viernes, 10 de septiembre de 2010

TIRED. CHAPTER IX. VACACIONES

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte." - Pierre Cornielle.

Aquella noche se lo pasaron de muerte.
Las chicas llegaron a Alicante capital a eso de las 20.00 y decidieron dar una vuelta por el paseo marítimo a pesar del incidente del ron.
Caminaron por el puerto y por el Barrio, la zona juvenil, de tascas y de pubs.
Se sentaron a tomar algo para apagar el calor abrasador y húmedo, y decidir donde cenar. La elección fue muy acertada: el Lizarrán.
- Parece que hay una mesa en ese rincón.- Informó Carol pegando la cara a la cristalera.
- Pues vamos a pillarla porque esto está más que petado.
Y lo consiguieron.
Aquel sitio estaba lleno de gente y los camareros pasaban de un lado para otro rápidamente con las bandejas repletas de suculentos pinchos.
Había un camarero que trató muy bien a las chicas. Era argentino, bajito y con el pelo lleno de rastas... A Aleyt se le caía la baba, literalmente.
- Ai míralo...
- Salida... ¡Pero has visto que pelos lleva!- Replicó Ana.
- Por eso me gusta...
El camarero pasó por su lado y Aleyt no pudo evitarlo. Lo paró y...
- Pero a ver... ¡Tú por qué eres tan bonico! Aiii omáaaaaa.- El chico sonrió simpáticamente.
Todas miraron a Aleyt con cara de extrañeza
- ¿Qué? Es verdad...
- ¡Como una cabra está la loca esta...!- Exclamó Carol siguiendo con el olfato a la bandeja que pasaba de largo.

Terminaron de cenar y volvieron al paseo marítimo a tomar un helado en la chocolatería Valor... Después de aquello empezaría lo bueno...

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En un italiano perfecto, un hombre cruel y psicológicamente deteriorado hablaba sobre su trabajo...
- ... y así empezó mi carrera como fotógrafo. La fotografía como arte sigue estando bajo mi opinión infravalorada, y más bien el trabajo del fotógrafo consiste en eso, en revelarse como un gran artista. Es una forma de ver la vida, una manera de expresar algo que no puede expresarse con palabras. La imágen como lenguaje universal... Y ciertamente no existe otro más universal.
- Está loco... Lo cogería y lo estrangularía...- Susurraba Louise con los ojos desorbitados.
-... Por ejemplo, esta fotografía...
A Louise le dio un vuelco el corazón al ver a su amiga allí reflejada... Esperaba que lo que veía no fuese verdad.
- Y estas siguen sin cogerme el teléfono...
Louise estaba desesperada, no tenía el teléfono de los padres de Vic, su madre no la llamaba... Y pensó algo. Sacó su móvil e hizo una foto al sádico artista con el enorme lienzo de Vic en sus manos... Y tecleó dos números de teléfono.

Mientras estaba en ello, Louise escuchó más alto de lo normal la voz de Mario en un italiano bastante penoso, pero algo entendible...
- No parlo molto bene italiano, ma... io so di spagna...
Ariel tragó saliva de golpe.
- Oh perfecto, ¿de qué revista?
- Sólo soy un aficionado... Admiro su trabajo... y...
Louise estaba patidifusa, y Mario cada vez más nervioso.
- La vas a joder Mario... cállate.- Dijo Louise en un tono que parecía un pensamiento.
- Yo... e... Bueno, me encanta su exposición. Y su modelo... Su modelo es de las mejores que he visto.
Ariel frunció el ceño y le dirigió a Mario una mirada desafiante.
- Así es... Lamentablemente Mónique no me ha podido acompañar... Tiene mucho trabajo... ¡Bueno señores! Y esta será mi última exposición. Hemos terminado.

Y hasta que abandonó el salón no dejó amenazar con unos ojos que destilaban locura a Mario y a Louise.

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El botellón en la playa se hizo eterno...
Ana estaba asustada porque veía una amenaza en los borrachos que gritaban en la playa. Y no pararon de moverse hasta que la última gota de ron cayó en los vasos...
Bueno... No tanto.
- Uf... Vámonos ya de fiesta que me estoy apoyardando...- Dijo Aleyt.
- Vale... ¡Pero qué hacemos con el ron?
- Déjalo ahí que a alguien le harás un favor.
Dicho y hecho, ni cinco segundos tardó un señor harapiento en dirigirse a la botella con los ojos iluminados y destilando felicidad...
- ¡Ya hemos hecho feliz a un viejete!- Exclamó Silvia.
- Anda vamos... En mi vida había visto a tanta gente rara junta.

La noche prometió...
Recorrieron toooodas las discotecas del puerto... Y bebieron... y bebieron... y bebieron mucho ron... Y gastaron, y gastaron mucho dinero...
En una de las discotecas conocieron a dos chicos muy pardos, y fue divertido ver como Sara dejaba palote a todos los tíos que pillaba...
Pero el momentazo de la noche fue en el último pub...
Las chicas estaban bailando a su bola cuando de repente entró un grupo de chicos bastante peculiar al estilo backsteet boys... Y venga a bailar... Era impresionante.
- ¿Y Sara?- Preguntó Silvia.
- Em.. Date la vuelta...- Dijo Ana con cierto tono de vergüenza ajena.
- ¡Hala!- Exclamó Carol casi cayéndose de espaldas...
Y sólo diré que ahí estaba Sara... Arrimándo cebolleta con un negraco espectacular.

