sábado, 19 de junio de 2010

TIRED. CHAPTER VII. TODO SE COMPLICA.

Adoraba esa sensación… llegar temprano a la ribera del Pisuerga y verla tranquila, limpia, silenciosa, notar el frío en su piel y, conforme comenzaba a correr sentir la sangre recorrer todos sus músculos… Ofelia se ató las zapatillas, respiró hondo y comenzó su carrera.

Necesitaba salir todos los días a correr, aunque tan solo fuesen unos veinte minutos, para despejar su mente y organizarse las ideas… algo que necesitaba desde hace unos días.

Desde su encuentro con Manuel algo dentro de ella había cambiado y le inquietaba. Aquella noche loca le encantó, nunca había disfrutado tanto con su cuerpo. ¿Pero cómo? ¿Cómo aquella chica educada en un estricto ambiente patriarcal, en el cual NUNCA se hablaba de sexo y este era visto como un tabú, aquella chica con unos férreos valores católicos, había podido dejarse llevar de aquella manera?

Seguramente el hecho de terminarme media botella de Möet, pesar 49 kilos y no estar acostumbrada a beber había influido… pensó. No obstante, le inquietaba, ¿estaría volviéndose una lujuriosa patológica? Deja de pensar chorradas…

Lo que a Ofelia le sorprendía no era sólo eso, sino su actitud pasada aquella noche. Estaba tranquila y feliz, su conciencia no se inmutaba, al contrario se sentía libre, como si las cadenas que le ataban, se hubiesen roto y por fin le dejasen respirar. Estaba deseando volver a ver a Manuel y repetir aquel encuentro… Realmente, sabía cómo tratar a las chicas, hacerles sentir especiales, se entregaba para que disfrutasen al máximo, y, sin embargo, era un auténtico Don Juan… nunca permitía que ninguna mujer adquiriera confianza con él, y eso hacía que cualquiera que fuese un poco enamoradiza, cayese en un círculo vicioso y enfermizo para conseguir su atención y cuidados, esa atención desmesurada, que hacía de Manuel un hombre irresistible, sin contar con lo bien que olía o su enorme… sonrisa.

Mientras que esperaba en el andén, a que el tren procedente de Hendaya apareciese a lo lejos, Nacho no paraba de pensar en Aleyt. No sabía cómo iba a dirigirse a ella, repasaba mentalmente una y otra vez qué decir cuando la viese. Comenzaba el discurso una y otra vez, y una y otra vez se arrepentía, no le gustaba. Quizá, si le dijese que realmente él no quería, si le dijese que todo había sido un error, si le dijese… en su mente infinidad de excusas se repetían una y otra vez.

El ave paró y las puertas se abrieron, absorto en sus pensamientos Nacho subió al vagón, lo recorrió y se dejo caer en el asiento. ¿Cómo podía haber sucedido? Estiró las piernas.

Fue culpa de Aelo, sí, fue ella, ella fue la que se abalanzó contra mí y sin darme tiempo a reaccionar me besó…Dos chicos de unos diecisiete años se sentaron detrás de él.

No seas injusto Nacho, pensó inmediatamente, no te engañes para limpiar tu conciencia, no cargues a Aelo con la responsabilidad de algo que hicisteis los dos… Tú, tampoco te apartaste y eso no es justo… Nacho seguía sin entenderlo, ¿cómo me pudo suceder? Si quiero a Aleyt más que a nada en el mundo… Es cierto que Aelo es una de mis mejores amigas pero… yo no soy así, no me dejo llevar por simples instintos básicos, y Aelo la verdad es, que no era para tanto, ella no era como Aleyt.

Miró por la ventana observando el pinar a lo lejos y como los campos de Castilla aparecían frente a sus ojos, aún le quedaban 4 horas de viaje por delante… cuatro horas para pensar cómo presentarse frente a Aleyt y pedirle perdón.

La verdad es, que con Manuel todo era fácil y cómodo en la cama... no le importó cuando con su lengua recorría todo su cuerpo lentamente mientras le acariciaba suavemente… Tampoco le molestó cuando la empotraba una y otra vez contra la pared, mientras le susurraba al oído lo mucho que le gustaba escuchar sus gemidos o cómo la mantenía en el aire con sus fuertes y musculosos brazos, mientras no paraba de lamer sus pechos. Según recordaba aquellos momentos, escenas de ambos cuerpos desnudos le venían a la mente…

El pitido del Polar sacó a Ofelia de sus pensamientos, éste le indicaba que las pulsaciones pasaban de 185, o había aumentado la frecuencia de la zancada o su mente le estaba jugando una mala pasada. Giró a la izquierda y cruzó el puente colgante.

