lunes, 26 de abril de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Perdonadme, hoy escribo dos capítulos de Tired. Si aún no os habeis cansado, prometo que os gustarán. ^^

- ¡¿Qué quieres ahora?!
- Ana, tranquilízate, sólo quiero habl...
- ¡Yo no quiero hablar contigNegritao, no me llames!
- Ana por favor, necesito explicarte las cosas...
- A ver... ¿Qué tienes que explicarme?
- No me grites.
- Es lo mínimo que puedo hacer... ¿Por qué me has hecho esto?
- Ana, yo... No se, se que no tengo perdón, pero fue una tontería... Iba borracho, muy mamado... No puedo explicarlo. Joder Ana, te echo de menos... No estamos juntos como antes...
- ¿Me estás diciendo que por haberme venido a estudiar fuera me tienes que engañar con otra tía?
- No es eso...
- Es que lo sabía... Es una zorra... No lo entiendo en serio... ¡Te puso los cuernos tres veces cuando estuviste con ella! ¡Y aún así estando conmigo estabas más con ella...! ¡Y encima me decías a mí que no te gustaba que me fuera sola con Miguel!
- Ana perdoname... Yo te quiero.
- No me jodas... Pues yo no perdono una infidelidad, y tampoco doy segundas oportunidades.
- Ana piensa esto, te juro por lo que más quieras que nunca va a volver a pasar.
- Adiós, no quiero que me llames más. Y a mi hermana tampoco. Ella fue la que me lo dijo, os vio en el Buda.
- Pe... pero... ¿Ana? ¿Estás ahí? ¿Ana?

Ana dejó el teléfono encima del estante. Vibró un par de veces más, pero no lo cogió. Tenía muy claro lo que quería hacer, y no quería volver ni ver a su ex.
Habían estado 1 año y medio juntos. Fueron felices, pero esa felicidad siempre termina por uno u otro lado. Se sentía engañada y lo peor es que lo sabía.
Necesitaba hablar con alguien, pero allí no estaban Isa y Rebeca para contarles nada... Había una persona que quizás la escucharía.
Bajó por las escaleras y llamó a la puerta.
- ¡Hola Ana!
- Hola Carol...
- ¿Estás llorando? ¿Qué te pasa?
- Necesito hablar con alguien... ¿Me acompañas a dar una vuelta?
- Claro que sí mujer. Espera un momento que me lavo los dientes y vamos. Siéntate si puedes.
- Tranquila, espero.
Ambas salieron de la residencia y fueron siguiendo el cauce del Esgueva, y después del Pisuerga hasta llegar a las Moreras. Allí se sentaron y Ana le relató lo que le había pasado.
- Es que... No se como no me di cuenta Carol... Estábamos bien, pero últimamente se iba muchísimo con ella a tomar cañas, a hablar, a todo... Después de haber estado juntos dos años y de que ella lo engañase mil veces.
- Los tíos son así Ana, son como cuervos... Críalos, y te sacarán los ojos.
- Me dijo que no podía aguantar la situación de estar lejos... Pero ¿qué hago?
- Pues que vas a hacer...
- Además, tenía los cojones de decirme que le sentaba mal que me fuese sola con mi mejor amigo a darme una vuelta... Manda narices...
- Jajaja, vaya...
- No se, todo está siendo muy diferente...
- Mira Ana, la vida no se puede planear. Cambiamos, crecemos, y ahora estamos aquí, viviendo en Pucela, conociendo gente y la vida nos ha cambiado a todas. Yo no tenía novio en León, pero tenía otras cosas que también hecho de menos. Seguramente, dentro de un tiempo, cuando vuelva allí de visita, estaré deseando volver allí. Todo va a ir mejor. Tu vida y la mía están aquí ahora y después, pues que venga lo que tenga que venir ¿no?
- Tienes razón, pero es difícil olvidar lo anterior.
- No tienes que olvidarlo, no he dicho eso. Lo que digo es que disfrutes el presente y lo que tienes ahora, mirar para atrás no sirve de nada. Por preocuparte por el pasado las cosas no van a cambiar. Encontrarás a alguien que te quiera más y con el que estarás mejor. ¡Paciencia!
- Gracias Carol.
- De nada tontorrona.
Volvieron para la residencia y se encontraron con Louise, que también iba discutiendo por teléfono con su novio.
- ¿Ves? Todas estamos igual jajaja.
- ¡Qué humor tienes Carol!
- Vamos a picar a Vic y bajamos a cenar.
Aquella noche hubieran dado lo que fuera por una cena en el office.

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