestan tampoco...
- Y aquí nadie nos atiende.
- Me parece extraño que después de que se llevase a Vic y no encontrasen nada de ella en los aeropuertos no hayan encontrado información de que este tío anda suelto y que el billete que cogió le traía hasta Italia... ¡Qué ascazo de país!
- Tranquilízate por favor, que me estás poniendo a mí de los nervios.
- ¿Qué hora es?
- Las dos y veinte...
Mario no podía más y se levantó de aquella incómoda banqueta. Seguía sin salir nadie a recibirlos.
Louise, nerviosa, arrugaba y desarrugaba el folleto informativo. Se quedó mirándolo y consiguió entender en el poco italiano que sabía...

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Tras una mañana intensa al sol levantino, las chicas se marcharon a casa a comer algo y a planear lo que sería la noche.
- Tengo una llamada de Louise... Está en Verona y no puede vivir sin nosotras jajaja.- Dijo Aleyt.
- Llámala a ver qué quiere...
- Lo tiene apagado, ya lo intenté antes.

Subieron al apartamento, pusieron el aire acondicionado, la mesa y comieron algo. Al terminar se sentaron todas a ver el programa estrella del año: Tonterías las Justas.
- ¿Qué os parece si vamos esta tarde a Alicante? Bajamos un ratito a la piscina, luego nos duchamos y vamos por Alicante. Aún quedan dos botellas de ron jaja.- Propuso Aleyt.
- A mí me parece bien...- Contestó Silvia.
Las demás asintieron.

Así hicieron. Dejaron todo en la casa excepto la toalla.
Bajaron y la piscina estaba tranquila... No había nadie. Solo el socorrista, con el que intentaron hacer amistad.
- ¿Cómo se llama el socorrista, Aleyt?- Preguntó Carol.
- No lo se...
- Fijo que se llama Patricio. Tiene cara de Patricio- Dijo Silvia haciendo alusión a la imitación de Flo en el programa que acababan de ver.
Todas se echaron a reír...
Sara saltó al agua de cabeza y, de repente, oyó que una voz la llamaba... No por su nombre.
- Oye perdona... No me gusta decir esto, pero en las normas pone que antes de meterse al agua hay que ducharse, ¿vale, chicas?- El socorrista, a pesar de estar haciendo su trabajo, se ruborizó.
Y más se ruborizó Sara.
- ¡Joder Sara! Es que mira que eres...
La pobre Sara tuvo coñitas para rato.

De todas formas, la jugada le vino de perlas a Carol, que, con esa poca vergüenza que la caracteriza, le preguntó...
- ¡Oye, socorrista! ¿Cómo te llamas?
- Víctor.
- ¡Si llega a decir Patricio me muero!
Todas miraron a Silvia intentando contener la risa...
- Bueno...- Cortó Carol el ambiente tenso.- Que... Dinos sitios de fiesta para salir por Alicante.
- ¡Ah! Pues... Yo tampoco conozco mucho pero por Alicante podeis ir al Puerto, o al Barrio... Pero las discos del Barrio cierran pronto.
- ¡Vale! Yo se llegar hasta allí.- Dijo Aleyt.
- ¡Gracias!

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- Bueno Ross, ¿qué tal el verano?- Preguntó Aelo con su sonrisa habitual.
- Bien. El Camino de Santiago fue una experiencia única.- Dio un sorbo a su vaso de sidra.
- Te veo muy apagado, ¿qué te pasa?
- Lleva razón Aelo... ¿Es por...?
- Sí Pelayo, es por Vic.
- ¿Pero que nos pasa con esas chicas? ¡Esto es increíble!- Protestó Genaro.
- Bueno lo de Aleyt y Nacho es normal, llevan casi un año juntos.- De repente Pelayo se dio cuenta de lo imprudente de su comentario estando Aelo delante...
- Sí... ¡Pero tú de Sarita me parece que no te has olvidado...! ¿O vuelves a ser un espíritu libre?
- ¡Exacto!- Exclamó Pelayo, satisfecho.
- Bueno Ross... ¿Qué te preocupa de Vic?- Preguntó Aelo.
- ¿Cómo que qué me preocupa? ¡Llevamos sin saber dónde está más de dos meses!
- ¡Pues estará de vacaciones en su casa, como todos!
- No Aelo... Te equivocas. Verás, Vic está...

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- ¡En Verona mamá! ¡Sí! ¡Haced algo!
- Louise por dios vas a dejar sordo al taxista.
Mario y Louise salieron corriendo de la embajada. En el folleto consiguieron leer que Ariel el fotógrafo daba una conferencia en uno de los salones de la Galería.
Querían verle la cara... Y dar aviso a la policía.
- ¡Mamá tienes que ir a la policía y decirlo! ¡Vic puede estar por aquí!

Mario pagó el taxi corriendo mientras Louise ya estaba saltando el primer tramo de escaleras de la Galería.
- Grace.
Y bajó del taxi.
Recorrieron el labertinto de pasillos y llegaron a la sala. Estaba repleta de gente, y de las paredes colgaban las fotografías de Vic.

No muy tarde, una chica presentó a Ariel, el fotógrafo.

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