Aleyt… suspiró su nombre. El ave redujo su velocidad y poco a poco entraba en Madrid. Nacho se recostó sobre su asiento y sin quererlo escuchó la conversación de los dos jóvenes pasajeros que llevaba detrás, una pareja de unos diecisiete años que recién terminada la prueba de acceso a la universidad, se iban a Alicante a pasar unos días en la playa. ¡Qué tiempos! recordó. Aún podía sentir en su estómago los nervios previos al entrar en el aula de derecho penal, con su DNI en mano, preparado para hacer el examen de filosofía, nada más ni nada menos que cinco años atrás… Nacho pensó en todo el cambio que había dado su vida y reflexionó sobre su estado actual, ¿realmente su vida llevaba el rumbo que él quería? ¿Era él el dueño de su destino? ¿O se estaba dejando llevar? De repente en su cabeza apareció intensamente Aleyt, su sonrisa cariñosa, sus abrazos efusivos, sus miradas tiernas, SÚ Aleyt sincera… y, Nacho sufrió.

Le dolía, le dolía tanto pensar que había herido a una de las personas que más quería en este mundo, se puso en su lugar y sintió el dolor que Aleyt estaría experimentando en ese momento, Oh Dios! No soportaba la idea de que pudiera llorar por su culpa… él, que se prometió protegerla y consolarla frente a todo lo que le amenazase, ahora era, la causa de su desgracia… se sentía insignificante y miserable, por hacerle sentir mal…y Nacho lloró.

Faltaban 2 kilómetros para la residencia y Ofelia comenzó a pensar en Arturo. Estaba asombradísima con su reacción, porque aunque quería a Arturo por encima de todo no consideraba que pudiese importarle, sin embargo no quería que se enterase. Cobarde… pensó. Tienes miedo a que si se entera se enfade contigo y puedas perder a uno de los mejores chicos que existen en la tierra… le decía su mente ¡mentira! Tienes miedo a que te juzgue, a que no sepa comprender algo que tú ves natural, tienes miedo a que lo que tú representas no le guste… Al fin y al cabo perdonar una “infidelidad” lo hace todo el mundo, lo que no se puede hacer es cambiar la forma de percibirlo… Ofelia se asustó.

Lo que para ella había sido un simple experimento vital, conocerse, saber cómo iba a actuar frente a esa situación, aprender cosas nuevas sobre alguien con muchísima experiencia, algo totalmente natural, aceptable y incluso necesario para aprender en estas edades, para Arturo era totalmente repudiable… El problema es algo mucho mayor que una simple infidelidad…Es un problema de base, en la forma de pensar, nuestra filosofía de vida.

Esto tendremos que hablarlo. Y comenzó a bordear la rivera del Esgueva.

Tras quince largos minutos de un llanto silencioso y arrepentido, Nacho lo comprendió todo. No tenía que seguir buscando formas de excusar su comportamiento, lo hizo mal y lo sabía, también sabía que no se iba a volver a repetir nunca porque él no pensaba así. Nacho decidió presentarse ante Aleyt tal y cómo él era, sin tapujos, con la verdad por delante y decidido a soportar todo lo que le viniese encima. Nacho se irguió en su asiento y miró por la ventana. La Gineta… faltan siete kilómetros para Albacete, lugar dónde después de una manzanilla, cogería un autobús hacia Almansa. Ya faltaba poco, ya quedaba menos tiempo y camino para ver a su querida Aleyt, sin embargo, a diferencia de su situación al comienzo del viaje, Nacho ahora estaba tranquilo, se sentía decidido y valiente, estaba deseando ver a Aleyt…

El ordenador avisó a Vic de que un mensaje llegaba a su bandeja de entrada del Badoo, una red social que acababa de hacerse para conocer gente nueva, la verdad es que había sido una tontería infundida por las locuras del grupo, pero como a veces se aburría no le había parecido mal. Vic miró el mensaje, y divertida se sonrió al comprobar que era su nuevo amigo Ariel, por fin alguien que no quería ni “follar” ni “liarse sin compromiso”, Badoo es la típica red social en la cual la gente sólo busca eso, o al menos esa fama tenía…

Ariel era un artista fracasado gay de unos 47 años que trabajaba de camarero en un bar con bastante fama en Valladolid, Ariel estaba empeñado en resurgir en el mundo artístico y para ello estaba preparando una exposición de fotos, Vic, se había interesado por él y ahora Ariel estaba empeñadísimo en quedar con ella y hacer de ella su “modelo” y “musa”, la verdad es, que a Vic eso le hacía mucha gracia y en el fondo le agradaba, nunca nadie le había tomado por una modelo… ella consideraba que no estaba mal, pero ¿una modelo?

En el mensaje Ariel le pedía que se acercase a su “estudio”, que realmente era una habitación alquilada en una de las casas del Pasaje Gutierrez, a eso de las 5 para hacerle una sesión de fotos. La verdad es que le daba algo de reparo y no se atrevía, no conocía a Ariel de nada, solo del Badoo, ¿y si le estaba engañando?

Respiró hondo, se dejo llevar y ¿qué coño? ACEPTÓ…


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Hoy artista invitado: Tess

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