- Aleyt ven conmigo que quiero pedirle al Dj la canción de Alejandro.
- Vale.
El Dj estaba un poco alto para que Silvia pudiera decírselo... Y decidió hacer algo muy práctico: subirse a una silla, aunque igualmente seguía sin llegar. Aleyt, con toda su borrachera, vio que se abría una puerta a su lado y asomaba la cabeza del Dj.
- ¡Silvia! ¡Baja! ¡Que está aquí!
- ¡No, no! ¡¡¡Que yo quiero pedirle Alejandro!
- ¡Ya! ¡Pero que el Dj está aquí!
- ¡Ah vale! ¡Espera!
Se bajó de la silla y fue hacia donde estaba el Dj y se volvió a subir a la silla.
El Dj flipaba, y Aleyt no podía contener la risa.

- ¡Oh! ¡Mira que chicos tan guapos! ¡Y cómo bailan! ¡
- ¡Y qué italianos que son! Ohhhh
Y se hizo el tsunami con las babas de Carol y Ana. Y no pararon hasta hacerse una foto con ellos.
- Venga tías vamos a echar el último chupito.- Propuso Aleyt.
Volvieron a la primera discoteca donde estuvieron y aquello ya estaba degenerando...
El camarero las invitó a un chupito y ya decidieron marchar a coger el tranvía hasta casa.
Cuando se disponían a salir, Aleyt notó que alguien la agarraba por el brazo...
- Oye... Es que yo a vos... Os quiero mucho...
Aleyt se quedó flipada...
- Em vale sí, sí. Y yo a ti.
Y el chico argentino se quedó contento.
- Tías, que uno me ha dicho que me quiere. Qué mono.
- ¡Pues deja al canza uzor!- Dijo Carol.
- ¡Que no! ¡Que Nacho es el hombre de su vida!- Exclamó Silvia.
- Dejad el debate, please.

Al llegar a la parada del tranvía esperaron un rato hasta que llegase... Un rato bastante entretenido. Entablaron conversación con un segurata al que Ana pidió fuego para su cigarrito.
- ... Yo es que no puedo con los moros... Dios una vez ahí en el golf un moro se estaba metiendo con una chica y le rompí la porra en las costillas... Aún las está buscando por Marruecos... Porque, chicas, la porra no vale para nada... Yo hay un follón, tiro la porra al aire y echo a correr...
Las chicas escuchaban la divertida explicación del chico, pero a los 5 minutos llegó el tranvía y se marcharon a dormir...

Aleyt creía que estaba soñando, pero estaba viendo aquella foto en la pantalla de su teléfono móvil...

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- ¡Estás tonto o qué?- Louise estaba enfadada.- ¡Sabes que a lo mejor por tu culpa le hace algo a Vic o a nosotros?
- Cálmate Louise, sólo quería ver su reacción.
- ¡Dios es que...! En serio...
- ¿Sabes qué? Que voy a ir a partirle la cara... Hasta que no me diga dónde coño tiene a Vic no lo dejo.
- Anda, anda machito...
Mario notó que alguien le tocaba por detrás.
- Disculpen. ¿Son ustedes quiénes han dado la alarma de que Ariel el fotógrafo está aquí y ha secuestrado a una chica?
- Ya era hora... Sí.- Dijo Mario con mala gana.
- Acabamos de recibir en la embajada una llamada de la polícia española. No teníamos constancia de que ese individuo estuviera en busca y captura.
- Así está el mundo... Son ustedes unos incompetentes y unos pasotas.- Replicó Louise muy enfadada.
- Acompáñennos, por favor. Hemos desplegado policía por todo el edificio... Ese hombre no tiene escapatoria...

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- ¿Qué ves aquí?
- ¿Qué?
- Mira la foto, Genaro... Y dime que esa no es Vic...
- Pues... te diría que sí. ¿De dónde has sacado esto?
- Me la acaba de enviar Louise. No entiendo nada.
- Vaya pintas tiene el tío que sujeta el cuadro...
- Ese tío debe de ser el loco ese que se la llevó... Pero... ¿Dónde coño está Louise? ¿De dónde ha sacado esto?
- Llámala.
- Ya lo he intentado.
- Pues las chicas deben de saber algo. Ahora llamamos a Aleyt.

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Ariel el fotógrafo se despedía de sus días de gloria.
No quería hacerle daño a Vic... No quería...
En su mente se sucedían los gritos de una chica... de... de una niña desesperada.

Andaba por el pasillo de la galería para coger un taxi que lo llevase... ¿A dónde?

Un hombre vestido de negro le perseguía por detrás...
De repente otro por el lado izquierdo...
Y otro por el derecho.
Aquellos estúpidos críos lo habían descubierto...

Pero jamás diría el paradero de Vic... ¡Jamás!

Un trueno rasgó el silencio de la galería. Y Ariel, el fotógrafo, cumplió su promesa.

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