martes, 27 de abril de 2010

TIRED. CHAPTER II. CONOCIÉNDOSE.

Sonó el despertador a las 08.00 de la mañana. Con un gruñido de angustia, Vic se levantó de la cama. El suelo estaba helado. Se preguntó enfadada cuando pensaban encender la calefacción las monjas, aunque estaba acostumbrada a ello.
Fue al baño y se metió en la ducha, mientras repasaba mentalmente números y fórmulas que seguramente tendría que desarrollar en el examen.
Un examen a principio de curso, ¿qué broma de mal gusto era esa? se preguntaba mientras se enjabonaba el pelo. El agua templada la iba sacando de su letargo. Había dormido realmente bien aquella noche. Estaba segura de que aprobaría el examen sin problemas.
Cuando estuvo vestida, se puso las gafas y cogió la carpeta. Al salir de la habitación se encontró con Louise y Ana que también bajaban a desayunar.
- Buenos días chicas.
- Hola Vic- Contestó Ana.
- ¿Qué tal llevas el examen?
Vic sabía que esa iba a ser la primera pregunta de la mañana.
- Pues... Yo creo que sí aprobaré, no es difícil, aunque me jode que tengamos ya examenes a principio de curso.
- Ya te digo maja, yo ya estoy hasta arriba de trabajos e informes.-Explicó Louise.
El olor a pan tostado y a zumo de naranja abría el apetito a cualquiera a aquellas horas de la mañana, sobre todo después de la espantosa cena del día anterior.
Desayunaron en compañía de Sara y de Ofelia, que por enésima vez llegaba tarde a clase.
- ¡¡Suerte Vic!!- Le desearon todas.

Todavía no habían llegado las nieblas a Valladolid, pero el aire frío ya empezaba a colarse en los huesos de los transeúntes. Vic te ajustó la chaqueta y el pañuelo y caminó hacia la parada del bus urbano. La facultad le quedaba a unos cuantos minutos de la residencia.
Mientras esperaba, se oía el ruido de los coches, y los pitidos de los coches, tan típicos dela ciudad de Valladolid como la Semana Santa. Aquella mañana había muchísimo movimiento.
De repente, Vic escuchó los gritos de alguien. Eran de una mujer. Vic giró la cabeza y vio el rostro desencajado de una señora que miraba como su niña pequeña iba directa a la calzada por donde pasaban los coches a toda velocidad. La inocente niña iba detrás de su pelota que se le había escapado.
A Vic le recorrió un sudor frío por la espalda. No sabe cómo, ni por qué, pero soltó sus apuntes y corrió hacia la niña. Después escuchó el sonido de la ambulancia y los llantos de una chiquilla asustada.

- ¿Sí?
- ¿Es la Residencia Labouré?
- Sí, ¿qué quería?
- Soy la doctora Vega, del Hospital Clínico.
- Ah, dígame...
- Mire hermana, esta mañana una de sus residentes a sufrido un accidente, se llama Victoria Sánchez.
- ¡Santo Dios! ¿Qué le ha ocurrido? ¿Es grave?
- No, sólo un golpe en la cabeza y un brazo roto por varias partes. Perdió el conocimiento durante unos minutos. Está en observación. Necesitamos el teléfono de su casa para avisar a sus padres.
- Podemos avisarlos desde aquí. Enseguida irá alguien de la residencia para allá.
- De acuerdo.
- Hasta luego.

La hermana no se dio cuenta de la presencia de Carol en portería. A la joven se le quedó la cara blanca cuando le contó para qué era la llamada. En ese momento entró Aleyt, que regresaba de comprar El Norte de Castilla.
- ¡Leonesa!
- Madre mía Aleyt... ¡Qué movida!
- ¿Qué pasa?- Aleyt notaba a Carol preocupada, extraño en ella.
- ¿Sabes quién es Vic? La chica del 5º bajita con gafas que es de Ponferrada...
- Mmmm, creo que sí, ¿qué le ha pasado?
- Ha tenido un accidente, la atropelló un coche ahí delante de la Casa del Estudiante.
- ¡No jodas!
- Sí tía, yo me voy al hospital a verla...
- Y yo contigo, no la conozco casi pero da igual, jolín que putada.
S.A., Carol y Aleyt fueron al hospital y encontraron a Vic que no se podía mover demasiado.
- ¡Vic!
- ¡Dios, estás hecha un Ecce Hommo! jaja.- Bromeó Carol.
- Pero hija ¿qué te ha pasado?
- No se como lo hice la verdad. Había una niña pequeña jugando con una pelota, se le escapó y un coche iba muy rápido. La iba a atropellar. Escuché a su madre gritar y corrí. Me tiré encima de ella y ya no me acuerdo de más. Rodé por encima de un coche según me han dicho. La niña está bien, solo tiene arañazos en los brazos y piernas.
- Vic... Eres genial.
- No se como reaccioné así.
- Vaya heroína jajaja.
- Bueno tú recupérate pronto hija, que vaya susto nos has dado. Tus padres nos han dicho que llegarán a medio día.
- Sí... Bueno pues nada.
- ¡Tú! Vámonos que a las 16.00 tenemos Tanarro. Luego venimos a verte. Mejórate.
- Vale. Bueno Vic ponte buena pronto.
- Gracias por venir.
- Por cierto, y el examen... no lo has hecho claro.
- Obvio.
- Bueno ¡adiós!
Y salieron comentando la situación.

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